Editoriales > ANÁLISIS

El daño de la coacción

Corre por ahí un chiste viejo que dice que cuando los periodistas no tienen noticia que dar, recurren a la educación, que siempre da mucho para la crítica.

Corre por ahí un chiste viejo que dice que cuando los periodistas no tienen noticia que dar, recurren a la educación, que siempre da mucho para la crítica. Ojala fuera cierto y la educación como tema de crítica fuera sólo una muletilla. La realidad, la lamentable realidad, es que la educación actual es un rotundo fracaso en todo el planeta, salvo las honrosas excepciones que vienen a confirmar la regla y que son ejemplos no seguidos.

‘Pa´que’ no haya sentimientos cercanos, los reflectores están enfocados hoy en las fallas del sistema educativo estadounidense, puesto en escena por el tiroteo ocurrido en una escuela de Florida, con saldo de 17 jovencitos muertos y varios heridos. Cabe señalar que no sólo está en cuestión el método formativo, sino todo el régimen en su conjunto. Un régimen basado en la coacción como forma de vida, en el que las armas juegan importante papel y se asumen como los instrumentos de defensa que no son.

El daño de la coacción

Todo el sistema padece los efectos de la gran contradicción que se genera a partir de que una cosa es el decir y otra el hacer, sin que se haya enfocado el quehacer docente de las nuevas generaciones en la congruencia, de tal suerte que lo que se dice se lleve a cabo en la práctica. Si las armas son para la defensa, entonces tienen que respetarse las reglas, claras y precisas, que regulan su venta, su posesión y, desde luego, su uso.

Quizá como en ningún otro lugar, en los Estados Unidos se observa el fenómeno social de la incongruencia en la aplicación de la ley. Se establece una norma, como el control de la velocidad de los automóviles en las calles y carreteras y, de inmediato, salen al mercados todo tipo de aparatos y equipos, no para regular la rapidez de movimiento; sino para evitar que los oficiales de tránsito o los radares puedan detectar las faltas.

Se penaliza la piraterías, pero se ofrecen en el mercado libre todo tipo de equipos para la copia y falsificación de bienes y servicios que son sujetos de propiedad intelectual. En aras de la libertad individual, cuando la ley pone candados, se permite que en el mercado libre se vendan las llaves que los abrirán. Las organizaciones confesionales y sociales tienden a la difusión de la fuerza moral como el camino para una vida plena, fructífera y feliz; pero, en los medios cibernéticos se fomenta el egoísmo y la disputa.

Ahora, con la tragedia de Florida, el presidente Donald Trump, cercano a la poderosa Asociación Nacional del Rifle, ha manifestado que respalda la posibilidad de mejorar el sistema federal de supervisión de antecedentes de aquellos ciudadanos que pretendan comprar armas, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, quien agregó que además, crearía una serie de incentivos para que los estados también lo hagan, llenando un vacío que permitió comprar armas a gente con malos antecedentes.

Como es sabido, el derecho a tener armas de fuego está consagrado en la Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense y los ciudadanos no lo discuten; pero, las encuestas del Pew Research reflejan que más de la mitad de la sociedad sí está de acuerdo de incorporar cambios regulatorios que restrinjan el acceso en algunos casos.

En estos momentos, el planteamientos es que: “La verdad es esta: no habría habido ningún trágico miércoles cuando ocurrieron los disparos en Parkland, Florida, si un joven con problemas no hubiera podido tener en sus manos en un rifle de asalto de tipo militar y tantas municiones como quisiera.  Mucha gente sabía que Nikolas Cruz demostraba una conducta agitada, violenta e irresponsable, y que estaba a punto de estallar; sin embargo, nada le impidió adquirir el arma que presuntamente utilizó para matar a 17 estudiantes y profesores de la Marjory Stoneman Douglas High School”.

Y quizá vaya más allá, cuando se cuestione el sistema educativo coactivo, y se pueda proponer uno que sea promotor de los valores que hacen del ser humano el ser superior.