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El ridículo con los migrantes

Desde los albores de la humanidad se sabe que: “El hombre propone, Dios dispone…. Llega el diablo y todo lo descompone”. Diablo que ha recibido muchos nombres para destacar la naturaleza de su tarea. En los días que corren, la función no determinó el nombre, sino el título; así, el diablo Luis Videgaray fue secretario de Hacienda e hizo talco la economía y de Relaciones Exteriores, para hacer el ridículo con los migrantes.

A pocos días de concluir, Videgaray ha escuchado en su cara los reclamos de un pueblo ofendido y lastimado, que sufrirá por muchos años los estragos de su obra predadora. Durante su comparecencia en la Cámara alta, el senador independiente Emilio Álvarez Icaza le espetó con el dedo flamígero en ristre que: “Si hay un primer corresponsable del daño de esta administración, usted es esa persona, señor Secretario. Usted es una de las más acabadas expresiones de una cúpula gubernamental caracterizada por la corrupción, la desmesura, la indignidad dentro y fuera de México”, a lo que el aludido puso su cara de palo, sin poder responder nada a los señalamientos de uno que sabe.

El ridículo con los migrantes

Como secretario de Hacienda endeudó irresponsablemente al país con el cuento del nuevo milagro mexicano; convirtió los pasivos de Pemex y la CFE en deuda pública para librar a los nuevos dueños de los compromisos que por ley les corresponden; modificó los criterios de medición de los indicadores económicos para evitar que reflejaran la realidad y, en cambio, dieran a la prensa cifras alegres pero fantasiosas.

Pero, el mal mayor lo ha hecho desde la cancillería, en donde ha jugado un papel de Celestina y tapadera. Durante la reunión con Mike Pompeo, secretario de Estado de los Estados Unidos, dijo que: “La caravana migrante que salió de Honduras y busca llegar a EU, es un reto que México enfrenta; pero, lo hará con gran soberanía, respetando los derechos humanos, particularmente a las personas más vulnerables; por ello el martes el gobierno de México solicitó la acción de la ONU para atender la caravana migrante”.

Es difícil saber qué quiso decir el canciller con eso de gran soberanía; pero, en lo que no hay lugar a dudas es en lo referente al respeto a los derechos humanos de los migrantes; esos seres humanos que han abandonado sus hogares y sus familias para escapar de la violencia y la miseria y que han venido a caer a otro infierno creado por el diablo vestido de aprendiz de diplomático, que sigue atrapado en su sueño guajiro.

Este diablo que debe dejar de lamerse la cola para dar una explicación clara, precisa y concisa acerca de las denuncias presentadas ante la Fiscalía General del Estado de Puebla por voceros de la caravana de migrantes, asegurando que un grupo de 65 menores de edad y 7 mujeres fue secuestrado la noche del 3 de noviembre en las inmediaciones de Tierra Blanca, Ver., de los que no se han vuelto a tener noticias.

La puntada de que quienes han ingresado a territorio nacional deben solicitar la condición de refugiados, no pasa de ser otra de las tonterías del susodicho; pues, para el efecto, deben presentar pasaporte, una fotografía, probar legal estancia en el país y presentar los documentos que acrediten alguno de los siguientes supuestos: a) Arraigo b) Solvencia económica c) Estudios hasta por una temporalidad de 180 días.

Ante la falta de congruencia del gobierno mexicano, se ha manifestado con mayor ímpetu la solidaridad de las comunidades asentadas en la frontera del sur de los Estados Unidos, donde, en las pasadas elecciones, de los nueve distritos, de cuatro Estados que colindan con México, ocho han elegido a legisladores demócratas para la Cámara de Representantes, dando una contundente negativa a la convocatoria del presidente Trump de sellar la fronteras y colocar un muro a todo lo largo de la línea divisoria binacional.

Si el diablo lee o no, allá él. Pero, no puede soslayarse el hecho de que en el párrafo segundo del Artículo 2 de la Ley de Migración vigente, dice que: “Son principios en los que debe sustentarse la política migratoria del Estado mexicano los siguientes: Respeto irrestricto de los derechos humanos de los migrantes, nacionales y extranjeros, sea cual fuere su origen, nacionalidad, género, etnia, edad y situación migratoria, con especial atención a grupos vulnerables como menores de edad, mujeres, indígenas, adolescentes y personas de la tercera edad, así como a víctimas del delito. En ningún caso una situación migratoria irregular preconfigurará por sí misma la comisión de un delito ni se prejuzgará la comisión de ilícitos por parte de un migrante por el hecho de encontrarse en condición no documentada.

Congruencia de manera que el Estado mexicano garantice la vigencia de los derechos que reclama para sus connacionales en el exterior, en la admisión, ingreso, permanencia, tránsito, deportación y retorno asistido de extranjeros en su territorio. Enfoque integral acorde con la complejidad de la movilidad internacional de personas, que atienda las diversas manifestaciones de migración en México como país de origen, tránsito, destino y retorno de migrantes, considerando sus causas estructurales y sus consecuencias inmediatas y futuras…”.

Pos, sí; pero…