Editoriales

El otro México

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 12 OCTUBRE 2016
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El otro México

Hoy hace 48 años que se inauguraron los Juegos Olímpicos de México 68, aceptados como los más relevantes que se habían realizado hasta esa fecha, con las particularidad de que fueron los primeros organizados por un país del Tercer Mundo, que resultó muy afectado por los intentos de desestabilización de las potencias que se disputaban la hegemonía mundial a través de la Guerra Fría, cuyo final fue la Matanza de Tlatelolco.

Desde el inicio mismo de la justa mundial, las Olimpiadas de México marcaron rumbos nuevos en el olimpismo. Ese 12 de octubre, la joven corredora mexicana Enriqueta Basilio fue la primera mujer en llevar la antorcha olímpica para encender el pebetero. 100,000 espectadores que abarrotaron el Estadio Olímpico, presenciaron cómo la atleta recibió la tea de manos de un cadete del Heroico Colegio Militar y corrió por la pista en medio de una cerrada ovasión para ascender la escalinata y encender la llama olímpica.

La tecnología de punta también se puso de manifiesto durante estas olimpiadas. Fueron las primeras en ser trasmitidas, vía satélite y en tiempo real, a todos los confines del planeta; también fueron las primeras en que las pruebas de velocidad se cronometraron de manera electrónica, con nuevos dispositivos, como las cámaras cronográficas y los paneles de contacto, con lo que se obtuvo una mayor precisión en cuanto a los tiempos.

Otra de las novedades que distingue a las olimpiadas de México, es que, además de las justas deportivas se realizó la Olimpiada Cultural que fue inaugurada el 19 de enero de 1968 en el Palacio de Bellas Artes con el Ballet de los Cinco Continentes. 97 países participaron en este movimiento cultural incluyó muestras de todas las artes y también ciencias, como la espacial, la genética y la biología; la aplicación de la energía nuclear y exposiciones importantes como la Internacional de Artesanado, de Filatelia Olímpica, las Ciencias Espaciales, la Historia y Arte Olímpicos y Sedes del Deporte y la Cultura.

Quizá lo más relevante del programa cultural fue la ceremonia que marcó la llegada de la antorcha olímpica a Teotihuacán, reviviendo el ritual del Fuego Nuevo, espectáculo de luz y sonido en el que los faros, las antorchas y los fuegos artificiales dieron un halo mágico a las evoluciones de los danzantes. Esculturas de los más relevantes artistas del mundo se colocaron en la Avenida Periférico para integrar la Ruta de la Amistad. En la Plaza Mayor de la ciudad de México, se escenificó un enorme espectáculo gimnástico en que 19 mil jóvenes participaron frente al Palacio Nacional, sobre una alfombra de flores de 50 metros de largo, en colores amarillo, rosa, azul y blanco, mientras enormes globos portando el logotipo México 68 eran lanzados al aire y millares de voces infantiles proclamaban el mensaje olímpico: “Un ideal, la paz; una patria, el mundo”.

El informe oficial, señala que: “Fue la Primera Olimpíada en la que participaron más de 20 países africanos. Durante la Olimpíada de México se estableció por primera vez el control de dopaje, y se dio la primera descalificación del pentatleta sueco Hans Gunnar Liljenwal, quién resultó positivo al alcohol. Las dos Alemanias concurrieron con delegaciones separadas, con la misma bandera y la novena sinfonía de Beethoven como himno común. Se batieron 22 récords mundiales en atletismo. Bob Beamon (EUA) estableció un nuevo récord en salto de longitud de 8.90 metros que se mantuvo vigente durante 23 años; el de relevo de 4X400 del equipo nacional de EUA se mantuvo más de 22 años y el de 400 metros planos de Lee Evans por casi 20 años. En los 100 metros planos, por primera vez se corrió en menos de 10 segundos: Jim Hines lo hizo en 9” 95/100. México ganó por primera vez 9 medallas en una sola edición olímpica. 

La medalla más celebrada fue la de Felipe Muñoz Capamas, campeón olímpico en 200 metros pecho en natación, pues derrotó a los favoritos Vladimir Kosinsky de la URSS y Brian Job de los EUA. En la ceremonia de premiación, los afroamericanos Tommie Smith y John Carlos, ganadores de Oro y Bronce en los 200 metros planos, alzaron el puño cerrado, enfundado en un guante negro y bajaron la cabeza cuando sonó el himno de su país, en apoyo al movimiento Black Power; protestando por la segregación racial que se vivía en EUA”.

Ese, era otro México.


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