Editoriales

El origen de la violencia

  • Por: FORTINO CISNEROS CALZADA
  • 07 OCTUBRE 2015
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El origen de la violencia

El origen de la violencia es diverso y ha variado a lo largo del devenir histórico de la humanidad; pero, quizá es en esta época cuando ha llegado a la máxima vinculación con la miseria, la ignorancia y el abandono, productos netos de la excesiva acumulación de la riqueza en lo que se ha denominado neoliberalismo o capitalismo salvaje, montado sobre el brioso corcel de la globalización, como se llama a la expansión de mercados.

En un texto de la Secretaría de Gobernación sobre el origen de la violencia, se dice que: “Si efectivamente la violencia tiene su componente hereditario o genético y que se manifiesta como instinto de sobrevivencia, también habremos de reconocer su componente cultural. Las conductas violentas o sus distintas manifestaciones se aprenden, y muchas de ellas, en el seno de la familia. Si al encuentro con la violencia desde temprana edad le agregamos la influencia de los medios masivos de comunicación y del cine y los videos que promueven constantemente modelos de personas violentas, entenderemos las razones por las cuales la violencia ha llegado a ser parte de la vida cotidiana de muchas personas”. Violencia dentro y fuera del hogar.

Luego, reconoce que: “Los factores económicos en la generación de la violencia no son menos importantes. Como se sabe, desde hace varias décadas que vivimos una crisis económica en nuestro país, con ella se ha incrementado de manera importante el desempleo y se ha disminuido el poder adquisitivo de muchas familias. El estrés por la falta de recursos económicos, el abuso del alcohol y la drogadicción, asociados comúnmente con la pobreza, pudieran estar también relacionados con la violencia en la población joven y adulta de México”. El modelo económico ha resultado pernicioso.

La Secretaría de Gobernación acepta que la violencia tiene orígenes diversos, con alto énfasis en la pobreza generada por la injusta distribución de la riqueza que genera el binomio de capital y trabajo; pero, no ha sido capaz de diseñar políticas que atenúen los efectos del capitalismo salvaje en la sociedad mexicana, cada vez más polarizada entre unos pocos ricos, inmensamente ricos, y muchos millones que no tienen qué comer.

Aunque Gandhi afirmó que en la naturaleza la desigualdad es omnipresente, éste axioma no puede aplicarse en cuanto a la política, cuyo principio y fin debe ser la igualdad de las personas ante la ley y la igualdad de oportunidades en el desarrollo personal. Pero, viene a resultar que, con el capitalismo salvaje, la desigualdad es un medio de presión por el cual los miembros de las altos estratos sociales impiden que las personas que están en las esferas bajas puedan subir para mejorar su posición social, política, económica, cultural, educativa y laboral. ¡Personas, no; consumidores, si!

La polarización del sistema político-económico es la culminación de los procesos que llevan al pico neoliberal, desde el cual se inicia la curva decadente. Los magnates y los políticos se hacen uno para garantizar que los sectores más vulnerables de la sociedad no puedan ascender en la escala de los negocios o de la política, imponiendo trabas insalvables escondidas en leyes absurdas que se crean mediante el mito democrático.

Históricamente, el hambre de los pueblos afectados por el desigual reparto del fruto del trabajo, hace caer el binomio plutocrático. La repetición de este fenómenos, se ha fijado en ciclos de alrededor de los cien años (México 1810, 1910, 2010), lo que ha llevado a afirmar que la historia es cíclica. Los empeños por el retorno de la justicia social enunciada como meta de gobierno en la Constitución del 17, no han tenido el resultado esperado porque persiste la tendencia a la acumulación de la riqueza y la atroz pobreza.

Si no se corrigen las fallas y se acepta la desigualdad inducida como el principal causal de la violencia, adoptando políticas públicas que protejan a la gente de carne y hueso y sometan al capitán anónimo, serán las propias fuerzas sociales las que busquen justicia. 

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