El legado de Genaro Estrada

Uno de los momentos estelares de México, fue la declaración de la Doctrina Estrada el 27 de septiembre de 1930, dada a conocer por el secretario de relaciones exteriores Genaro Estrada a los representantes diplomáticos de México en Sudamérica a fin de que sirviera de guía ante los cambios políticos que en esa región se estaban dando, además de fincar a México ante la negativa de reconocimiento a los gobiernos revolucionarios.

Genaro Estrada Félix nació en la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, 2 de junio de 1887, hoy hace 129 años; pero, su obra diplomática y humanista sigue siendo un faro de luz en las tinieblas por la que transita el México de hoy. Como canciller, fijó una posición clara de México ante la Sociedad de Naciones, el antecedente más remoto de la Organización de las Naciones Unidas, que se creo al término de la Primera Guerra Mundial. Fue preciso.

Fue preciso cuando estableció su posición a favor del derecho internacional, el principio de no intervención y del derecho de autodeterminación de los pueblos. México siempre apoyó el principio de resolución pacífica de diferendos internacionales, y rechazó el uso de la fuerza en las relaciones entre las naciones. Por ello, el país obtuvo un importante prestigio internacional. En cuanto a la relación son sus vecinos de la América Latina y del Caribe, México regresó a las Conferencias Panamericanas, de las que había sido anteriormente excluida debido a la falta de reconocimiento por parte de Estados Unidos.

La parte medular del texto de la Ley Estrada, que posteriormente sería adoptada por la Sociedad de Naciones como Doctrina Estrada, señala que: “El gobierno de México no otorga reconocimiento porque considera que esta práctica es denigrante, ya que a más de herir la soberanía de las otras naciones, coloca a éstas en el caso de que sus asuntos interiores pueden ser calificados en cualquier sentido por otros gobiernos, quienes, de hecho, asumen una actitud de crítica al decidir favorable o desfavorablemente sobre la capacidad legal de regímenes extranjeros. El gobierno mexicano sólo se limita a mantener o retirar, cuando lo crea procedente, a sus agentes diplomáticos, sin calificar precipitadamente, ni a posteriori, el derecho de las naciones para aceptar, mantener o sustituir a sus gobiernos o autoridades”. Desde luego, no a todos gustaron estas ideas.

Genaro Estrada inició su vida profesional como periodista en su terruño, para irse posteriormente a la Ciudad de México, en 1912, donde impartió clases como profesor en la Escuela Nacional Preparatoria. Fundó la efímera revista Argos y continuó su labor periodística colaborando para la Revista de Revistas, lo máximo en aquella época. Fue, también, secretario general de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. Fue profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México. Miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua y uno de los miembros fundadores de la Academia Mexicana de la Historia, 12 de 1919 a 1937. Publicó una novela, Pero Galín (1926), y cuatro libros más de poesía satírica y política. Murió en la Ciudad de México el 29 de septiembre de 1937. En 1973 fue declarado Hijo predilecto de Sinaloa. Sus restos fueron llevados a la Rotonda de las Personas Ilustres en 1977. El 24 de octubre de 1996 su nombre fue inscrito en letras de oro en la Cámara de Diputados del Congreso.

En los días que corren, cuando une cerrada plutocracia parece engullir al mundo y los gobiernos parecen incapaces de defender a sus naciones, podría decirse que la Doctrina Estrada es una reafirmación del derecho de legación que tienen los todos los países.

Esta doctrina se sustenta en principios de validez universal, principalmente el de la libre determinación de los pueblos y el de la no-intervención, principios imprescindibles para una convivencia de respeto mutuo y de total cooperación entre las naciones de planeta.

Genera Estrada y su valioso legado la Doctrina Estrada, tienen que preservarse, como una parte importante de la Constitución y de la notable historia humanista de este país.