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El avión presidencial

Siempre se ha dicho que ante la desgracia, los griegos hacen una tragedia, los argentinos un tango y los mexicanos un chiste. Así está ocurriendo con respecto del avión presidencial que compró el becario de ingrata memoria diciendo que pago 750 millones de dólares por un aparato que en su momento tenía un costo de entre 158 millones y 174 millones de dólares, por tratarse de uno de los prototipos de prueba de la empresa aeronáutica Boeing, que sacó un modelo más avanzado antes de entregar su N787ZA-6

Necesario es señalar que cuando la empresa aeronáutica estadounidense anunció su nuevo avión, más ligero, con mayor autonomía de vuelo y con medidas de seguridad extremas, aún en caso de accidente, las aerolíneas le solicitaron paquetes que iban hasta las 50 aeronaves a largo plazo; pero, una vez terminado el primer prototipo surgieron graves problemas que fueron retrasando la terminación y entrega de las éstas. El principal problema fue la debilidad del fuselaje, hecho con nuevas aleaciones.

El avión presidencial

Para corregir las fallas, se implementó un programa de prueba de vuelo que comprendió seis aviones, ZA001 a ZA006, cuatro con motores Rolls-Royce Trent 1000 y dos con motores GE GEnx-1B64. El 28 de marzo de 2010, el 787 completó la última prueba de carga de ala, que requiere que las alas de un avión completamente ensamblado se carguen al 150% de la carga límite de su diseño y se mantengan durante 3 segundos. Las alas se flexionaron aproximadamente 7,6 m hacia arriba durante la prueba. Fue hasta el 10 de noviembre de 2010 que los ejecutivos de Boeing suspendieron las pruebas de vuelo.

Con un retraso de casi dos años, fueron entregados los primeros aparatos, menos el que compró el gobierno de México, pues, hubo que hacerle adaptaciones para hacerlo tan lujoso que se dijo en su tiempo que un aparato de esos no lo tenía ni Obama. Según nota publicada en El Mañana, la adquisición de la aeronave, catalogada como un auténtico ‘búnker aéreo’, con un valor de 750 millones de dólares, fue aprobada por el gobierno calderonista. Sólo hay un prototipo del nuevo Boeing 787, lo que lo convierte en un avión único en el mundo y así el gobierno mexicano será el primer usuario.

“De acuerdo con el proyecto de compra, que se dio a conocer el pasado lunes 23 (de julio del 2012), inicialmente la aeronave sería comprada y utilizada por la Secretaría de la Defensa Nacional, pero la dependencia aclaró que el avión sería para uso del Presidente de la República. Sin embargo, esta última determinación estará sujeta a la decisión del nuevo inquilino de Los Pinos, a partir del 1 de diciembre próximo. La justificación de la Sedena para adquirir la nueva nave es por ‘seguridad nacional’, toda vez que ya son tres los secretarios que han fallecido en distintos accidentes aéreos. Además del costo del avión, se prevé un gasto de mil 170 millones 378 mil por concepto de mantenimiento. El proyecto presentado por la Sedena ante la Secretaría de Hacienda, señala que el arrendamiento financiero para realizar la compra, incluye pagos anuales durante 25 años para un pago total de 9 mil 840 millones 132 mil pesos”. Ahora se sabe que fue una nave de prueba cuyo valor de mercado era muchísimo más bajo. 

¿Hicieron tonto al gobierno de México, o alguien se pasó de listo? La realidad es que en este momento no hay quien quiera comprar un aparato de tal naturaleza que, además, por el simple hecho de estar parado genera elevados costos de mantenimiento. La papa caliente la ha agarrado con pinzas la actual administración y está haciendo lo conducente, esto es, buscar una salida airosa a uno de los mas graves problemas heredados de las administraciones irresponsables. Quizá lo mejor es dejar pasar en tiempo.

Para remate, Boeing ya está fabricado nuevas versiones del 787-8 y ya están volando los 787-9 y están por hacerlo los 787-10. Ante el avance de la industria de la aviación, no hay muchas alternativas. Así lo explicó el presidente a los magnates del país y así lo entendieron y por ello están dispuestos a cooperar.

A cooperar para que este país que les ha dado tanto, tenga un respiro a fin de recuperarse de la borrachera del poder y del dinero de las administraciones recientes,en que todo fue simulación, despilfarro y juerga. Quizá es tiempo que el resto de los aborígenes asuman su responsabilidad por la apatía que mostraron durante tanto desaguisados y ayuden a encontrar una salida para resolver el conflicto del avión de prueba comprado como una nave de super lujo para que se paseara por el mundo el presidente.

Si no supieron defender como ciudadanos el patrimonio nacional, que ahora ayuden a pagar la deuda.