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Despacio, que voy de prisa

Se atribuyen a Napoleón Bonaparte las palabras del título, en las que se echa de ver la necesidad de andarse con tiento en cuanto a lo que se percibe en lo inmediato a fin de poder captar lo que se encuentra detrás. Los acuerdos en el Senado para dar licencia al gobernador-senador y la incorporación de cinco diputados verdes a Morena en la Cámara baja, son jugadas cuestionables horita; pero, habrá que esperar para entender.

Ganar una elección con un respaldo mayoritario, que incluye el triunfo en las cámaras del Congreso, avalado por el reconocimiento de las instancias judiciales concurrentes, bajo la promesa de hacer realidad la Cuarta Transformación de la República, es a la luz de la ciencia política, un acontecimiento de la mayor trascendencia que responde a las necesidades de la nación mexicana y anhelos de la mayoría de los pueblos de la Tierra.

Despacio, que  voy de prisa

Sí; pero, del dicho al hecho hay mucho trecho; en tanto que se acomodan las calabazas al paso de la carreta, habrá de correr mucho agua debajo del puente. Quienes se verán afectados por la racionalización del gasto público y los programas de austeridad del nuevo gobierno, que tomará posesión el primero de diciembre, están haciendo ya sus apuestas para sacar raja, como siempre han hecho al echar su recua de mulas a retozar.

Las manifestaciones estudiantiles y las agresiones sufridas de parte de grupos porriles perfectamente identificados, son otro de los flancos que se abre para crear un clima de inestabilidad que en mucho recuerda los del 68, cuando se creó el marco adecuado para el deterioro del sistema político mexicano y la llegada de las hordas neoliberales; por ello, es importante no atender los gritos de las jaurías que claman a la rijosidad.

Los ciudadanos votaron, las instituciones hicieron efectivo el sufragio; los elegidos han manifestado su voluntad de llevar adelante las propuestas de campaña para que los mexicanos puedan recuperar lo que les fue arrebatado por las mafias del poder en la noche oscura del capitalismo salvaje amparado desde las instancias oficiales por la cobija de la complicidad; pero, la tarea no será fácil ni los magnates soltarán prenda.

El hecho de que el grupo de porros que agredió a los estudiantes que se manifestaban hayan sido ubicados desde su salida, durante el recorrido y luego identificados en sus acciones, y que uno de ello confesara que fueron contratados por gente de muy arriba y que, demás, advirtiera que esos eventos eran sólo el comienzo, dan mucho de qué hablar y más de qué temer. Significa que la gresca fue simple y llana una advertencia.

Que en los días por venir se verán más acciones cuya finalidad será sembrar pavor y confusión entre la gente, algo así como lo que ya sucedió en regímenes pasados en que se llegó a decir que “estábamos mejor con los otros”, desde luego, sin que existiera la más remota posibilidad de que ello fuera cierto. De ahí la necesidad de ir con pies de plomo en el empeño de ver y juzgar lo que está ocurriendo; que nada pasa por que sí.

Quizá sería bueno recordar las palabras de ese viejo y entendido político que es don Pepe Múgica, cuya película biográfica está a punto de rodarse: “Creo que hay que respaldar a ese Gobierno, que intenta resolver el problema. México pone los muertos y la lana va por otro lado. Vaya papel. Pediría que tengan paciencia y que acompañen al Gobierno. El Gobierno no puede hacer magia, pero creo que México ha tenido una reacción, está buscando la salida. Ojalá que no pierdan la oportunidad”. Ojalá que no.

Si el comienzo se antoja difícil y hay quien busca complicarlo, más será en la medida que se avance, como ocurrió ayer, cuando la fracción parlamentaria de Morena en el Senado presentó una iniciativa de reforma a la Ley de Aguas Nacionales, para revertir cualquiera proceso encaminado a la privatización del servicio de agua potable.