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‘Comes y te vas’

Hoy, hace exactamente trece años que el presidente Vicente Fox habló por teléfono con el presidente Fidel Castro para pedirle que no asistiera a la Cumbre extraordinaria de los Jefes de Estado y de Gobierno del Continente Americano que se efectuó en Monterrey

Hoy, hace exactamente trece años que el presidente Vicente Fox habló por teléfono con el presidente Fidel Castro para pedirle que no asistiera a la Cumbre extraordinaria de los Jefes de Estado y de Gobierno del Continente Americano que se efectuó en Monterrey, Nuevo León, durante los días 12 y 13 de enero de 2004. Dijo Fox que las relaciones con Estados Unidos y Canadá no eran buenas y quería acercarse al presidente George Bush. 

A lo más que accedió Fox fue a permitir que el presidente de Cuba y una de las figuras más importantes en la historia de la segunda mitad del siglo XX, asistiera a la comida oficial, después de lo cual debía marcharse para no echar a perder la digestión del presidente de los Estados Unidos de América, con el cual tenía la intención de tratar asuntos de la mayor importancia, como ampliar la integración comercial y energética.

‘Comes y te vas’

Como siempre sucede, las conclusiones de la cumbre fueron pobres e intrascendentes. Pero, ahí se fijaron las bases para una reunión posterior entre Fox y Bush, durante la cual, a cambio de la promesa de una reforma migratoria, el mandatario mexicano acordó abrir la industria del oro negro a los inversionistas del lado americano. Al respecto, la senado priísta por Tamaulipas, Laura Alicia Garza Galindo, aseguró que en la reunión que se llevó a cabo en Waco, Texas: “En 20 minutos con el mandatario estadunidense arregló la entrega sin condiciones de los energéticos que hay en el subsuelo mexicano”.

Además, dijo que propondría al Senado de la República una iniciativa para que exhorte al presidente Fox para que explique a plenitud qué fue lo que pacto con sus homologo de los Estados Unidos, ya que: “presume de haber arreglado todo con él,  y ya tenemos la experiencia de su afán entreguista”. Agregó que: “Desde la Cámara de Senadores se frenó el intento de privatizar Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad, pero de manera soterrada el gobierno federal ha seguido con la entrega de contratos para explotar gas natural o para que empresas privadas, sobre todo extranjeras, puedan generar y comercializar el fluido eléctrico”. Desde luego que no ocurrió nada.

Lo interesante de la historia es que demuestra cómo los últimos gobiernos de México han estado a la disposición de los mandatos de Washington, que, sin ningún recato, ha manifestado siempre su interés por reanudar la explotación de los recursos naturales en el subsuelo del Anáhuac, que les fueron canceladas por dos presidente excepcionales y muy patriotas: Lázaro Cárdenas del Río, en 1938 y Adolfo López Mateos, en 1960, cuando dijo don Adolfo con énfasis: “Sólo un traidor entrega su país a los extranjeros”.

En todos los casos, como el del becario de ingrata memoria, que fue impedido por el PRI que quería para sí la posibilidad de asociarse con los capitalistas extranjeros, y, luego los propios tricolores, se ha esgrimido como argumento que con la inversión de la iniciativa privada, nacional o extranjera, los aborígenes entrarían a una etapa de jauja, de progreso, bienestar y desarrollo, o como se ha puesto de moda decir: de prosperidad.

Vicente Fox fue la gran esperanza de los mexicanos cuando prometió aplastar con sus botas a las víboras prietas y a las tepocatas, con las cuales se alió en poco tiempo. El mismo se compara con el presidente Francisco I. Madero, lo que no deja de ser otra de sus grandes barrabasadas. La coincidencia es que ambos dejaron intacto el aparato de gobierno que combatieron. Pero, Madero resultó una víctima y Fox es un victimario.

Asesinó la democracia al imponer al becario de ingrata memoria y, peor aún, jactarse de ello; asesinó las esperanza de un pueblo que creyó en sus embustes, como el de: “Me comprometo a promover reformas legales y constitucionales que acoten las facultades del Presidente de la República; garanticen la autonomía y el equilibrio entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial; y hagan realidad el federalismo y el municipio libre”. 

Asesinó la soberanía nacional al ponerse a los pies de Bush, y pactar la entrega del país.