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Bolero y guaracha

El siglo XX se engalanó con la música popular de grandes compositores que esperan ansiosamente sucedáneos que hagan latir el corazón, ilusionar la fantasía y ennoblecer los pensamientos. Ya aquí se ha hablado de las féminas que hicieron canciones universales, entre las que está la más grabada en español Bésame Mucho, de Consuelito Velázquez. Este día, se cumplen 125 años del nacimiento de Pedro Flores Córdova, en la bullanguera aldea de en Naguabo, en Puerto Rico.

"Perdón, Vida de mi vida/ perdón, si es que te he faltado/ perdón, cariñito amado/ ángel adorado,/ dame tu perdón".

Bolero y guaracha

Precisamente, su origen portorriqueño lo acercó a esta frontera, donde cultivó grandes amistades, especialmente la de Rafael Hernández, ambos entre los máximos exponentes del bolero y la guaracha en la historia musical del continente americano y el Caribe. Pedro Flores le cantó a la mujer y a su patria, con casi mil composiciones, muchas de ellas, aun inéditas. No había función de cine en la segunda centuria del siglo pasado en que no se escuchara, como preludio, Amor Perdido, generalmente en la voz de María Luisa Landín, cantante también asidua a estos rumbos.

"Jamás habrá quien separé/ amor de tu amor y el mío/ porque si adorarte ansío/ es el que amor mío,/ pide tu perdón".

Pedro Flores y Rafael Hernández se conocieron en Nueva York, donde se dieron cita los más importantes exponentes de la canción romántica del continente, incluyendo a Los Panchos, que grabaron varios de sus éxitos importantes. Flores, a diferencia de Hernández, no tenía formación musical, pues había ocupado su juventud en incursionar con algún éxito en el beisbol, siguiendo la tradición de su pueblo; sin embargo, se dejó llevar por el ambiente de la época y logro el éxito.

"Si tú sabes que te quiero/ con todo el corazón/ con todo el corazón/ con todo el corazón".

La amistad de Flores con Hernández fue cercana, pero no faltó el componente competitivo. Cada artista trabajó para producir la mejor y más popular canción. De hecho, Hernández sentía cierta envidia por la belleza de Sin Bandera de Flores. Eso llevó a que Hernández escribiera su famosa canción Preciosa, un buen tributo a su amistosa rivalidad con Flores, quien inspiró su esfuerzo. La rivalidad llevó a Flores a formar una banda para competir con el Trío Borinquen de Hernández. A su vez, Hernández acusó a Flores de componer una ráfaga de canciones en solo una semana, incluyendo éxitos memorables, tales como Sueño de Amor, Quejas del alma y Abandono.

"Que tu eres la esperanza/ de mi única ilusión/ de mi única ilusión/ de mi única ilusión".

Flores se hizo muy popular en todo el hemisferio con sus grandes éxitos musicales: Perdón, Irresistible, Obsesión, Linda, Amor Perdido, Bajo un palmar, Despedida, Amor, Sin Bandera, Esperanza inútil. Formó su primer cuarteto El Cuarteto Flores con Pedro Marcano, Ramón Quirós, Pedro Ortiz Dávila (Davilita), Yayito y Pellín. A partir de 1930 registra sus primeras grabaciones musicales, entre ellas, Adelita, Nieves, Contigo, Palomita, Azucena, En secreto y El retrato. El cuarteto pasó luego a sexteto y posteriormente a orquesta, sin dejar de llamarse Cuarteto Flores.

"Ven calma la dicha que se alcanza/ con un poco de amor/ que es todo lo que ansía/ que es todo lo que ansía/ mi pobre corazón".

Debido a problemas con la casa editora, abandonó el ambiente musical y se marchó a México y vivió varios años en Cuba. De regreso a Nueva York, su amigo Rafael lo llevó a conocer a Daniel Santos, quien cantaba en el cabaret Los Chilenos a cambio de diez dólares; lo escuchó cantar varias melodías, entre ellas el bolero que le había popularizado María Luisa Landín, Amor perdido. Al terminar, le pidió que fuera a Manhattan y ensayara con su cuarteto y, poco a poco le fue creando su propio estilo. Daniel Santos, se convirtió luego en uno de sus mejores intérpretes, con éxitos a nivel continental.

Cuentan sus biógrafos que, al final de su vida, mientras convalecía en su casa tras ser dado de alta a causa de múltiples caídas, don Pedro hizo una confesión que sorprendió a muchos: "Yo no he sido músico nunca, no toco ningún instrumento, no conozco una nota musical. Yo no soy poeta, lo que tengo es obra de Dios. No sé ni por qué he hecho todo esto. Yo creo que Dios me señaló con el dedo y me dijo: usted va a hacer canciones ahí para que la gente se divierta, y ése es el destino de su vida". Murió el 13 de julio de 1979.