Editoriales > ANÁLISIS

Baja el precio del dinero

La explicación dada por Powell es que una reducción en este momento del costo del dinero puede evitar problemas futuros

Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que respetaría la autonomía del Banco de México, pero que, en su opinión, debían bajar las tasas de interés, que en México son muy altas, del 8.25 por ciento gracias a la 'sapiencia' de Agustín Carstens para mantener baja la inflación que nunca pudo llegar los niveles adecuados, un alud de críticas se le vino encima y se habló de un fracaso económico. Ahora, el Sistema de la Reserva Federal de EU las acaba de bajar.

En el mismo sentido de las opiniones del gobierno de la 4T, en el vecino país el presidente se pronunció a favor de la medida tomada por el cuerpo de gobierno de la FED y anunciada por Jerome Powell, puesto por el mismísimo Trump en substitución de la añorada Janet Yellen. Con la reducción de un 0.25 por ciento, las tasas de referencia, esto es, lo que cobra el Banco Central por los créditos otorgados a los bancos comerciales e instituciones financieras fueron fijadas entre un 2 y un 2.25 %.

Baja el precio del dinero

En el mundo financiero no hubo sorpresa, aunque este recorte en las tasas es el primero luego de diez años de expansión y se da en circunstancias muy diferentes a las que obligaron a llegar al mínimo de 0.25 por ciento el  16 de diciembre de 2008, luego de la crisis financiera derivada del estallido de la burbuja inmobiliaria y la abundancia de créditos basura otorgados irresponsable y quizá mañosamente, muchos de los cuales fueron absorbidos por la propia FED para evitar el colapso.

La explicación dada por Powell es que una reducción en este momento del costo del dinero puede evitar problemas futuros ante el incierto panorama mundial que plantea la guerra comercial que el presidente Trump ha emprendido en contra de China y otros países cuyas economías están hoy en día muy fortalecidas. En ese sentido, puede entenderse como una medida preventiva cuyo efecto se sabrá a largo plazo, con la posibilidad de que si no surte el efecto deseado, puede repetirse.

Un criterio generalizado entre los expertos es que la reducción debe hacer que los préstamos sean un poco más baratos para las empresas y para los consumidores estadounidenses que buscan comprar casas y coches o iniciar algún negocio. Sin embargo, estiman que si la FED no hace tres recortes en este año, el mercado podría tirar hacia atrás, haciendo dificultosas las condiciones financieras y que la debilidad en el exterior, pueda arrastrar a la economía de los Estados Unidos.

Precisamente el presidente Trump manifestó a través de su medio favorito que: "Lo que el mercado quería escuchar a Jay Powell y la Reserva Federal era que este sería el comienzo de un ciclo largo y agresivo de recorte de tasas, para mantener el ritmo con China, la Unión Europea y otros países del mundo". Más tarde agregó que: "Como de costumbre, Powell nos ha defraudado".

Un punto adicional en el que se ha puesto poca atención es que, además de la reducción de la baja en las tasas, la FED anunció que dejaría de vender sus activos en agosto, dos meses antes de lo previsto, en otro paso de aceleración. Trump, aplaudió esta acción en Twitter. Estos activos son un legado de la crisis financiera. En medio de la gran recesión, la FED compró una gran cantidad de bonos del tesoro y títulos hipotecarios para mantener bajas las tasas de referencia.

Como se recordará, Estados Unidos, además de recortar su tasa de interés a cero, puso en marcha un programa sin precedentes para ayudar a su economía: comprar activos respaldados por hipotecas y bonos del Tesoro a instituciones bancarias. Ocho años después y ante la mejora de la economía, el banco central se encaminó a deshacerse de esos activos. La compra de bonos conocida como alivio monetario, que inició en 2009 y terminó en 2014, llevó la hoja de balance de la FED a 4.3 billones de dólares (4.3 millones de millones de dólares), el mayor monto desde la Segunda Guerra Mundial. Luego de la venta que activos, el balance del sistema quedó en 3.8 B.

Todas estas medidas se han adoptado en un momento en que la economía del vecino vive uno de sus mejores momentos, con el más bajo desempleo en medio siglo, un crecimiento superior al 2 por ciento y con una inflación controlada que, sin embargo, no se acerca a una caída de precios.

Ahora falta ver la respuesta de Banxico.