Editoriales > FONDO Y FORMA (ABEL OSEGUERA KERNION)

Arenas movedizas

Un compacto grupo de empresarios que encabeza Claudio X. González ha salido a la carga con cartas e invitaciones a sus empleados, pero con extensión abierta a todos los ciudadanos, para que razonen su voto.

Esto es una verdadera tragedia, no sólo porque la clara tendencia de estos comunicados están dirigidos contra el puntero Andrés Manuel López Obrador, sino porque les desenmascara su continua prepotencia contra el gobierno y las instituciones mismas.

Arenas movedizas

Lo que obliga a deducir las grotescas componendas económicas que están en juego y que podrían perder de haber un gobierno no alineado a sus intereses. Pero no sólo eso, sino además demuestra claramente que éstos hombres se sienten los dueños de México, que los mexicanos somos incapaces de razonar y que ellos son los únicos seres inteligentes del país.

Piensan, y así lo han propagado, que ellos son los creadores de empleos y salvadores del mundo, cuando en cualquier clase modesta de economía se sabe que la creación de empleos se debe al impulso de los mercados de consumo.

Pero bien, no sólo se ven como héroes, también con estos comunicados dejan implícito su desinterés por la rampante pobreza que ya alcanza a 80 millones de mexicanos. Para ellos, sólo ellos importan, los demás somos seres desechables y peones sacrificables en bien de sus cierres trimestrales.

La desesperación les llegó al límite y decidieron actuar como siempre lo han hecho: con prepotencia y bravuconería, pidiendo una reunión con el mismo Presidente de México.

La reunión entre estos empresarios y el Presidente Enrique Peña Nieto se dio el pasado 17 de mayo, unos días antes del segundo debate. La intención: convencer al Presidente de hacer declinar al candidato del PRI, José Antonio Meade, en favor del abanderado del Frente, Ricardo Anaya. La respuesta del Presidente fue sólida; un rotundo NO.

Fiel a su partido el Presidente ve en esa maniobra un camino abierto para desaparecer al mismo PRI. Sería su muerte formal, pero peor aún, si esa maniobra no alcanza para hacer ganar a Anaya, el mismo Presidente estaría abriendo la posibilidad de una transición muy ríspida. Independientemente de que Anaya ha demostrado una y otra vez que nunca cumple sus acuerdos.

De tal manera, estos empresarios mafiosos se toparon con pared y además de acusar al Presidente de timorato y traidor, decidieron actuar por cuenta propia lanzando esta campaña de cartas e incitando a otros empresarios a hacer lo mismo.

Tras una semana de cartas y desplantes de estos hombres, las encuestas serias mostraron el impulso extra que obtuvo AMLO. Ya varias, incluyendo Bloomberg lo colocan por encima del 50% de las preferencias electorales. Con esto como referencia, podemos deducir que la campaña de estos hombres de negocios solo ha servido para mostrar fehacientemente que su desapego al sentimiento de la mayoría de los mexicanos ha generado un rechazo innecesario. Ante la opinión de las mayorías éstos hombres se han beneficiado de su pobreza y explotación y se han convertido en enemigos del pueblo. Cosa que no debería ser, pero con estos actos de encono solo han enraizado más el desprecio que el pueblo les tiene.

Como el mismo Germán Larrea quien no tuvo empacho de perseguir a los sindicalistas que lo confrontaron por la muerte de los mineros en Pasta de Conchos. Dónde ni siquiera tuvo el recato de intentar el rescate de los cuerpos por ser muy caro.

Conforme se acerquen las elecciones, está claro que su desesperación crecerá y como en arenas movedizas entre más se muevan más se hundirán. Ya sus acciones bursátiles y ventas están recibiendo los primeros embates. Ya las preferencias electorales también les están dando contra. Lo mejor que pueden hacer es ser responsables y mantener un ambiente tranquilo, sin sobresaltos que pudieran desatar la violencia o el miedo.

Efectivamente, tienen el derecho de hacer saber sus miedos y dudas, como también tienen el derecho a disentir. Lo que está mal es que sientan que tienen el derecho de imponer unos cuantos la decisión que es de la mayoría de los mexicanos.