Editoriales > FONDO Y FORMA (ABEL OSEGUERA KERNION)

Agotamiento político

La realidad se palpa en el bolsillo de la mayoría de los mexicanos, en el crecimiento de la pobreza extrema

La elección presidencial del 2018 es ya de por sí un parte aguas en la historia política de México. La situación económica de millones de familias se ha visto deteriorada bajo las políticas económicas neoliberales de los últimos 30 años y si bien los resultados han sido atroces contra el poder adquisitivo de los trabajadores y campesinos, los economistas que defienden ésta práctica siempre acudieron a la necesidad de reformas estructurales que incidieran en una mayor tendencia neoliberal.

Agotamiento político

       Primero nos vendieron la necesidad de las privatizaciones; lo hicieron hace 28 años, luego nos dijeron que era necesario una transición política para acabar con los viejos vicios partidarios, luego que las reformas estructurales, todo lo llevaron a cabo, ahora nos dicen que se necesita más tiempo para que aterricen las bondades de ésta aventura despiadada.

Mientras tanto la pobreza sigue creciendo de la mano de la rampante inseguridad. Ser obrero o campesino es, bajo este esquema económico, una maldición. Y debido a este fenómeno de empobrecimiento continuo de las clases trabajadoras, mismas representan el 95% del consumo interno, se ha enviado un mensaje claro y contundente a los jóvenes; ser honesto no sirve de nada.

       Con esto en mente, es claro que el candidato opositor al sistema político ejercido tanto por el PRI como por el PAN, sea quien lleva un amplio margen de ventaja en la elección. Y que el enorme gasto ejercido por el PRI y el PAN para desprestigiar al puntero ha servido sólo para reivindicarlo más como una verdadera oposición.

       Ahora bien, éste fenómeno electoral bien pudiera definirse como un agotamiento político contra el neoliberalismo. La mayoría no sabe qué ocurre en las altas esferas del manejo económico, es más me atrevo a afirmar que ni quienes se creen enterados. Sin embargo la realidad se palpa en el bolsillo de la mayoría de los mexicanos, en el crecimiento de la pobreza extrema y sobre todo en el repunte de la inseguridad.

       Pensar que pudiese darse el caso de que la mayoría vote por seguir por el mismo camino solo cabe en la imaginación de unos pocos y quienes saben esto y han amasado grandes fortunas agraciados por el neoliberalismo están apelando al miedo del electorado de que podríamos estar peor con un cambio de régimen.

Pero no toman en cuenta tampoco el cansancio del pueblo. Y no me refiero solo a la sociedad del cansancio de Byung Chul Han, que apela a la idea de la auto explotación manada del neoliberalismo, sino al agotamiento de la propuesta neoliberal.

       Hoy por hoy quienes piensan que el esquema de libre comercio y la renuncia al proteccionismo y políticas de industrialización solo necesita más tiempo, es lo único que ya no tienen; tiempo. Son 30 años y el daño del neoliberalismo ha sido terrible. Y si ha durado tanto es debido a que los medios electrónicos están en manos de quienes se benefician de éste esquema económico.

      Habrá que ver el 2 de julio que ocurrirá con el PRI y el PAN, partidos que han apoyado y defendido este sistema económico que beneficia a unos pocos y en cambio corroe a la mayoría de la sociedad.

El agotamiento del neoliberalismo podría ser la misma tumba del PRI o el PAN. Apostaron a beneficiar a unos cuantos para que su riqueza se derramara sobre la sociedad y tras 30 años esto nunca ocurrió.