Editoriales > FONDO Y FORMA (ABEL OSEGUERA KERNION)

80 años

El pasado 18 de marzo se cumplieron 80 años de la expropiación petrolera, no hubo gran festejo, ni intención del mismo. Como si ese periodo de la vida nacional hubiese sido una gran tragedia que debiese olvidar. O fue quizá, la vergüenza de haber dilapidado el bien petrolero en el afán de agenciarse ese ingreso para unos cuantos o peor, para darlo en charola de plata a los extranjeros, como han hecho con otros bienes minerales, pero lo dudo. Éstos políticos no conocen la vergüenza, les gana la avaricia.

80 años

      Pocos saben aquel gran sacrificio de mexicanos con ideales nacionalistas, de los cientos de muertos, la inteligencia militar, los movimientos obreros y un gran Presidente, Lázaro Cárdenas Del Río. Nadie se molesta por recordar aquellos abusos de las petroleras extranjeras que saquearon nuestras riquezas, llevaban doble contabilidad, hacían trabajar a los obreros en condiciones deplorables, sin derecho alguno a servicios médicos, sanitarios o laborales. Jornadas de 12 horas, siete días de la semana. Todo aquel se opusiera se encontraba en su camino con una bala de las guardias blancas. Así murió Serapio Venegas, precursor del movimiento obrero petrolero. Así también fue asesinado el Presidente Venustiano Carranza por haber promulgado el Artículo 27 en la Constitución de 1917.

       Por supuesto, los medios de la época culparon al General Álvaro Obregón, pero el asesino material que encabezó aquella masacre en Tlaxcalantongo, Puebla fue el General Herrero, quien durante la Revolución mexicana estuvo bajo las órdenes del General Manuel Peláez, quien a su vez había sido contratado por la petroleras internacionales para formar un ejército privado al servicio de las mismas y que el movimiento revolucionario no pudiera entrar en las zonas petroleras. Por eso ustedes no encontraran historias de combate revolucionario en aquellas zonas.

       Sin embargo desde el gobierno de Salinas de Gortari todo cambió, aquel ideal de soberanía territorial, alimentaria y energética fue sepultado bajo un alud de ideas globalizadoras perversas que se apuntalaron desde todos los medios de comunicación afines al gobierno. Enterraron todo ideal nacionalista y de justicia laboral. Por eso encerraron a la Quina, por eso combatieron al sindicalismo y colocaron marionetas corruptas que sirvieran de celadores de los obreros. Acallaron las voces de protesta y los acusaron de retrógrados, intolerantes y hasta revoltosos. Muchos murieron, otros huyeron, algunos fueron sometidos.

       En éste 2018, ochenta años después nos encontramos con la novedad que dependemos de la gasolina, maíz y remesas que nos envían de Estados Unidos. Ya no generamos nuevas empresas como en los años del Pemex fuerte que servía como apuntalamiento del desarrollo industrial mexicano. Ahora la moda son las trasnacionales a las que suplicamos de rodillas  abran sus maquiladoras en nuestro suelo a cambio de casi regalarles la mano de obra, sacrificando el bienestar de nuestros obreros.

       Renunciamos al México para los mexicanos y lo cambiamos por el México de la inversión extranjera. Por eso hoy solo el 5% de los mexicanos en edad productiva ganan $12,000 pesos o más al mes, según el Inegi. Menos de $630.00 dólares al mes.

        ¿Qué hemos ganado los mexicanos con la modernidad que nos vendieron los gobiernos Neoliberales del PRI y el PAN? Pobreza, quiebra de la industria mexicana, colapso del campo, migración de nuestros mejores hombres y mujeres, un panorama poco esperanzador, pero sobre todo dependencia, esa pérdida de soberanía energética, alimentaria e industrial nos ha arrojado a un resumidero de violencia inaudita, terrible. Esa modernidad nos atrapa como pinzas de dos tenazas; la extrema pobreza y la inseguridad.

         Éste 18 de marzo no debemos festejar, más bien debemos recordar lo que un día fuimos y se perdió a manos de estos políticos estudiados en el extranjero; la paz social y el desarrollo sustentable. Para volver a recuperarlos debemos volver al nacionalismo y defensa de nuestra soberanía energética. Para devolver la paz y recuperar nuestro progreso debemos expulsar del gobierno a estos traidores a la patria. Deben pagar el precio de su política destructiva y antimexicana.