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Alborotar las galerías

El estilo estridentita del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, logró, una vez más, alborotar a las galerías y con ello llevar agua a su molino en vísperas de la 2ª vuelta de las elecciones primarias en Texas, que en el mes de noviembre elegirá a 8 congresistas. En la primera ronda, en marzo, el total de votos demócratas anticipados excedió a los republicanos, por lo que ahora anunció la idea de militarizar la frontera.

Esta idea encantó a los republicanos, incluyendo el gobernador Greg Abbott, quien se pronunció a favor. Expresó mediante un comunicado que desde que llegó al poder en enero de 2015 siempre ha mantenido una presencia continua de la Guardia Nacional, junto con soldados permanentes del Departamento de Seguridad Pública, en el área fronteriza, pero que toda ayuda es recibida con agrado. Otro simpatizante de la idea es el gobernador de Arizona, Doug Ducey, quien afirmó en su cuenta de Twitter: “Arizona celebra el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera. Washington ha ignorado este tema durante demasiado tiempo y se necesita ayuda. Para Arizona, se trata de seguridad pública”. De hecho, el mandatario estadounidense logró su objetivo político.

Alborotar las galerías

¿Qué comprende el envío de la Guardia Nacional a la frontera de Estados Unidos con México? El Departamento de Defensa da la respuesta: Se trata de una Célula de Apoyo a la Seguridad Fronteriza y será básicamente un canal de informaciones entre el Pentágono y el Departamento de Seguridad Interna. La portavoz del Pentágono, Dana White, explicó que: “Esta célula será mantenida en el futuro próximo, para garantizar que podamos aumentar nuestras capacidades para alcanzar los objetivos del presidente en términos de la seguridad en las fronteras. incluirá aviación, ingeniería, vigilancia, comunicaciones, mantenimiento de vehículos y soporte logístico”.

Pero, si los gobernadores republicanos apoyan la Orden Ejecutiva de Trump, los del Partido Demócrata, no. La gobernadora de Oregon, Kate Brown, dice que no permitirá que la Guardia Nacional de su estado sea enviada a la frontera sur si el gobierno del presidente Donald Trump se lo pide. Más cáustico fue el gobernador de Montana, Steve Bullock, que dijo que nunca desplegará a tropas de la Guardia Nacional “basándome únicamente en el capricho de los hábitos de Twitter del presidente”.

En México, la clase política, en especial los candidatos a la presidencia de la República se han solidarizado con el presiente Enrique Peña Nieto, quien utilizando el mismo medio favorito de su homologo, manifestó: “Si usted quiere llegar a acuerdos con México, estamos listos... pero nunca vamos a negociar con miedo”. Así mismo, el Senado de la República demandó al gobierno de Enrique Peña Nieto “suspender la colaboración con Estados Unidos en materia migratoria y de lucha contra el crimen organizado, mientras no cese el trato hostil e irrespetuoso que ha prevalecido por parte del mandatario estadunidense, Donald Trump hacia México y los mexicanos”. 

Cabe señalar que en este siglo, ya antes había estado desplegada la Guardia Nacional en la frontera común, una con el presidente George Bush, en el 2006 y otra con el presidente Barack Obama, en el 2010; pero, vino a resultar un dispendio innecesario, dado que las fuerzas armadas del vecino país tienen tareas bien delimitadas y no se puede sacarlos a las calles a hacer labores de policías, como acontece en México. 

Quién mejor definió la situación, fue el Washington Post, que en su editorial principal asegura que: “Mientras el presidente insiste en un problema que no existe –una frontera débil-, ignora un problema que sí existe: El envejecimiento de la población y de la fuerza laboral de Estados Unidos”, y asegura que la retórica migratoria del presidente Donald Trump y su plan de militarizar la frontera, están desconectados de la realidad de un descenso histórico de los flujos migratorios.

Como un beneficio marginal, habría que decir que la presencia de la Guardia Nacional en la frontera, puede frenar el tráfico de armas que llega en cantidades superlativas a México.