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Acoso sexual y abuso de poder

Tanto el acoso sexual como el abuso de poder como formas de violencia de género son condenables desde cualquier perspectiva y merecen el repudio social y, de ser posible, la sanción penal correspondiente. Sí; pero, ¿dónde empieza y termina uno y otro? ¿Al caso, ¿qué características deben tener y cómo deben ser sustentados para admitirse?

Tanto el acoso sexual como el abuso de poder como formas de violencia de género son condenables desde cualquier perspectiva y merecen el repudio social y, de ser posible, la sanción penal correspondiente. Sí; pero, ¿dónde empieza y termina uno y otro? ¿Al caso, ¿qué características deben tener y cómo deben ser sustentados para admitirse?

Ambas formas de abuso han existido desde los albores de la civilización y es posible que continúen dándose luego de que pase la burbuja que ya empieza a calificarse de androfobia. La literatura da testimonio de casos famosos de acoso sexual por medio del abuso del poder, ya sea de hombres en busca de los favores de mujeres o varones jóvenes, o de mujeres en la persecución de los favores de hombre púberes o féminas.

Acoso sexual y abuso de poder

Hollywood inició la ola de denuncias por acosos sexual que se ha extendido por todo el mundo occidental y en estos momentos, cualquier ‘artista’ que desee elevar su popularidad hace ‘confesiones’ acerca del acoso sexual que sufrió y hay quienes se han ido al extremo de asegurar que fueron violadas (os) en su infancia y juventud. A más truculencia y morbo, mayor impacto. Los editores de revista ligeras andan a la caza de quien quiera declarar acerca de los conflictos sexuales que padeció en la mocedad.

En lo cercano, es fácil implicar a otra persona en el delito de acoso sexual, o a un jefe incómodo por abuso de poder y, como está de moda, se cree con perjuicio de quienes adquieren el carácter de indiciado. De ahí la importancia de entender qué es una cosa y qué es la otra y como deben entenderse para encontrar una solución justa y diáfana.

Para el efecto, bueno es echar una mirada a lo publicado Marina Gallardo en delicioso texto acerca del mito: “Además, las mujeres suelen ser mejores que los hombres para adivinar lo que la gente puede estar pensando o sintiendo, y lo más importante, el cuidado e importancia que le dan a los temas. No todos, pero algunos hombres pueden ser bastante insensibles acerca de algunos asuntos. Porque tienen otras cosas, porque les incomoda un ex abrupto sentimental o vaya usted saber porqué…”. ¡Insensibilidad!

La falta de sensibilidad del varón para poder expresar su admiración, su amistad, su interés en una fémina, no necesariamente para llevarla a la cama, aunque desde luego, sin descartar la posibilidad; la ausencia de capacidad para mostrar simpatía y afecto por una persona, sin importar el género; la carencia de tacto para tratar a la mujer de una manera diferente cuando ella está exigiendo igualdad en toda forma de relación.

Antes de que iniciara el ‘boom’ del acoso sexual, se trató el tema de la invitación a tomar un café, que entre varones es una forma de relación amistosa, durante la cual van a disfrutar plenamente la plática, la compañía y la delicia de la aromática bebida; pero que, en tratándose de invitar a una mujer, toma una connotación muy diferente e, inmediatamente, se relaciona con el acoso sexual, aunque no exista pretensión alguna.

Para contrarrestar la embestida hollywoodense, que incluye que más de 300 actrices, tiñeran de negro la ceremonia de los Globos de Oro en protesta contra las agresiones sexuales; en Francia, un colectivo formado por un centenar de artistas e intelectuales tomó ayer martes la dirección contraria al firmar un manifiesto opuesto al clima de puritanismo sexual que habría desatado el caso Weinstein y otros que involucran a personajes del mundo de la política, la religión, la ciencia, las finanzas y los demás.

El texto, publicado en Le Monde, está firmada por conocidas personalidades de la cultura francesa, como la actriz Catherine Deneuve, la escritora Catherine Millet, la cantante Ingrid Caven, la editora Joëlle Losfeld, la cineasta Brigitte Sy, la artista Gloria Friedmann o la ilustradora Stéphanie Blake. Dice que: “La violación es un crimen. Pero la seducción insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista”, para concluir que: “lamentan que se haya convertido a las mujeres en pobres indefensas bajo el control de los demonios falócratas”.