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Un viaje al pasado

José de Jesús Nuncio de la Fuente, nació en la ciudad de Saltillo, Coahuila, un 20 de Octubre de 1935, hijo del señor Tiburcio Nuncio Escalante y la señora Petra de la Fuente. Tuvo 2 hermanos: Oscar y Humberto Nuncio de la Fuente, realizó sus estudios primarios en un colegio de monjas y la escuela Coahuila. A la edad de 14 años se traslada a la ciudad de Río Bravo, Tamaulipas, persiguiendo el sueño americano, pero no logró cruzar al vecino país del norte, pues conoce al señor Julio Alarcón, quien era propietario de una prestigiosa carnicería llamada La Rosita quien (y además paisano) inmediatamente le ofrece trabajo y hospedaje. Durmió varias noches en la misma carnicería, hasta que pudo rentar un pequeño cuarto con el fruto de su trabajo. En dicho lugar trabajó por alrededor de 12 años como ayudante de tablajero, don Julio, personalmente, lo enseñó a hacer los cortes de carnes, chicharrones y chorizo.

Es ahí mismo cuando conoce a la señorita Josefa Sánchez Hipólito, quien trabajaba en un salón de belleza que estaba frente al negocio de don Julio, y él la miraba casi a diario. Después de cortejarla,  conquistarla y de un corto noviazgo, deciden el 28 de febrero de 1962, contraer matrimonio. Fruto de esa unión nacen 6 hijos: 4 mujeres y 2 hombres; María del Carmen, Blanca Estela, Irela Guadalupe, Jesús Javier, Mireya, Jorge Alberto Nuncio Sánchez.

Un viaje al pasado

Después de casado y habiendo terminado su luna de miel, inicia su propio negocio de carnicería en la colonia Cuauhtémoc, a la cual le pone por nombre Carnicería Saltillo, en memoria de la ciudad que lo vio nacer. Gracias al aprendizaje obtenido con don Julio Alarcón, con el apoyo y la ayuda de su señora, esposa muy pronto se vio con mucha clientela y el negocio prosperó muy rápido. Su especialidad fueron siempre los cortes finos, los chicharrones de puerco, la barbacoa de pozo, las carnitas, las tripas los bofes y el chorizo.

Años después también pone un depósito de vinos y licores, el cual se llamaba El Sarape. Chuy Nuncio como todo mundo le llamaba, tenía y era su gran pasión: el beisbol y el ciclismo; en el ciclismo ganó un campeonato local realizado en su ciudad natal. En el beisbol su equipo favorito eran los Saraperos de Saltillo, pero de igual manera admiraba mucho a los Yankees de Nueva York.

Fue muy apasionado de la Fiesta Brava y amante de los toros, le gustaba y acompañaba muy seguido a don Rafael  Mendoza y a don Rogelio Zapata Verástegui a las corridas de toros.