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Recordando a Doña Angelita Aviña Pérez ‘La señora de la Yerbería’

Hoy quiero recordar a una mujer muy servicial, altruista, buena consejera, trabajadora, y muy conocedora de la botánica, quien gracias a sus conocimientos sobre el tema ha ayudado a mucha gente, me refiero a Doña Angelita Aviña Pérez, la señora de la Yerbería. 

Angelita Aviña Pérez nació el 1 de noviembre de 1942 en un pequeño pueblito llamado Ecuandureo Michoacán, hija de Don Raymundo Aviña y Doña Leonor Aviña, tiene 6 hermanas, Guadalupe, Socorro, Juana, Teresita, Rita y Rosa Aviña.

Recordando a Doña Angelita Aviña Pérez ‘La señora de la Yerbería’

En el año de 1952 cuando apenas contaba con escasos 10 años de edad, se traslada a la frontera norte de Tamaulipas junto con su familia. Llegaron primeramente a la ciudad de Reynosa, Tamaulipas en busca de su abuelo materno el señor Cirilo Pérez quien se había venido años atrás en busca de un mejor futuro, Cirilo Pérez, para sostenerse económicamente vendía hierbas medicinales que cargaba en un morral, además se dedicaba a la compraventa de fierro viejo.

Angelita Aviña y su familia, después de una intensa búsqueda encuentran a Don Cirilo Pérez, el abuelo, se alegra tanto de reencontrarse con su familia, que decide ya no dejarlos regresar a su tierra.

El padre de Aviña decide llevarla junto con dos hermanos a Estados Unidos en un viaje en una cámara de llanta, como mojados donde trabajaron ilegalmente durante un año en las pizcas de algodón.

Cuenta Angelita que, su abuelo venía a diario en autobús desde Reynosa a Río Bravo a vender sus productos medicinales de calle en calle y se enamoró tanto de esta pintoresca ciudad que decidieron establecerse aquí, con unos cuantos dólares y muchas ganas de trabajar y empiezan a laborar en lo mismo, las pizcas de algodón, pero esta vez en suelo mexicano donde pagaban menos.

Doña Angelita a pesar de no haber cursado la primaria, aprendió a leer y a escribir, gracias a Don Cirilo, quien también le enseñó los diferentes nombres de las hierbas y para que servían. Al paso de los años, con mucho esfuerzo, su abuelo abre la primera yerbería llamada “La Victoria”, en la avenida Independencia esquina con calle 16 de Septiembre en la cual la madre de Angelita, era la encargada y ella aún siendo una niña la apoyaba vendiendo en un canasto hierbas medicinales, frutas y verduras en la estación del ferrocarril y las oficinas de autobuses, en donde conoció a Chano Olvera quien vendía tacos, con quien entabló una muy bonita amistad, éste después se convertiría en un gran luchador social.

Tiempo después en el año de 1957 estando laborando en su pequeño local en el mercado ejidal, Angelita Aviña conoce al señor Ramiro Cantú Cantú quien era chofer de autobuses, de quien se enamora y decide formar un hogar, procreando 7 hijos, 6 mujeres y un hombre, Silvia, Magdalena, María de los Ángeles, Concepción, Lili, Laura y Néstor Fernando Cantú Aviña.

Al morir su abuelo la madre de Angelita, se queda con la yerbería y deciden abrir otra a la que le llamó ‘El Indio’, de la cual desde hace 65 años es la propietaria.

Además de atender la Yerbería, otra de sus actividades fue ser instructora de danza a la Guadalupana con los matachines, por más de 45 años, cuenta Doña Angelita que actualmente los grupos de danza, ya se han corrompido, antes se hacía esta actividad de corazón y por amor, ahora todo es negocio.

Una de las más grandes satisfacciones es el haber sacado adelante con sus estudios a sus hijos y apoyar económicamente a su familia, así como el ayudar a muchas personas con sus conocimientos botánicos, ya que dice que Dios le ha permitido salvar la salud de mucha gente hasta de una operación quirúrgica.

Es por eso y más que hoy recordamos a Doña Angelita Aviña.

¡Muchas gracias por hacer juntos Un Viaje al Pasado, hasta la próxima!