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Poderes constituidos

La forma de gobierno de México es una República, representativa, democrática, laica y federal, según lo preceptúa el numeral 40 de la Carta Magna.

Nuestro máximo orden jurídico, que data de 1917, con sus más de mil reformas, sigue vigente, dentro de la parte orgánica establece lo referente a los poderes constituidos, es decir; el Ejecutivo, Legislativo y el Judicial.

Poderes constituidos

No es por casualidad, que nuestra Constitución adopte este sistema que nace en Europa, con todos aquellos pensadores de la época que lucharon incansablemente contra los poderes absolutos de la monarquía imperante. La teoría de la división de poderes, según Montesquieu. “En cada Estado hay 3 clases de poderes: el Legislativo, el Ejecutivo de las cosas pertenecientes al derecho de gentes, y el ejecutivo de las que pertenecen al civil”.

Charles Louis de Secondat, señor de la Brede y Barón de Montesquieu, en su obra principal El espíritu de las leyes, publicada en 1748 señalaba entre otras cosas que: sistema político imperante entonces era el Absolutismo. Un rey, Luis XV, mandaba en todo y todos, incluyendo en su Justicia. Porque era del monarca y se aplicaba de forma arbitraria, dando a los jueces un amplio margen de interpretación de sus leyes.

Las ideas de Montesquieu rompieron con todo. Propuso una nueva división de poderes del Estado. Concretamente en 3 partes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Tres poderes separados en 3 ramas independientes y en 3 áreas de responsabilidad distintas, en el que ninguno mandara sobre el resto. En un sistema de pesos y contrapesos.

De acuerdo con la teoría de Montesquieu, el Legislativo, el Parlamento, es elegido por el pueblo. Y el Parlamento, de acuerdo con la mayoría imperante, elige a su vez al Gobierno (Ejecutivo), y elabora las leyes (Legislativo). Unas leyes que los jueces deben administrar y aplicar en nombre del pueblo (Judicial), donde reside la soberanía de la Nación.

Decía Montesquieu que “los jueces debían ser la voz muda que pronuncian las palabras de la ley”.

Estas ideas plasmadas en su momento en los ensayos y estudios de la época, ahora plasmados en nuestras disposiciones legales cobran vigencia a diario, de allí tenemos entonces que quien se encarga de ejecutar y administrar el País es el Presidente de la República. En esa tesitura observamos que en este nuevo gobierno cuenta con un aliado en el Congreso de la Unión, representado por la Cámara de Senadores y los diputados federales, que en estricto sentido representan la voluntad popular. Sigue habiendo división de poderes, sin embargo, políticamente coincide el partido del Presidente con el partido que tiene mayoría en el Congreso, y la estricta división de poderes de Montesquieu, pareciera queda alejada de nuestra realidad.

En el caso del poder Judicial, garante de la Constitución, es un poder que dadas las posibles reformas que pudiesen darse y los cambios en la conformación de la Suprema Corte de Justicia, pudieran ir rompiendo con el esquema tradicional de la división de poderes.

La división no quiere decir que no pueden complementarse, es cierto pueden tener una relación perfecta los poderes entre sí, lo que no se puede es tener una relación en donde no exista una libertad política de actuar.

La concentración de poder, en cualquiera de sus integrantes no es conveniente, Ahora se le dio el voto de esperanza al nuevo presidente López Obrador, porque existía un marcado rechazo a las prácticas arbitrarias, corruptas y a la impunidad del viejo régimen, sin embargo, las sombras del pasado están permeando, la polarización del País está llevando a una lucha frenética por defender posturas.

Lo mejor para todos, es que el gobierno de la República y el presidente López Obrador, hagan las cosas bien, se tiene que gobernar para los 100 millones de mexicanos, además de los 30 millones que le dieron el voto. Se tiene que valorar el esfuerzo de miles de mexicanos que a diario sin importar tintes partidistas salen a dar todo por llevar el sustento al hogar, se tiene que pensar en lo que sigue y no, en lo que se hizo mal. Porque ni todo está mal ni todo es corrupción. Las instituciones del País están sólidas y ha sido gracias al esfuerzo de muchos valientes mexicanos que han dado su vida por tener un mejor País. Estamos ciertos que este nuevo régimen debe ir en la medida de sus posibilidades logrando la estabilidad, tener paz social y sobre todo combatir la inseguridad. 

Regresemos a lo esencial, cada poder constituido en México tiene una esencial función, cada ciudadano tiene derechos y obligaciones y además la libertad para elegir. Nos vemos en la próxima Dios mediante, mi correo es mariolonogria55@hotmail.com