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Morir por Cristo

En abril se cumple un año más de los trágicos sucesos ocurridos en Egipto cuando 20 cristianos cópticos fueron decapitados por unos bárbaros radicales que intentan imponer un estado islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) en ciertas regiones de Irak, Libia y otros estados vecinos en el medio oriente. 

Sucesos tan desafortunados como estos nos dejan muy claro que la persecución de cristianos que llevaba a cabo el emperador romano Nerón, cuando seguidores de Marcos el Evangelista formaron esta comunidad cóptica de egipcios cristianos en el siglo primero de la existencia de nuestra fe, sigue sucediendo ¡veinte siglos después!

Morir por Cristo

La muerte de las víctimas anteriores, una de ellas inmolada en una jaula, fueron eventos chocantes y devastadores, pero hacerlo de una forma masiva, y por el simple hecho de que estas personas no renunciaron a su fe y hasta el último momento lo único que dijeron fue: “Jesús ayúdame!” nos deja claro lo desquiciado que están estos individuos que tratan de convencerse de que estas atrocidades las llevan a cabo en nombre de Alá, incluso los mismos líderes musulmanes los han denunciado toda vez que desacreditan el islam como religión, al tratar de imponerlo como un estado político y barbárico. 

El Papa Francisco expresó que todos los cristianos, sin importar su denominación, ya sean católicos, ortodoxos, o reformistas protestantes, debemos sentirnos agredidos por este horrible suceso, y sigue pidiendo en oración por que la persecución de cristianos termine. Ahora con la cuaresma iniciamos los cuarenta días de preparación antes de conmemorar el calvario, muerte y resurrección de Jesús, practiquemos la cuaresma como un tiempo de verdadero cambio y renovación, para restablecer diálogos rotos con nuestros semejantes, y sobre todo, con Dios. Prestemos oído atento a la palabra de Dios en este período cuaresmal, en intensa oración y ayuno. 

La práctica del ayuno, para todo católico entre los 17 y 59 años de edad es obligatoria cada uno de los viernes de la cuaresma, además de la Semana Mayor. Una persona que ayuna puede tener una comida completa al día y dos pequeñas raciones de alimento que le permitan continuar sus actividades diarias. 

El abstenerse de carne de res, pollo, puerco, y cordero es lo más común, pero cada individuo puede abstenerse además de aquello que más le gusta como una forma de penitencia para abandonar los malos pasos y empezar a seguir los pasos de Jesús. ¿Serías capaz de morir por Cristo como el murió por nosotros y nuestra salvación? Y no me refiero a una muerte física y en martirio como la padecieron nuestros hermanos cópticos cristianos de Egipto, sino a tomar la decisión de entregar a Jesucristo tu vida de ahora en adelante, dejando al pecador atrás, como muerto por tus pecados y un pasado enterrado. Practicar la oración, la caridad y el ayuno nos ayudará a lograr una verdadera conversión durante esta cuaresma. 

Todos debemos reflexionar sobre nuestros actos y tomar la decisión de cambiar para bien, podemos con humildad reconocer nuestras fallas y comenzar a enmendarlas.

¡Vive un día a la vez! ... ignite the moment! … y recuerda que Dios te ama y yo también.

Msgr. Juan Nicolau, Ph.D. STL. Sacerdote jubilado de la Diócesis de Brownsville. Es psicoterapeuta familiar y consejero profesional con licencias.