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Lo difícil y duro que es ser presidente

Hace unos días en un encuentro con jóvenes, dijo el presidente Peña Nieto: “Hay quien piensa que como mandatario se vive “a todo dar” en Los Pinos, disfrutando de bellos jardines y de una “casota”.

“No saben lo difícil y duro que es ser presidente, porque pesa en una sola persona, en el cargo del presidente de la República, tomar muchas decisiones, pensando en el bien del país, que no siempre son bien aplaudidas, o bien aceptadas y que a veces son decisiones difíciles.” 

Lo difícil y duro que es ser presidente

Coincido con el presidente en que debe ser duro y difícil, es más, no estimo poder siquiera imaginar la losa que pesa sobre su espalda debido al tamaño de la responsabilidad, pero no estoy de acuerdo en que lo diga; ningún presidente, ningún gobernante, pero mucho menos él. 

Porque quienes tienen el derecho de demandar, exigir y quejarse es la ciudadanía, no los gobernantes.   

Enrique Peña Nieto, con todo respeto: Estimo que más duro y difícil que ser presidente, seguro lo es, para los millones y más millones de pobres de nuestro país, sortear el día a día para darle de comer a sus hijos. 

Como más duro y difícil que ser presidente, seguro estoy lo es, para la ciudadanía rogar por justicia y darse cuenta que “Estado de Derecho” no es más que mera retórica.

Y más difícil y duro que ser presidente, debe ser el hambre que respiran algunos en un México sin sensibilidad gubernamental.

Más duro y difícil que ser presidente, es para cualquier pequeña y mediana empresa saber que debe pagar una fortuna de impuesto sobre la renta, cuando los hospitales, calles, educación y demás obligaciones gubernamentales no son proporcionales a dicho pago. 

Más duro y difícil que ser presidente, es para cualquier joven emprender cuando las condiciones son adversas, muy adversas. 

Mucho más duro y difícil que ser presidente lo es, sin duda, tener que soportar la enorme desigualdad, provocada, dicho sea de paso, entre otros factores, por la enorme y rampante corrupción que se ha permitido en su gobierno. 

Más duro y difícil que ser presidente es vivir con la intranquilidad que se respira en algunas ciudades por la inseguridad. 

Pero aún más duro y difícil que ser presidente, es, solo pensar en su posible arreglo con López Obrador, que seguramente lo dejaría, de ganar Morena, a Usted y a los suyos, tranquilamente impunes después de los miles y más miles de millones que se presumen de corrupción en su sexenio y que, están en unos cuantos bolsillos, en vez de estar a disposición de los conductos adecuados para el bienestar de la mayoría. 

No dudamos que sea difícil y duro ser presidente, de hecho, es de respetarse que a pesar de los escándalos esté por terminar el sexenio; pero, por favor, no dude presidente, que también es difícil y duro que Usted se atreva a decírnoslo.