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Las gracias de la gratitud

Encontrar lo bueno en “lo malo” que te sucede

Estaba en una sesión de terapia grupal y una de las reglas es que nadie está obligado a compartir si no le nace. Después de varias semanas una de las participantes (que había estado muy callada en las sesiones anteriores), ese día quiso compartir. Yo estaba muy atento escuchando el testimonio. Ella había atravesado por situaciones muy difíciles, desde un divorcio, pasando por abuso laboral, hasta la muerte de un hijo. 

Además de compartirnos sus retos en la vida adulta, mencionó lo complejo que había sido para ella ser una niña huérfana de padre, con una mamá ausente (por cuestiones de trabajo) y sin más opción que aprender a hacerse cargo de sí misma a muy temprana edad. 

Las gracias de la gratitud

Actualmente, ella es una mujer profesionista, exitosa, criando a dos hijos maravillosos y con una pareja estable. Naturalmente, muchos de los oyentes no pudieron contener las lágrimas al escucharla, sin embargo, la atmosfera cambió cuando ella, lejos de lamentarse por su historia, dijo que estaba agradecida por todas las experiencias y tragedias por las que atravesó, porque hoy podía reconocer que la vida le fue forjando el carácter que necesitaría para enfrentar lo más fuerte que vivió, el secuestro y muerte de su hijo de doce años. Todos nos quedamos perplejos, sin palabras, pero reflexivos. 

Una de las bondades de la terapia grupal es que, al escuchar los testimonios de otras personas, pones en perspectiva tus propias vivencias y es inevitable pensar: “Esos si son problemas y yo ahogándome en un vaso de agua.” No es un premio de consolación, sin embargo, confrontas y comparas tus experiencias y ves como otras personas han logrado ser resilientes agradeciendo lo vivido, por más duro que haya sido.

Estarán de acuerdo conmigo, que esta señora podría perfectamente haberse quedado en victimilandia durante muchos años con una profunda amargura y nadie la criticaría, porque aparentemente estaría “justificada” su depresión, no obstante, eligió ser valiente y darle un giro a su historia.

Ella tiene una historia, yo tengo una historia, tú tienes una historia. Es muy fácil agradecer las cosas buenas que tenemos, sin embargo, aunque es valioso, el mérito está incompleto. El verdadero mérito está en agradecer incluso aquello que en su momento nos “descompuso.” Agradecerlo es reconocer que no todo depende de nosotros y, sobre todo, creer que en todo lo que sucede hay un por qué y una para qué, es decir, un propósito. 

Aprovechando el Día de Acción de Gracias, te pregunto: “¿Cuáles son aquellas tragedias, calamidades y retos que hoy podrías agradecer?” Sé que es muy difícil lo que te estoy pidiendo. Si te es imposible agradecer esas luchas, es porque todavía no has encontrado la razón por la que te sucedió. 

Para terminar, te diré algo que me sigue impactando. Cada vez que escucho el testimonio de un sobreviviente de cáncer, me quedo congelado cuando dicen que lo mejor que les pudo haber pasado, fue haber tenido cáncer, porque a raíz de eso pudieron aprender a valorar más la vida y ver la diferencia entre lo superficial y las verdaderas prioridades. ¿Ya ves a lo que me refiero? Te vuelvo a preguntar: ¿Qué es lo que en este Thanksgiving quieres agradecer? Te lo dejo de tarea. #Anótele 

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