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Gustavo Flores Garza

Gustavo Flores Garza nació el 21 de abril de 1916, en Agujita, Coahuila, poblado de Nueva Rosita, Coahuila, hijo del señor Daniel Flores y la señora Herlinda Garza, tuvo 11 hermanos: Daniel, Herlinda, Hortensia, Ricardo, Minerva, Celso, Argentina, Ramón, Heriberto y María del Rosario Flores Garza. A pesar de haber cursado solamente hasta el segundo año de primaria, en su natal ciudad, fue una persona muy capaz y muy inteligente.

En el año de 1955 llegó con su esposa, la señora Esthela Fernández Zaldívar y sus 2 pequeños hijos: Aída y Gustavo Flores Fernández, a la ciudad de Río Bravo, Tamaulipas. Cargado de Ilusiones y de mercancía, como: zapatos, sombreros y huaraches. Diez años después nacería en esta Ciudad su otro hijo, de nombre Fernando Flores Fernández. Al llegar renta un pequeño local para iniciar su negocio de talabartería, por la calle 16 de Septiembre casi esquina con Av. Constitución a un lado de una tienda llamada el cañonazo, ahí mismo pernoctaron por varios meses. Ya instalado el taller de talabartería, empieza con la fabricación y reparación de calzado y la fabricación y reparación de monturas, con la ayuda de su amigo, el señor José Espinoza, quien era un gran talabartero en su ciudad de origen y a quien mandó traer expresamente para que le ayudara, Don José, fue su fiel empleado por más de 40 años, hasta su fallecimiento.

Gustavo Flores Garza

En dicho local permaneció por casi 20 años, rentándolo hasta que decide comprar un terreno por la avenida Iturbide, hoy conocida como avenida Independencia. Ya instalados en su nuevo local, sigue haciendo lo mismo, sólo le agrega trabajos de tapicería y la fabricación y reparación de lonas, las cuales eran en aquella época muy solicitadas por los camioneros que transportaban sorgo, maíz o algodón, así también como la fabricación y reparación de sacas, las cuales eran utilizadas para la pizca y pepena del algodón.

También se dedicó a la fabricación y reparación de botas vaqueras, zapatos y huaraches, los cuales eran muy solicitados por la gente del campo. Todos los materiales de vaqueta y piel eran traídos de León, Guanajuato y de la ciudad de Monterrey, Nuevo León.

Don Gustavo fue el primero en la Ciudad en fabricar el collar y contra collar los cuales le colocaban al caballo, burro o mula, a la hora de la siembra. También fabricaba la carona, la cual iba sobre el lomo del caballo o la yegua, para colocar la montura. Fabricaban también unas piezas de cuero llamadas cantinas, las cuales eran usadas por los vaqueros para guardar o transportar su lonche, dinero o papeles importantes. Igualmente fabricaba el látigo y el contra látigo, los cuales eran un complemento de la montura.

También fabricaban el freno, bozal, cabezada, el collar y contra collar, los cuales eran muy solicitados especialmente por los carretoneros comerciantes, los que transportaban agua o recolectaban basura.

Algo que solicitaban mucho, eran los chicotes, los cuales eran usados para pegarles a las bestias o animales, para arrancar o cuando no querían andar, y las jakimas las cuales eran utilizadas como cabezada, las pecheras eran muy solicitadas por los soldadores y las personas que hacían trabajos de fragua, al igual que los mandiles de piel.

En dicho lugar también reparaban guantes de beisbol, boxeo, perillas, y canastillas para mesa de billar, y fabricaban toldos para negocios comerciales y hacían trabajos de tapicería. Don Gustavo desafortunadamente falleció en el año de 1998, dejando al frente y responsable de un próspero negocio que inició hace 75 años en la Ciudad de Anáhuac Nuevo León a su hija Aída Flores Fernández.

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