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¿FOBAPROA-19?

Como ya lo saben mis lectores, este domingo el gobierno de México anunciará las medidas que se van a implementar en materia económica para paliar los daños que viene ocasionando la inactividad laboral por el coronavirus, sobre todo en el llamado comercio informal, el más desprotegido y por lo mismo el que está prácticamente a las manos de Dios. Son de los que, si no salen a trabajar, no comen, y aun exponiéndose al riesgo del contagio, conforme se extremen las medidas sanitarias se reducirá muy notoriamente el movimiento vehicular y peatonal por las calles, lo que implica que no tendrán a quien venderle.

Por su parte los pequeños comerciantes alientan expectativas de ser tomados en cuenta en estos programas de apoyo que va a implementar el gobierno de la Cuarta Transformación, pero a los que se da por descontado no incluirán es a los empresarios digamos “gordos”, que que tener harto dinero están obligados a mostrar solidaridad con sus empleados, que sin ellos no estarían en la bonanza de la que hoy disfrutan y con la cual pueden afrontar sin gran menoscabo en sus finanzas el respaldar a sus trabajadores tanto de confianza como sindicalizados.

¿FOBAPROA-19?

Ahí sí tiene toda la razón el presidente López Obrador al negarse a otro rescate de empresarios como el vil trinquete que fue el FOBAPROA que, al convertirlo en deuda pública, hasta la fecha tiene con una pata en el pescuezo a las finanzas nacionales.

Ya habían pagado voces para deslizar la necesidad de salir al rescate empresarial. Los menos, pidiendo exentarlos de las tributaciones y obligaciones fiscales un mes, que luego lo alargarían a un bimestre. Nunca han sido modositos, pero con el antecedente del FOBAPROA sería toda una mentada de madre a los que viven al día que el gobierno protegiera a esos empresarios que en realidad no son tal cosa. El auténtico empresario proyecta un negocio confiando en su viabilidad, pero no exento de riesgo; el tramposo busca por medio de la influencia negocios en donde todo es para el vencedor y las pérdidas se las traslada al gobierno, como lo hicieron en el pasado y hoy andaban algunos clamando el FOBAPROA-19.

Los mandaron por un tubo y pronto se sabrá con pelos y señales quienes eran esos llorones que nunca han sentido amor por México, son tipos convenencieros a los que hoy la vida les exige solidaridad, pero como no saben con qué se come ese sentimiento, responden con el típico a la vez que soberbio y cínico “a mí, mis timbres”.

De ahí el interés por conocer las medidas del gobierno de México para torear esta contingencia sanitaria que está causando estragos en la economía nacional.

Lo bueno es que los grandes empresarios encabezados por CARLOS SLIM se enfundaron en la camiseta verde y están con todo, no tanto con el presidente López Obrador, sino más bien con México.

Y hacen bien, a partir de ahora requerimos de empresarios nacionalistas y con visión social que no implica tener aversión a lo extranjero. La inversión foránea siempre será bienvenida, y desde luego que viene a ganar dinero, lo que no se vale es que venga a trinquetear y para ese efecto se apoyan en los llamados presta nombres y en los corruptos que hay dentro del servicio público. Ese tipo de inversiones de aquí en adelante ya no caben en México. 

Y soy de los que creen que al final de la pandemia vamos a ser otro país, un país compuesto por ciudadanos consientes de las medidas de limpieza para prevenir enfermedades.

Ahora tendremos gente habituada a lavarse las manos constantemente, a comer lo necesario, a olvidarse de la glotonería, y sobre todo, tener conciencia de que al gobierno hay que exigirle, pero también hay que cumplir. Que se queden los empresarios nacionalistas, como ya lo dije, con visión social que desde luego ganen mucho dinero, entre más riqueza produzcan más bienestar habrá para todos.

Esas son las características de un país en donde no admiten desigualdades pero que exigen esfuerzos a todos.

Los tramposos y corruptos no caben como tampoco los holgazanes, así como los importamadristas e irresponsables.

No voy a pensar que una vez pasada la pandemia México será un modelo de país, pero sí creo será el principio del enorme cambio que ya era necesario se diera.

No tenemos condiciones para ser potencia del primer mundo, pero sí para tener un país con una vida digna, lo mismo para los pobres, que siempre los habrá y en cualquier país del planeta, así como el acceso al bienestar por parte de las clases medias, mientras que los empresarios que hagan negocio, que ganen dinero, pero a la buena.

Ya hay varios que están haciéndole la punta a esa nueva visión empresarial. 

Los que no pueden ver ni en pintura al presidente López Obrador, la gente ya sabe de dónde viene tanto odio: les canceló privilegios que vienen haciendo los negocios a la mala.

Y mucho bien se haría el PAN en deslindarse de ellos, los van a hundir y los albiazules no están para andar desafiando a las clases populares.

A nivel nacional siguen anclados con un 16 por ciento de las tendencias electorales, un margen pobre para un partido que en lo que va del siglo XXI dos veces detentó la presidencia de la república, poder que lo perdió por no saber utilizarlo en forma adecuada.

Solamente con buenos ejemplos a través de sus gobernantes se podrán levantar, no con poses como las del gobernador naranjista de Jalisco, ENRIQUE ALFARO RAMÍREZ, y el independiente de Nuevo León, JAIME RODRÍGUEZ “El Bronco”, que aparentando andar acelerados por los estragos del COVID tomaron decisiones anticipadas y ahora resulta que fue gasto inútil porque ahora que se decretó la fase 2 van a tener que repetir el gasto.

Que infames, derrochar lo que está escaso en pos de popularidad.

Y aquí en nuestra querida Reynosa ya debieran irle parando a los rumores. Es cierto que en el hospital de Pemex hay precisamente internado un médico que presta sus servicios a esa institución, víctima del COVID-19, lo que aprovecharon para difundir que ya había cinco casos más en ese mismo hospital.

Luego dijeron que, en el hospital del IMSS, el 270, estaba lleno de víctimas de neumonía atípica, y sí, hubo seis sospechosos, pero fueron dados de alta.

Yo solo les digo a mis lectores, no crean babosadas y menos las reenvíen, solamente razonen: ¿Quién puede tener acceso a los archivos de un hospital para examinar todos los expedientes de los enfermos? Obvio que solo el personal médico y administrativo y ellos no van a andar hablando de su trabajo como si fueran lavanderas de barrio. Saben que se exponen a perder la chamba y sería muy poco ético que lo hicieran. 

Y por hoy, BASTA.

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gilberto.banda@elmanana.com