Columnas > GERARDO MORENO

El infierno de tener una pareja egoísta

Estarán de acuerdo conmigo que hay un abismo de diferencia entre ser honesto y ser cínico. Díganme si las siguientes frases se merecen un monumento al descaro:

“Por tu culpa me corrieron del trabajo. Te dije que me despertaras temprano y no me despertaste.”

El infierno de tener una pareja egoísta

“Yo no te quería pegar, pero me sacas de mis casillas.”

“Te dejaste engordar y por eso me fui con otra”

Lo que acabas de leer son cosas que suceden y que todos hemos conocido historias con estas frases. Naturalmente detrás de esto hay mucha inmadurez y de la mano existe un gran egoísmo. Muchas veces es complicado identificar a una persona egoísta porque en ocasiones confundimos egoísmo con narcicismo. Te pondré un ejemplo sencillo para que veas la diferencia. A un egoísta le importan tus cosas, pero le importan más las de él y a un narcisista solamente y únicamente le importan las de él. ¿Vista la diferencia?

Tener un romance o matrimonio con alguien egoísta es verdaderamente desgastante y algo muy triste es que no es tan fácil darte cuenta el tamaño de egoísmo que puede tener tu pareja hasta que de pronto hay una situación extrema que lo delata y es cuando se te cae la venda de los ojos. 

Vivir con una persona egoísta es una guerra perdida porque, aunque tus cosas son importantes para él, las cosas de él siempre serán urgentes. Lo tuyo es delicado, lo de él es grave. Tu trámite es necesario, el de él es una emergencia.

Hay situaciones que puedes “torear” sin que derrumben la relación, pero hay conductas que se vuelven infernales. Por ejemplo: Tú mueres por ir a la playa el fin de semana, pero como él quiere quedarse en casa, terminas por ceder, pero el día que el señor quiere ir a la playa y tú no quieres (o no puedes porque tienes compromiso con tu familia), entonces él te empieza a decir que eres una desconsiderada, que no valoras lo que él trabaja y que lo único que quiere es relajarse para pasar tiempo contigo y que no puede creer lo egoísta que tú eres porque para ti la relación no es tu prioridad. ¿Qué pasa en los siguientes diez minutos? Terminas cancelando tus planes para darle gusto y después de haber movido toda tu agenda, el señor te dice: “No te preocupes, ya cancelé la reservación.” ¡Tú te quieres aventar por las escaleras de la desesperación, frustración e impotencia! Ahora resulta que tú terminaste siendo la mala de la historia. ¡Qué horror, no hay forma de ganar!

El párrafo anterior es una situación muy boba, pero revela el círculo vicioso y la trampa de manipulación de un egoísta. Primero anula tus deseos (sentimientos, emociones o anhelos), después quiere imponer los suyos, tú terminas adaptándote y al final sientes una culpa de aquí a Júpiter y, por lo tanto, terminas haciendo lo que el señor diga.  

Quiero que sepas que tú no puedes sanar el egoísmo de nadie y mucho menos el de tu pareja. Los egoístas no tienen llenadera y por más que cedas, jamás será suficiente. La parte que te toca hacer a ti es ponerte límites a ti, no a él. Porque para los egoístas no hay límites (a menos que los pongan ellos) por lo tanto, si tu anhelo es que cambie, no va a cambiar, sin embargo, cuando el egoísta se da cuenta que ya no pueden manipularte y se topa con pared, entonces sucederán dos cosas:

1) Dejará de manipularte (y te invisibiliza e ignora)

2) Se marcha a buscar una persona que “verdaderamente” se preocupe por él. 

¿Ves por qué te digo que no hay forma de ganar? Si estás viviendo el infierno de tener una pareja egoísta, busca ayuda profesional, ya sea para aprender a quedarte (y aguantar mucho) o, para irte lo mejor librada posible. Deja de creer que es normal auto-anularte en “nombre del amor,” si ese es el precio, te está saliendo muy caro. #Anótele 

Sígueme en mi página oficial de Facebook: 

Coach Gerardo Moreno