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Descubre si padeces el síndrome de: «La malquerida»

  • Por: GERARDO MORENO
  • 02 JUNIO 2016
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Descubre si padeces el síndrome de: «La malquerida»

¿Recuerdas las últimas veces que saliste o intentaste tener algún tipo de romance? Tal vez salías con él un par de días o semanas y de pronto recibes un texto o mensaje de voz diciéndote que lo mejor sería ser sólo amigos o que él no está preparado para formalizar una relación. Claro que para ti esta no es una respuesta suficiente y por supuesto que necesitas una explicación y, además, que sea cara cara. Yo me pregunto cómo para qué necesitas que te “aclare” lo que pasó cara a cara como si “aclarando las cosas” el resultado fuera a cambiar. 

El punto es que no es la primera vez que te mandan a freír espárragos, incluso podríamos decir que de cierta manera es un patrón en tu vida. Obviamente después de que te mandan a volar te vas a poner furiosa, vas a escupir fuego y tendrás ganas de cortarlo en pedacitos con un cortaúñas. ¿O no? ¿Pero cuáles son los sentimientos con los que te quedas al final del día? Tal vez la película que pasa por tu mente tiene algunos de los siguientes diálogos: 

• No soy suficiente, con nada logro complacerlos. 

• No me quieren, solo me utilizan.

• No me toman en cuenta, siempre abusan.

Si observas con atención, lo más triste de la película no necesariamente es la escena final, sino los diálogos mentales que te estás contando una y otra vez. Incluso durante la relación muchos de tus diálogos internos eran de terror. Por ejemplo, si no te contestaba el teléfono asumías que estaba con otra. Si se le pasaba llamarte a determinada hora tú asumías que ya no te quería. Nota como muchas de las sensaciones que describen el síndrome de la malquerida obedecen a las interpretaciones que tú le das a los hechos, sin embargo, hay otras razones por las cuales ellos deciden huir. 

Te diré algo muy peculiar. Los hombros pueden ser muy “obedientes”. (Leíste bien) ¿A qué me refiero? Bien dicen que el hombre llega hasta donde la mujer quiere. Y este dicho tiene toda la razón. Dependiendo de cómo te trates tú es como te tratarán ellos. La manera en cómo vas dando las instrucciones no necesariamente es de forma verbal, sino con tus reacciones, conductas y procederes. Lo triste de esto es que en realidad lo que quieres es que él vea lo valiosa que eres, los talentos que tienes, lograr ser suficiente para él e incluso, hacerte indispensable. ¿Qué mensajes estas dando? Veamos:

• “Yo me hago cargo, yo resuelvo”: No importa lo que él necesite. Tú se lo facilitarás. Ya sea una tarjeta de crédito, hacer reservaciones, un préstamo, ir por sus hijos a la escuela, pagar la renta de su departamento o la mensualidad de su casa, ¿le sigo? (Subtítulo de la escena: “Estoy dispuesta a hacerlo todo por ti.”)

• “La misma de ayer, la incondicional”: Comienzas a renunciar a tu vida con tal de estar ahí con él y para él. Ya sea que no vayas a la junta que tenías programada o a la comida del jueves con tus papás o la reunión con tus amigas. (Subtítulo de la escena: “Abandono mi vida para ti”).

No me malinterpretes. Es completamente válido apoyar a tu pareja, pero apoyar no es sinónimo de que hacerte cargo de él. Para diluir el síndrome de la malquerida, es indispensable que observes desde dónde estás actuando y para qué estás actuando así. La respuesta siempre será: “Para ser aprobada y que vea mi valor.” Así como existe la niña interior, también existe tu ‹malquerida interior› y, mientras no la abraces seguirás creyendo que los villanos son ellos. 

¿Sabes por qué te sientes malquerida? Porque te estás malqueriendo tú. La chamba no está en reparar a los demás, sino repararte tú, sanarte. Es momento de que la mires, la abraces y le preguntes qué necesita tu ‹malquerida interior›. Te aseguro que, si escuchas con atención, ella te dirá: “¡Apruébame, ámame y acéptame tú!” Anótele. Nos leemos pronto. 

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Gerardo Moreno (Coach de Vida)


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