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Con la austeridad no alcanza

Me gusta la idea de la “austeridad republicana” de la que habla López Obrador, era y es necesaria, pero también es cierto que eso no combate directamente la corrupción política. 

Pregunto: ¿Qué político corrupto se ha hecho rico ganando un sueldo elevado, teniendo una suburban, choferes, guarda espaldas y asesores bien pagados? La idea de la austeridad en el gobierno, la comparto, y creo que la mayoría, sin embargo este ejercicio –que insisto es bienvenido- golpea de frente y duro, pero a los famosos “privilegios” de la clase política, no a su oportunidad de corrupción y enriquecimiento. 

Con la austeridad no alcanza

Soy más claro: Que le quiten la suburban, los choferes, le recorten asesores y le disminuyan su sueldo de cien mil a sesenta mil pesos a un secretario de gabinete, no garantiza que el sujeto en lo obscurito no vaya a hacer sus trapacerías. 

Dijo Alberto Barranco, columnista de El Universal, “El que es corrupto lo seguirá siendo aún ganando un millón mensual. No es cuestión de ingreso sino la moral de las personas la que define su inclinación”. 

Coincido parcialmente con esa tesis, porque aunque llenáramos el servicio público de puros recatados y se les pagara mucho menos de lo que se les paga ahorita e incluso firmaran de “enterados” sobre el contenido de una constitución moral, si sigue habiendo el nivel de impunidad que tenemos, los pillos encontrarán el espacio para operar sus fullerías al sentirse cómodos ante la inacción de las fiscalías.  

Hay unas preguntas que debemos hacernos y poco se ha hablado del tema: ¿Cuál será el papel del próximo gobierno federal en torno a los sistemas anticorrupción, tanto el nacional como los locales? ¿Le interesará que funcionen? ¿O lo sometemos a consulta popular? 

Luis Pérez de Acha, integrante del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción y, por disposición de ley, futuro Presidente de dicho Sistema, lo dijo claro en una visita que tuvo aquí en Victoria: “Los actores políticos de este país tienen estrategias sofisticadas y quienes los combatimos lo hacemos con resorteras”. 

Comulgo con la idea de una transformación de fondo, ¿Quién no? Pero con la austeridad no alcanza: disminuir privilegios no es mala señal (y habrá que debatir el tema de los sueldos, ¿hasta dónde?) pero si no se combate la raíz, que es el negocio del político en la obra pública, en las medicinas y etcéteras, pensaré que la mafia del poder continuará a partir de diciembre, solo que en otras manos, como ha pasado siempre.