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Reconocer

Hace días leí en mi cuenta personal de Twitter algo que tal vez ya habían oído, yo no; que la palabra “reconocer” se escribe igual al derecho que al revés.

Desde que leí eso supe que así empezaría mi columna de hoy, porque es francamente increíble que no se reconozca uno de los grandes problemas de nuestro país, no solo por la clase política, tampoco por la ciudadanía, que es la impunidad.

Reconocer

Lo de Elba Esther Gordillo no nos debería sólo convocar a la crítica y a la especulación sobre porqué se nos cae a pedazos la pared de la justicia mexicana, sino también, a la identificación de su agrietamiento y debilidad, y por lo tanto a la construcción de una nueva, pero con cimentación sólida para que soporte el peso de la impunidad.

Sin embargo, pregunto: ¿Seremos en el corto o mediano plazo una sociedad capaz de reconocer, que necesitamos una Fiscalía autónoma? ¿Reconoceremos que el debate por una moderna e independiente procuración de justicia va más allá de preferencias políticas? 

Porque no se trata de una Fiscalía aperlada, morena, tricolor, “coparmexa”, o que huela a “primor”, si no de que realmente sirva a la justicia, y no a la política.

Y es que a la vez es tan simple como complejo, que la palabra reconocer se escribe igual al derecho que al revés, como que a través de la razón también, deberíamos reconocer y distinguir sin apasionamientos febriles la ruta a seguir; pero no lo hacemos.

Coincido con los que piensan que es absurda la concepción de “reconciliación” bajo la premisa del perdón a la corrupción y a quienes han vulnerado las reglas. Es evidente que la impunidad da de comer, nutre, a la injusticia. 

En 2011, en el libro Mexicanidad y Esquizofrenia, su autor señala que nuestra mexicanidad es esquizofrénica; que los mexicanos tendemos a contradecirnos, dice, que le quemamos incienso a la ley todos los días y la violamos con singular regocijo también todos los días.

Y siendo el octavo mes de 2018, coincido humildemente en la tesis de la esquizofrenia de nuestra mexicanidad: pues al menos al día de hoy pareciere que la mayoría votó contra el PRI corrupto de Peña, pero a la vez, a la mayoría no le importa si habrá castigo o no.

¿Lograremos reconocerlo?