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‘40 y 20’

¿Cuánto afecta la diferencia de edad en una relación?»

Es una realidad que la edad no determina la madurez. De hecho, todos conocemos personajes que tienen cuarenta años y actúan como si tuvieran dieciséis. Hace veinte años era común conocer historias donde el caballero era significativamente mayor que la damita y hasta cierto punto era “bien visto”. Hoy día las cosas han cambiado, porque ya hay muchas relaciones donde son ellas las mayores. Ni bueno, ni malo. Simplemente hoy hay más variables. La pregunta en el aire es saber cuánto puede afectar la diferencia de edad en una relación. 

Vayamos por partes. No es lo mismo cuarenta y veinte, que cincuenta y treinta. ¿A qué me refiero? Cuando él tiene cincuenta años y ella treinta, aunque haya veinte años de diferencia, al final del día amos tienen un cierto criterio desarrollado. Pero cuando ella tiene veinte y él cuarenta, realmente a ella le falta experiencia y su criterio recién se está forjando. ¿Entonces hasta dónde y cómo puede influenciar la brecha generacional en una relación?  

‘40 y 20’

Vamos dándole un giro interesante al tema. Independientemente de la edad, uno de los objetivos de establecerse como pareja es armar un proyecto de vida juntos y el verdadero proyecto de vida NADA tiene que ver con el deseo sexual, la compatibilidad de gustos (a él le gusta el fútbol y a ella leer) o lo bien que lo pasan juntos. Un proyecto de vida no se construye sobre la cama, sino sobre los valores. 

La diferencia de edad no tiene nada que ver con la atracción. A él le puede fascinar una damita de veinte años y a ella le puede encantar un cincuentón. Pero insisto, el que se gusten no es suficiente para forjar un compromiso. Estarás de acuerdo conmigo que toda relación necesita de ciertos ingredientes para que funcione. No me refiero a la “receta” que garantice el éxito, sino a dos segmentos de ingredientes (o elementos) a considerar:

El primer segmento de ingredientes tiene que ver con lo de “afuera.” Que se gusten, que se caigan bien, que el sentido del humor sea similar, que haya química sexual e histocompatibilidad (que les agrade su aroma natural), que exista cierto nivel de independencia económica e incluso que a tu familia le caiga bien. ¿Quedan claros los ingredientes de afuera? 

El segundo segmento de ingredientes tiene que ver con lo de “adentro”. Aquí la cosa cambia. Estamos hablando precisamente de valores como respeto, integridad, honorabilidad, sentido de justicia, compromiso, empatía y compasión, responsabilidad y honestidad, por nombrar algunos. 

¿Ves el contraste? Sin importar la diferencia de edad (siempre y cuando sea legal), te puede encantar alguien menor o mayor que tú, caer súper bien, tener sexo delicioso e incluso, puede estar estable en el tema del dinero. Pero, de qué sirven todas estas “bondades” si te miente, pone el cuerno, no es congruente, es tranza con los demás y no cumple con su palabra. Ahora entiendes por qué digo que el que se gusten y se amen no alcanza para hacer un proyecto de vida. 

El segundo segmento de ingredientes son la verdadera materia prima que se necesita para consolidar una relación, sin importar la diferencia de edad. A ver, seamos honestos y adultos. ¿Quién a los veinte años tiene fortalecida la visión de la vida? La mayoría no. Claro que hay casos que a pesar de la diferencia de edad la relación funciona. Como te darás cuenta yo no estoy condenando a las relaciones con diferencia de edad. De hecho, en mi matrimonio yo soy doce años mayor. Simplemente hago la invitación a que puedas ver más allá del primer segmento (lo de afuera), porque lo más fácil es ser compatible en la cama con alguien, pero el reto está en ser compatible en los valores (lo de adentro) y cuando los valores son compatibles es donde puede nacer un compromiso, porque un proyecto de vida sin compromiso no es proyecto de vida. Una variable en la definición de madurez podría ser “la capacidad de compromiso que alguien tiene”. 

No tomes decisiones permanentes basadas en emociones temporales -dice la frase- La traducción en este caso sería: “No tomes decisiones permanentes basadas en calenturas temporales”. Cuando la pasión se agota es cuando el compromiso surge, por eso les he explicado que el amor no es un sentimiento, sino una decisión más allá de las edades. Nos leemos pronto ¡y anótele!

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