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Insta Sergio Cárdenas a 'sembrar' música mexicana

Sergio Cárdenas considera un respaldo a la música mexicana el haberle otorgado el Premio Nacional de Artes; pugna por mayor presupuesto

Cd. de México.-Como caído del cielo le llega el Premio Nacional de Artes y Literatura 2021 a Sergio Cárdenas, a punto de agotar sus ahorros tras 52 meses sin ningún ingreso; fue despedido de la Facultad de Música (FaM) de la UNAM, lo cual pelea en tribunales.

Insta Sergio Cárdenas a sembrar música mexicana

 Al director de orquesta y compositor tamaulipeco apenas le quedaba dinero para un mes, a pesar de su modo austero de vida, comparte en entrevista.

 "Cae del cielo en mi momento actual, y no lo digo como una cuestión de creencias sino que a raíz de la arbitrariedad de la Facultad de Música que rescindió mi relación laboral con la UNAM yo dejé de percibir ingresos", responde.

 En la Facultad de Música, Cárdenas denunció ser blanco de un "acoso laboral y académico" que culminó con su despido en marzo de 2018, tras haber sido destituido como director artístico de la Orquesta Sinfónica Estanislao Mejía (OSEM-UNAM), con 13 años en esa posición.

 Propuesto al galardón en el campo de las Bellas Artes por el Gobierno de Tamaulipas, la distinción implica un premio en metálico de 823 mil 313 pesos, además de ser honrado como Creador Emérito del Sistema Nacional de Creadores de Arte.

 Asume el reconocimiento como un "fuerte respaldo a la música mexicana de concierto".

 Cárdenas atiende la entrevista en un café de Coyoacán, el barrio al que llegó a vivir cuando terminó la secundaria en Ciudad Victoria, donde nació en 1951, tras mudarse a la Ciudad de México para estudiar Teología en el Seminario Teológico Presbiteriano de México, pero no lo aceptaron, recuerda, por no tener la preparatoria y tratarse de estudios a nivel licenciatura.

 Se inscribió entonces en el turno vespertino de la Preparatoria Núm. 6 de la UNAM, mientras por las mañanas asistía a la Escuela de Música Sacra del seminario, donde apagaban las luces a las 10 de la noche, por lo que él debía estudiar con la luz de la calle.

 "Todo cuesta en la vida", advierte.

Los inicios en la música

 Disfruta de un café negro y una rebanada de estrúdel de manzana, el postre que religiosamente comió a diario durante tres años mientras estudiaba dirección orquestal en la Universidad de Música Mozarteum de Salzburgo, la cuna de Mozart, de la que se graduó con honores.

 Ave nocturna, extendía hasta la madrugada las horas de estudio para remontar su desventaja de al menos una década en la música, pues había empezado a los 16 años. Aprendió mucho repertorio, a un ritmo de una sinfonía por mes.

 En Salzburgo, a donde llegó en 1973, comenzó de manera simultánea las carreras de dirección orquestal y canto, dueño de una voz de barítono con la que había estrenado en un rol principal la ópera Between the Shadow and the Dream, de Olga Gorelli, en Estados Unidos. Para quien sienta curiosidad por escucharlo cantar, colgó en YouTube videos de su recital de titulación con honores, en 1972, en el Westminster Choir College, en Princeton, Nueva Jersey.

 Pero un día, su maestro de canto, un húngaro con gran trayectoria en las casas de ópera alemanas, fue a verlo dirigir todavía como estudiante con la orquesta del Mozarteum y, en la siguiente clase, le dijo: "Estuve en su concierto y hablé con su maestro de dirección orquestal, y decidimos que usted deje el canto y se concentre en la dirección".

 Un episodio que recuerda entre carcajadas y del que no se arrepiente. Fue la confirmación de que su futuro estaba en el podio.

 "La dirección orquestal es un mundo mucho más fascinante, más profundo, más difícil y de más retos, incluso de más satisfacciones", señala.

 Fue a Salzburgo y a Princeton dispuesto a absorber cuanto pudiera, y tuvo el privilegio de tener magníficos maestros, como Herbert von Karajan y Sergiu Celibidache.

 Pero aún canta en sus ensayos. "El secreto de la buena música es el canto", dice. Ante un problema de ejecución musical, el canto aparece siempre como solución. "Es lo más interno y profundo del ser humano".

Recuerdos desde el podio

 Su primer contrato como director fue a los 24 años, recuerda, como titular de la orquesta estudiantil del Mozarteum, lo que marcó el principio de una carrera en el podio tanto en México como en el extranjero, tanto como batuta huésped como titular.

 Nadie le regalado nada, defiende Cárdenas. Como pareciera que sí a otros.

 En los años recientes en México, observa, por ejemplo, la tendencia a pensar que el prestigio de una orquesta se eleva al nombrar a un extranjero como su titular. "Generalmente todos mediocres, en mi convicción, y el que lo dude, si quiere lo discutimos; algunos de cuarta", sostiene.

 Con 27 años, fue designado como director de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) y, por increíble que parezca, no conocía el Huapango de José Pablo Moncayo. Al haber estudiado fuera del País, tenía el repertorio clásico dominado, pero conocía, "poco o casi nada", de la música mexicana.

 Un hueco que se encargó de cubrir con la programación y grabaciones de las obras de compositores como Candelario Huízar y el propio Moncayo.

 "Empecé un proceso fascinante de descubrir la música mexicana, sobre todo a Huízar, maravilloso, de cuya existencia no sabía, y mire que cuando llegué a la OSN ya tenía casi un doctorado en música, pero claro, en otros contextos".

 Bajo su dirección, se preocupó por hacer valer el carácter nacional de la orquesta, con la que permaneció de 1979 a 1984, con los festivales de Primavera de Oaxaca y de Verano de Aguascalientes, además de giras por distintos estados.

La carrera como compositor

 Con un catálogo como compositor de 129 obras, Cárdenas estrenará en Chicago, el 11 de agosto, Rehilete, una obra vertiginosa para cuatro flautas que le comisionó Evangelina Reyes, flautista principal de la OSN, y ya trabaja en la 130, un cuarteto para cuerdas.

 Y puede jactarse de haber puesto a rapear hace 20 años al célebre Sir Simon Rattle con la complicidad de los 12 violonchelistas de la Filarmónica de Berlín, ensamble de cámara para el cual escribió The Flower is a Key, grabada en el álbum Round Midnight (2002).

 O ser capaz de provocar airadas reacciones, como cuando estrenó Beethoven visita México en el Festival Internacional Cervantino y algunos músicos de la Sinfónica de Xalapa se negaron a tocarla por considerarla un sacrilegio al mezclar la música popular con la obra del genio de Bonn.

 "Me tiene sin cuidado, no demuestra que mi música sea mala sino la pobreza artística de esa gente", lanza.

 Aunque no ha escrito hasta ahora ninguna ópera, a pesar de su gusto por el género, la razón es que no ha encontrado un libreto con el que se identifique.

 Nada mal su catálogo para un músico que no está al 100 por ciento dedicado a la composición, sino que además dirige, prepara obras, da clases -al menos hasta su despido de la FaM- y escribe libros.

 "(Pero) en un sentido riguroso, artístico, un director a la hora de dirigir siempre está componiendo, al menos yo así lo pienso", asegura. "Cuando empiezo a dirigir, empiezo a componer la obra desde su primer sonido, configurar, a darle dirección, un sentido, y asumir una responsabilidad de lo que se está haciendo. No soy un merolico".

 Por ello no le interesa escuchar las grabaciones de la obra que va a dirigir. "No escucho música, estudio la partitura", revira. A pesar de tener almacenados en una bodega de Ciudad Victoria 700 discos, todavía en LP y algunos sin abrir.

 Y no escucha música por placer, zanja. "Por placer, voy al cine, al teatro; no aguanto (escuchar música) porque empiezo con la tijera: qué mal está esto o lo otro".

 Exigente, aún con los amigos, Cárdenas es fiel a un principio: "A la hora de estar en la música, impera nada más la música".

Más presupuesto a orquestas y compositores

 De ser elegido como orador en la ceremonia de entrega de los premios nacionales de Artes y Literatura, Cárdenas aprovecharía la tribuna para presentar el proyecto "Sembrando Música Mexicana de Concierto", a tono con la iniciativa del Gobierno "Sembrando Vida".

 El respaldo a la música nacional ha sido su lucha por años, y más durante el tiempo en el que fue presidente de la Promotora de Música de Concierto de México.

 Con el proyecto en mente, Cárdenas propone apoyar a los compositores del País y a las orquestas.

 Por su experiencia como director titular, sabe bien que la gran mayoría de las agrupaciones carecen de partidas presupuestales para apoyar comisiones.

 "La idea es que se constituya un fondo al que puedan acceder las orquestas y garantizar que cuenten con una mayor presencia de música mexicana", plantea.

 Esperaría que la propuesta, "constructiva para el País", cuente con el beneplácito del Presidente Andrés Manuel López Obrador y de la Secretaría de Cultura.

 "Para mí este Premio Nacional es una manera de manifestar un apoyo o un espaldarazo a la música mexicana".



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