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Perseverante y paciente

El mexicano volvió de la cima del Everest enfocado en ayudar a los jóvenes

Quizás la vida de Juan Diego Martínez estuvo enmarcada desde el mismo día de su nacimiento.

Perseverante y paciente

Me han dicho personas que las motivé y se siente muy padre y quiero hacer que más gente se motive o quiera hacer un cambio”. Cuesta mucho volver, pero es un sacrificio que se tiene que hacer y al final de cuenta te forja el carácter, no tienes que estar a 8 mil metros para hacer esto, con las pequeñas cosas se puede hacer”. Es muy importante vivir el presente, siempre estamos en el teléfono, pensando qué haremos después y está bien, son inquietudes, pero también hay que tener el presente en el que estás tú contigo, muy conectado, muy concentrado”. JUAN DIEGO MARTÍNEZ, ALPINISTA

El mexicano más joven en la historia en alcanzar la cima del Everest nació en un “11-11”, hace 19 años, y su vida cambió desde el pasado 15 de mayo, cuando logró esa hazaña con tres Récords Guinness.

“Me aparece el 11-11 en todos lados, me gusta mucho mi número”, dijo el joven tapatío a Grupo REFORMA.

“Quiero que los aprendizajes que tuve en la montaña meterlos a mi vida diaria. La principal sería, y es algo que quiero compartir mucho, podemos tener una meta muy grande y a la vez muy lejos y en la montaña ves la cumbre súper lejos, pero en cada paso te vas acercando más y tarde o temprano vas a llegar y en eso se transforma todo en la vida. Quieres algo y te cansas de hacerlo porque llevas mucho tiempo y no lo consigues, pero en realidad te vas acercando más al objetivo y eso es lo que importa. Tarde o temprano llegas, el chiste es tener perseverancia y mucha paciencia”.

“Me gustaría compartir mucho mi experiencia con los jóvenes, que obviamente somos el futuro del País y del mundo hacia el bien, creo que tengo mucho material que puedo compartir e intentar ayudar a la mayor gente posible sin importar la edad. Estoy muy feliz y emocionado. Quiero ayudar en lo que pueda”.

¿Cómo te cambió esta hazaña?

Muchas veces damos mucho por hecho y que siempre lo vamos a tener y hasta que te lo quitan te das cuenta. 

Decía ‘déjame que llegue a mi casa y voy a agradecer todo demasiado’, como el tener internet en el teléfono, una botella para tomar agua, agua fría, aunque hacía mucho frío yo quería agua fría, una barra de jabón, un lavamanos, una regadera, todo eso y muchísimo y normalmente no pensamos y no agradecemos que tenemos eso, cuando en realidad es lo pequeño que hace un cambio radical y en la montaña te das cuenta de eso.

¿El Juan Diego que fue al Everest es diferente al que regresó?

Aprendí mucho y creo que es un proceso para cambiar a lo bueno, como el agradecimiento y todo eso también tarda tiempo en que en realidad lo estés viviendo y lo sigas agradeciendo conforme pasa el tiempo. Agradece todos los días por las pequeñas cosas que tenemos.

El estudiante de Ingeniería industrial en la Autónoma de Guadalajara ya regresó a los entrenamientos, aunque todavía se siente cansado, y a 10 días de la hazaña aún no le cae el 20 de lo que hizo. Revisa el celular, ve videos, fotos y piensa ‘¿cómo que estaba ahí?’ y ya después piensa, recuerda y se le hace padre.

¿Qué pensabas cuando estabas en la cima?

¿Sabes en qué pensaba mucho? Para que veas a lo que llevas tu cabeza. Nunca he visto caricaturas, no fui de esas personas, y pensaba muchísimo en ‘Timmy Turner’, el de Los Padrinos Mágicos, no sé por qué, nunca lo había visto, se me apareció en la cabeza ese nombre y cuando llegué al campamento, me metí al internet y miré al mono, me empecé a reir muchísimo. Es como otra realidad, estás tan cansado, la altura, todo se acumula, que te vas a otro estado.

¿En algún momento dijiste qué hago aquí?

Mil veces, muchísimas veces me pregunté qué hago ahí, pero pensaba tanto entrenamiento que hice, tanto que he hecho para este momento, intentar disfrutarlo. Es muy difícil disfrutar del momento, ves unas vistas que ni de película y es difícil apreciarlas porque estás muy cansado, la altura es mucha, pero después que bajas aprecias mucho. Sabía que me iba a sentir muy bien al bajar y eso me ayudaba también, sabía que iba a traer puras cosas buenas el que lo hiciera, me motivaba a hacerlo.

EL PODER DE LA MENTE 

Una barra de chocolate marcó el camino de Mario, un amigo ecuatoriano (66 años) de Juan Diego.

“Estaba en el Balcony, a 8,400 metros, lo veo sentado, lo agarro y me dice que está muy cansado y que quiere dormir, le digo que perfecto, que tenía algo que si se lo come le dará una energía de miedo, le dará muchísima potencia, pero que tenía que tener cuidado porque es muy fuerte”, platicó Martínez Álvarez.

“Saco una barra de chocolate normal, común y corriente, y se la come. Al siguiente día lo veo en el campamento y me dice ‘qué me diste, me ayudó, me quitó todo el cansancio’, y le digo que era un chocolate normal, nomás te convencí y tú te convenciste de que en realidad te haría un cambio abismal y te lo hizo. El poder del convencimiento”.

Conócelo 

Juan Diego Martínez Álvarez

 Edad: 19 años

 Fecha de nacimiento: 11 de noviembre del 2002

 Estudia: Ingeniería industrial en la Universidad Autónoma de Guadalajara

 Guía: Nirmal “Nimsdai” Purja

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