Cuando el corazón necesita ayuda

Las cardiopatías congénitas son todas las malformaciones del corazón que se presentan desde antes de que un niño nazca, eso es algo cada vez más frecuente y en sí es la segunda causa de muerte en bebés menores de un año que nacen con males congénitos. “Gracias a la tecnología avanzada, se cuenta ya con electrocardiograma fetal, lo que es un ultrasonido que se les hace a las embarazadas entre las semanas 18 a la 24 de gestación y de esa manera puede detectarse incluso antes del nacimiento del niño, que enfrenta un problema en su corazón”, dijo Lourdes Anahís Palacios Cantú, una de las tres cardiólogas pediatras que hay en Tamaulipas.

El descubrimiento a tiempo de la patología, le permite al niño nacer en un hospital de tercer nivel y eso le hace posible contar con una atención oportuna y temprana de su problema cardiaco y por lo tanto, se mejora en mucho el pronóstico de los mismos pacientes, añadió.

Existen varios signos de alarma que deben conocer los papás, como puede ser que los niños respiran muy rápido, tienen dificultad para respirar, sudan y se cansan cuando comen, no ganan peso y talla adecuadamente, a veces tienen infecciones respiratorias de repetición, puede haber alguna coloración azulada en las uñas o en la boca, o bien, el pediatra detecta algo en la auscultación y son datos que se deben tener como alertas para canalizar todos los casos a un cardiólogo pediatra y así poder diagnosticar la enfermedad, apuntó Cantú Palacios.

 Niños y niñas pueden llegar a padecer esa clase de patologías.

En otros, dependiendo de la gravedad y el tipo de problema de cardiopatía pueden ser tratados con medicamentos, otros con intervención cardiaca y otros más con cirugía cardiaca, pero depende mucho del diagnóstico temprano que se realice para poder mejorar el pronóstico del paciente.

Muchas  cardiopatías son corregibles totalmente y otras únicamente son candidatos a tratamientos paliativos. “La más riesgosa y que provoca más fallecimientos en el primer año de vida, son las patologías troncoconales o las que se asocian con alteraciones en la formación de los vasos del corazón, como son la aorta y la arteria pulmonar”, indicó la cardióloga pediatra.

La detección temprana los hubiera salvado

Si Daniela y Laura se hubieran enterado que la dificultad para respirar de sus bebés se debía a lesiones en el corazón, seguramente hubieran podido salvar sus vidas.

Estas jóvenes madres de familia coinciden en que el nacimiento de sus hijos se dio de forma normal, sin contratiempos, por lo que al darlos de alta los llevaron de inmediato a casa.

Daniela comenta que pasaron apenas tres días cuando notó que su hijo respiraba de manera irregular.

“Era como si en ocasiones le faltara el aire, luego respiraba muy rápido y al final despacio. Su pancita se inflaba y luego dejaba de moverse”.

Al consultarlo con un doctor, le dijo que era normal, que se trataba de un recién nacido que estaba acostumbrándose a respirar por sí solo.

“Con el tiempo parecía que la respiración de mi bebé se normalizaba, pero cuando cumplió cinco meses, comenzó tener espasmos, se agitaba mucho para respirar, si estaba jugando y hacía algún movimiento brusco, respiraba muy rápido”.

Fue entonces que decidió llevarlo con un cardiólogo pediatra en Monterrey, Nuevo León, quien le recomendó una serie de estudios.

“Cuando tuvimos los resultados nos dijo que debíamos hacerle una cirugía, tenía sólo el uno por ciento de posibilidades de sobrevivir y desafortunadamente no vivió”.

Su hijo cuenta, tenía hipoplastia de ventrículo izquierdo.

”Gracias a la tecnología avanzada, se cuenta ya con electrocardiograma fetal, lo que es un ultrasonido que se les hace a las embarazadas entre las semanas 18 a la 24 de gestación y de esa manera puede detectarse incluso antes del nacimiento del niño”. Lourdes Anahís Palacios Cantú, Cardiólogas pediatra.