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La urgencia de los detalles

El proyecto ‘Tal día como hoy’ rescata del olvido a mujeres artistas usando la capacidad expansiva de las redes sociales. Una manera de hacer historiografía a tiempo real

Autorretratos de mujeres artistas desde el siglo XVI hasta el XX.La urgencia de los detalles

Urge fijarse bien en los matices. Por ejemplo, no es lo mismo la historia del arte que la historiografía. La primera atiende la narración cronológica de acontecimientos pasados y la segunda hace referencia al modo en que es estudiada dicha historia. Es algo así como la historia de la historia del arte.

Que la historiografía se ha contado mal lo sabemos desde que voces como Linda Nochlin se preguntaran por qué las mujeres artistas habían sigo silenciadas en la historia del arte que se cuenta generación tras generación.

Corría el año 1971 y con fuerza un feminismo en el arte que empezó a cuestionarlo todo. Nochlin apuntaba directamente al patriarcado, cuestionando no sólo las desigualdades de un sistema que frenaba el desarrollo de las artistas, sino también las normas sociales que durante siglos habían conducido a la exaltación de la figura mítica del hombre artista, haciendo de su punto de vista el único punto de vista viable.

UNA NUEVA HISTORIOGRAFÍA LLEVA A LAS REDES SOCIALES

Su reflexión marcó un antes y un después en la historia del arte. Desde entonces, los conceptos con los que trabaja el arte feminista han alterado los supuestos sobre los que se basa el relato cultural tradicional. Ya hace tiempo que la crítica de arte Jennifer Higgie, coeditora también de Frieze Magazine, publica en Instagram un extenso catálogo razonado de todas esas mujeres artistas relegadas de la memoria. La cuenta está abierta y tiene cerca de 30 mil seguidores, un ejemplo perfecto de cómo utilizar los muros de las redes sociales para derribar otros de las redes culturales.

No está lejos el proyecto que hace algo más de un año lanzó también en redes sociales la artista Diana Larrea. Una conferencia de María Gimeno le abrió los ojos mientras rasgaba las páginas de “La historia del arte de Gombrich”, señalando que no había ni un solo nombre de mujer en este manual por excelencia sobre la materia. En ese momento, Larrea empezó a emular el quehacer de Higgie: hablar cada día en Facebook de una mujer artista, muchas apenas conocidas y hacerlo con cierto alo de celebración, no sólo por el descubrimiento para los que siguen su cuenta (también en Instagram), sino por rescatarlas en su aniversario, de nacimiento o de muerte, justo en la fecha en que más recordamos a los que no están. De ahí el nombre del proyecto: “Tal día como hoy”.

En proyecto ya hay una web que recoja cada una de las 400 entradas de este archivo de arte feminista, que incluye un texto con datos suficientes como para tirar del hilo y seguir investigando. Diana Larrea explica los detalles.

¿Son Facebook o Instagram el nuevo espacio público?

“Yo así lo considero. De hecho cuando me planteé mi proyecto ‘Tal día como hoy’ decidí abordarlo de la misma manera que otros trabajos míos anteriores en el espacio público urbano. Es decir, como una acción artística que apostara por interaccionar y establecer un diálogo empático en un lugar público virtual como es la red social. Lo malo de todo esto son las normas conservadoras que rigen este medio, su doble moral y su capacidad de manipulación”.

Las redes sociales funcionan como boomerang. ¿Cómo generar un campo social de esos contenidos sin que circulen sólo entre algunos amigos?

“Soy muy optimista al respecto. Pienso que esos contenidos llegan mucho más allá del pequeño círculo de amigos, aunque no quede constancia. Tengo la impresión de que sólo por no quedar en evidencia ante un medio de opinión pública, el sistema artístico más “oficial” se ve obligado a replantearse errores, a actualizarse y reinventarse. De este modo, tenemos más poder del que pueda parecer a simple vista”.

Y los likes, ¿son la nueva forma de validar?

“Creo que el mundo del arte va por libre. Puedes tener cientos de likes, cientos de seguidores, pero eso no necesariamente cambia tu situación. Puedes tener una carrera consolidada y un cierto reconocimiento artístico en el mundo especializado y sin embargo eso no te coloca en lugar privilegiado dentro del sistema. Es decir, sigues situado en una situación marginal dentro del ámbito económico del mercado del arte, como es mi caso”.

¿Qué tiene el proyecto de activismo?

“Me gusta definir el proyecto como una ‘acción artística online’ que explora desde una perspectiva de género, el conflicto simbólico histórico que existe alrededor de la labor de las creadoras plásticas. Se trata de una obra híbrida a medio camino entre la investigación y el activismo feminista. Cuando descubrimos el valioso y relevante trabajo de cientos de mujeres que ha sido ignorado o relegado a una posición marginal dentro de la historia del arte, entonces se destapa la violencia simbólica cultural socialmente construida desde hace siglos en nuestra civilización. Mi proyecto tiene un sentido activista porque pretende ir más allá de la propia práctica artística e implicarse directamente en las dinámicas de nuestro contexto social actual, centrándose en abrir fisuras dentro del discurso monolítico dominante. La historiografía que interpreta el arte en los manuales de estudio y en los museos, perpetúa un discurso hegemónico carente de neutralidad. Se trata de un gran relato androcéntrico construido desde la percepción masculina, donde el trabajo de las mujeres artistas no ha sido valorado con imparcialidad”.

¿Cómo es su proceso de investigación en el proyecto? ¿A qué fuentes acude para recopilar datos, fechas e información?

“Trabajo únicamente a través de Internet. Tras buscar la información online y estudiarla detenidamente, me dedico a contrastar los datos para elaborar una sinopsis de la trayectoria profesional de cada artista. Asimismo, en la selección de imágenes de las obras elijo las que considero más innovadoras, según mi criterio artístico, además de todas aquellas que se encuentran conservadas en museos internacionales de prestigio. De esta manera, trato de presentar una visión de cada artista muy pulida y erudita de tipo académico. Otro detalle que me gusta aportar, cuando resulta posible, es una fotografía de la artista trabajando en su estudio o un autorretrato. Esta referencia gráfica a su rostro me parece muy significativa, ya que creo que ayuda al público a establecer un vínculo empático de identificación con la individualidad y singularidad de la creadora, permitiendo una conexión más estrecha con su discurso artístico”.

¿Qué posibilidades ves para la crítica en las redes sociales?

“Pienso que otorga a los críticos mayor libertad de opinión, al responder sólo de sí mismos. Pero su situación laboral puede resultar más precaria al considerar los demás que hacen su trabajo gratis. Es un arma de doble filo, por un lado su trabajo tiene mayor difusión, pero por otro nadie lo valora como para pagar por él”.

Además de investigadora, es artista. ¿En qué grado “Tal día como hoy” es una acción más dentro de tu producción artística?

“Efectivamente considero este proyecto como uno más en mi carrera. Soy una artista multidisciplinar con 20 años de trayectoria profesional en los que he utilizado todo tipo de disciplinas como la instalación, el video, la fotografía, las intervenciones públicas o el dibujo. Mis propuestas son muy versátiles y siempre he intentado mantener un diálogo con las tensiones sociales, tanto contemporáneas como del pasado histórico. En este sentido, ‘Tal día como hoy’ continúa la misma dinámica, planteando un conflicto simbólico que nació de una necesidad personal para comprobar que se trataba también de una necesidad colectiva. A largo plazo me gustaría emprender un proyecto creativo basado en cada una de estas mujeres que hace dos años eran completamente desconocidas para mi y de las que he aprendido tanto. Me siento vinculada a ellas de un modo extraño y permanente”.

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“Autorretrato como nueva mujer”, de Frances Benjamin Johnston (1896).

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Algunas de las mujeres artistas recogidas por Diana Larrea en “Tal día como hoy”.




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