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Clorindo Testa, el Maradona de la arquitectura argentina

Fue un arquitecto enigmático que proyectó más de un centenar de edificios osados y novedosos, entre los que destacan, en Buenos Aires, tres obras determinantes de aire brutalista

Clorindo Testa con un juego de ajedrez de su creación en 1960.Clorindo Testa, el Maradona de la arquitectura argentina

Este mes Clorindo Testa hubiera cumplido 100 años. El arquitecto que marcó un hito en la modernidad arquitectónica de Argentina e introdujo los preceptos de Le Corbusier fue también un hombre esquivo, que prefería construir a hablar de su trabajo. Tal vez por eso su legado, menos popular que el de otros gigantes de la vanguardia latinoamericana, sigue siendo uno de los secretos mejor guardados de la arquitectura argentina moderna. Ahora, una generación de amantes de la arquitectura reivindica su obra, que sigue presente en la vida cotidiana de los miles de argentinos que transitan por sus edificios más emblemáticos.

Primera paradoja: esta leyenda de la arquitectura argentina nació en Italia. En concreto, en un pueblo vecino a Nápoles, aunque contaba con apenas cuatro meses cuando se mudó con su familia a Buenos Aires. Tras un breve periodo estudiando ingeniería naval, se decantó por ingeniería civil y la pasión por la arquitectura le hizo graduarse en 1947 por la UBA. Al año siguiente se incorporó a la oficina del Plan Regulador de Buenos Aires, dirigida por J. Ferrari Hardoy, donde trabajó como dibujante junto a Juan Kurchan, Ferrari Hardoy y a Antonio Bonet, el arquitecto catalán exiliado que desarrollaría proyectos tan emblemáticos como los Ateliers, en Buenos Aires o la Casa Berlingieni de Punta Ballena, en Uruguay, y que fue un integrante fundamental del grupo Austral, uno de los más influyentes en América Latina.

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Biblioteca Nacional de Buenos Aires diseñada por Clorindo Testa.

Sus orígenes y su formación hicieron de Clorindo Testa un arquitecto, urbanista, artista plástico, pintor y escultor "argentino" que nunca dejó de mirar a Italia. "Aunque italiano de nacimiento, soy un arquitecto argentino que vive y proyecta en Argentina sin perder los lazos con la tierra de mi padre, que era italiano", declaró en una ocasión. Con esta apreciación coincide su colaborador Oscar Lorenti, que en el documental Testa argentino de Bruno Garritano declara que "Clorindo siempre hacía hincapié en la importancia que tuvo en él el profesor Villalonga que lo llevó a Europa y lo introdujo en la arquitectura moderna". 

Los expertos subrayan la relevancia de esta experiencia. "Antes de ese viaje, su arquitectura es de escuela beaux arts, templetes con volutas, columnatas, arquitrabes...". Tras su estancia europea, Testa descubrió una nueva estética.

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Clorindo Testa y su amigo Eduardo Dessein, frente al Banco de Londres y América del Sur.

Poco amigo de discursos estructurados y didácticos, Clorindo Testa fue un arquitecto enigmático. No le interesó crear escuela. No se le vio impartiendo clases. Nunca dijo nada desde la teoría y, si bien mencionó en alguna ocasión a Aldo Rossi o Robert Venturi, la influencia que más veces reconoció en público fue la de Le Corbusier. 

"En los años cuarenta había tres referentes: Le Corbusier, Mies y Wright. A mi me gustó Le Corbusier por las construcciones de hormigón", explicó. En la obra del genio de La-Chaux-de-Fonds, Testa descubrió soluciones estéticas innovadoras, como el uso del hormigón en La Tourette, o la concepción del urbanismo en Chandigarh.

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Entrada a las criptas subterráneas del cementerio de Chacarita.

Su arquitectura tiene un gran valor expresivo y plástico que se guarda un as en la manga: la sorpresa. Como señala el profesor Jorge Francisco Liernur, Testa utiliza los edificios "como instrumentos para alterar la mirada distraída del espectador". Siempre trabajó asociado. Durante sus más de 60 años de actividad profesional proyectó más de un centenar de edificios que van desde un primer periodo de influencia Le Corbuseriana (los años cincuenta) a una época de corrientes más eclécticas (a partir de los años setenta y en adelante). En el periodo intermedio vivió un momento de euforia brutalista, durante los años sesenta, cuando exploró las posibilidades plásticas y escultóricas del hormigón armado. Testa es el artífice de tres obras determinantes de aire brutalista en Buenos Aires como son la Biblioteca Nacional, el Banco de Londres y el Panteón del Cementerio de la Chacarita, obras que demuestran su sintonía con su época y, sobre todo, un talante innovador y audaz.

También son obras que marcaron una época en la capital argentina. Como afirma el sociólogo, historiador y ex director de la Biblioteca Nacional entre 2005 y 2015 Horacio Gonzalez, "la de Clorindo es una arquitectura cosmopolita ligada a un propósito de renovación de la arquitectura de Buenos Aires con formas inesperadas. Hay algo de expresionismo, de austeridad, interiores donde los pisos están colocados en el interior de la estructura vacía. El piso, los hábitos de habitabilidad y el trabajo, están unidos. 

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Fotografía del Banco Hipotecario de Eduardo Colombo publicada en la revista ´Summa´ en diciembre de 1966.

Ahora ya no hay arquitecturas tan precisas. La arquitectura no puede renunciar a una sensibilidad con lo estético y lo plástico". Testa ganó varios concursos para proyectos institucionales pero, como también afirma Gonzalez "tenía un íntimo pensamiento libertario, no le gustaba el estado ni los poderes, pero tenía una secreta resignación para trabajar con todos ellos. Su tradición era humanística, creía en la arquitectura del arquitecto social, pensaba como Niemeyer que la vida puede cambiarse según los edificios y el equipamiento humano".

Fue el proyecto más importante en la carrera de Clorindo Testa y el que le consagró internacionalmente. Según el gran crítico William Curtis, es "una obra que lleva los elementos de la estructura, las instalaciones y la circulación hacia una plasticidad casi barroca". 

Para Juan Pablo Negro, docente de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de Avellaneda, "es la obra más valiosa, una de las más importantes no solo de Argentina sino también de Sudamérica". 

Proyectada junto al estudio SEPRA (Sánchez Elías, Peralta Ramos y Agostini), en ella, afirma Negro, "Clorindo desarrolla todas las virtudes y la expresividad del hormigón armado con un programa muy complejo y una estructura difícil de realizar, con pórticos de hormigón muy grandes donde cuelgan una serie losas que entre sí conforman un gran atrio cuya especialidad, en conjunto con la expresión del hormigón, logra concebir uno de los espacios más notables de la arquitectura argentina".

Tanto en la fachada como en el interior, el Banco de Londres transmite una modernidad incontestable. 

Uno se siente muy pequeño pero también llamado e invitado por este prisma rectangular de 26 metros de altura que antecede a un interior de tres subsuelos y seis niveles superiores.



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