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Sin cohetones, pero con fervor

Parten de Rancho Grande, por la carretera Ribereña hasta la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe

Procesión en honor de la Virgen de Guadalupe en la carretera Ribereña.Sin cohetones, pero con fervor

Unos 400 residentes de las colonias aledañas a la Rancho Grande, desfilaron desde la carretera Ribereña hasta la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe como parte de los festejos de la Patrona de los Mexicanos.

Ahora sin cuetes, ni cohetones como antes se acostumbraba pues por un accidente que lesionó a un seminarista, el obispo Eugenio Andrés Lira Rugarcía los prohibió para evitar más contingencias de esta naturaleza.

Desde la iglesia Palabra de Dios salió el contingente protegido por dos vehículos de particulares, con medidas de seguridad como la clásica banda amarilla que se pone y que la mayor parte de la gente interpreta como de protección.

Los cánticos alegres unos y melancólicos otros, que reflejan la idiosincracia católica en esta ciudad, se oían a varias cuadras a la redonda.

“La Guadalupana, la Guadalupana” y “Cielo cayó…” mujeres en su mayoría, hombres adultos, jóvenes y adolescentes integraban este contingente que acudía como cada año a rendir tributo a la Virgen de Guadalupe.

Paso a paso, coro a coro, letanías y exhortaciones a la adoración de la Virgen de Guadalupe, se abrían camino entre carretera, puentes y calles cercana sal centro de la ciudad.



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