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Se populariza y extiende la tradición del ‘Niño Perdido’

Dicha costumbre navideña se popularizó en Tuxpan y se extiende a diversos municipios veracruzanos

Las velas se encienden por senderos y calles de la zona norte de Veracruz, iluminando el camino del Niño Perdido, una de las tradiciones más bellas y representativas de la zona huasteca veracruzana que se mantiene viva.

Se populariza y extiende la tradición del ‘Niño Perdido’

Más de mil kilogramos de cera se convierten en velas para iluminar las calles de la zona centro y colonias de diversos municipios durante esta festividad, que ha sido adoptada por varias ciudades de las zonas norte y centro del estado.

Es originaria del norte de Veracruz y se caracteriza por reunir a las familias y parejas para encender una vela que representa la luz que guía a quien se ha perdido, para que regrese a casa.

TRADICIÓN BÍBLICA QUE SE CONMEMORA EN EL NORTE DE VERACRUZ

Esta fiesta surgió en el puerto de Tuxpan de Rodríguez Cano, Veracruz, popularizándose y extendiéndose a los municipios de Xalapa, Naranjos-Amatlán, Cerro Azul, Pánuco, Álamo, Poza Rica, Papantla, entre otras poblaciones.

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La costumbre recuerda el evangelio bíblico de Lucas (2:39-52) e ilumina el camino del Mesías con velas que se colocan en las banquetas.

Según el pasaje, el pequeño Jesús de 12 años viaja con sus padres a Jerusalén para las fiestas de Pascua, pero ellos lo pierden de vista; después de tres días, José y María lo encuentran en el templo de la ciudad conversando con los maestros judíos.

Esta celebración del rito cristiano se ha quedado en el colectivo de naranjenses, hasta la franja costera de Tuxpan, así como también en los municipios de Pánuco, Cerro Azul, Poza Rica, Álamo y Xalapa donde se desarrollan estas actividades, en algunos casos incluso con los rostros pintados de payaso.

¿EN QUÉ CONSISTE LA TRADICIÓN DEL NIÑO PERDIDO?

Esta tradición consiste en que los niños encienden velas, se colocan en carritos de cartón que van jalando y guiando al niño perdido. Además, muchas velas se colocan a lo largo de las calles para que el Niño Jesús o los niños que se han perdido puedan volver a casa.

Por su parte el cronista municipal de Pánuco, Veracruz, Luis Enrique Pérez, dijo: “Representa una luz de esperanza, una luz que sirva para dar vida a los médicos, a las enfermeras y a todos los que participan en la lucha constante para salvar vidas”.

Justamente el Día del Niño Perdido se conmemora cada 7 de diciembre, en días previos a la Navidad, con la intención de comenzar a infundir en la población un sentimiento de amor y solidaridad en estas fechas.

Esta celebración no es exclusiva de la ciudad de Tuxpan, ya que también se realiza en varias partes de la zona norte: Pánuco, Tamiahua, Cerro Azul, Naranjos, Poza Rica, Papantla, Gutiérrez Zamora, Álamo-Temapache, Alazán-Potrero del Llano y Xalapa.

Este año no será la excepción, ya que a partir de las siete de la noche se realizará el encendido de velas colocadas por la gente del pueblo, que iluminan las calles, para recordar este pasaje, alumbrar el camino del Niño Jesús y ayudarle a regresar a casa.

Esta fecha ha sido una de las más significativas de los municipios de la zona norte, y es a partir de aquí que se encienden las primeras velas a los pies de la escultura dedicada a esta festividad, dando paso al encendido de estas en el primer cuadro de todas las ciudades, lo que hace que esta tradición siga viva, pero con las medidas necesarias de salud para evitar el contagio del Covid-19.

En algunos municipios como Tuxpan de Rodríguez Cano, cada 7 de diciembre a las 7:00 de la noche suena un silbato desde el centro de la ciudad y posteriormente se encienden las velas colocadas por niños y personas adultas, una bella tradición que no debemos dejar que se extinga.



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