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Profesor universitario podría ser primer ministro de Italia

Giuseppe Conte posee un currículum académico brillante y con un perfil absolutamente técnico será el quinto 'premier' consecutivo que no sale de las urnas.

Profesor universitario podría ser primer ministro de Italia

Giuseppe Conte, tras 78 largos días de negociaciones, faroles y pactos insospechados, ha resultado ser la persona elegida para guiar el autoproclamado “Gobierno del cambio” formado por el Movimiento 5 Estrellas (M5S) y la Liga.

Profesor universitario, 54 años, exvotante de izquierdas y con un absoluto perfil técnico —pese a que se negó repetidamente a esa posibilidad durante las elecciones—, tendrá la misión de ejecutar los 38 puntos del acuerdo de Gobierno alcanzado por las dos fuerzas antiestablishment. Un programa que marcará el futuro de la tercera economía de la zona euro y la estabilidad de buena parte de sus vecinos.

Profesor de Derecho privado de la Universidad de Florencia, completamente desconocido para la mayoría de italianos y para un amplio sector académico, se pondrá al frente del país con mayores cambios de humor de la Unión Europea. Le reciben una prima de riesgo en alza (185 puntos) y la amenaza creciente de una tormenta en los mercados. El presidente Mattarella, que ha recibido la propuesta esta tarde en el Palacio del Quirinal, dará su aprobación definitiva mañana.

La primera vez que la mayoría de italianos supieron de Conte, divorciado y padre de un hijo de 10 años, fue el pasado 1 de marzo, cuando el líder del M5S, Luigi Di Maio, montó una puesta en escena electoral para presentar el supuesto equipo que gobernaría Italia si ganaban las elecciones. El nuevo primer ministro estaba en aquel esquema destinado a ocupar la cartera de Administración Pública, Meritocracia y Desburocratización, pero no es afiliado al partido.

“Tiene un rol muy ambicioso, el de lograr que el Estado haga menos leyes”, anunció Di Maio. Algo incómodo, inició su discurso reconociendo que como jurista sabía que aquel paripé no conducía a nada serio y que sería el presidente de la República, Sergio Mattarella, tal y como señala la Constitución, quien tomase la decisión oportuna en su momento. Esta tarde, la última que pasaba tranquilamente como profesor, ha escuchado de nuevo cómo crujían las normas constitucionales al ser impuesto su nombre a Mattarella sin dejarle más opción que la de asentir, como si fuera un notario.

Nacido en Volturara, en la sureña región de Apulia, Conte vive hoy en Roma, donde posee un bufete de abogados, y es profesor de derecho privado en la Universidad de Florencia. El nuevo primer ministro —será el número 65 que vea Italia en 72 años— ha forjado su carrera académica en prestigiosos centros como Yale, La Sorbona, Cambridge o la NYU. Su hoja de servicios universitarios impresiona.

Cuando opositó para un puesto en el Consejo de Presidencia de la Justicia Administrativa mandó un currículum de 18 páginas. Y no exageró ni una coma, cuentan quienes le rodean. Esa es una de las bazas de una candidatura con un perfil intelectual sólido, buen conocimiento de idiomas y elegancia y sobriedad expositiva. Sin embargo, Conte es un desconocido para la inmensa mayoría de los ciudadanos y para la entera clase política del país. Un tecnócrata, en suma, de perfil mucho más marcado que el propio ex primer ministro Mario Monti, a quien M5S y Liga siempre han denostado por ese motivo.

El nuevo primer ministro, experto en administración concursal de empresas en crisis, entró en contacto con el Movimiento 5 Estrellas a través del diputado florentino e íntimo de Di Maio, Alfonso Bonafede (que suena estos días como ministro de Justicia), y enseguida asimiló el ideario de la formación.

“En el pasado voté a la izquierda. Hoy pienso que los esquemas ideológicos del pasado siglo ya no son adecuados. Creo que es más importante valorar la obra de una fuerza política en base a cómo se posiciona en el respeto de los derechos y las libertades fundamentales. También sobre la capacidad de elaborar programas útiles para los ciudadanos”. Di Maio, a la salida de su encuentro con Mattarella, ha señalado que se siente orgulloso porque "es un hombre que viene de la periferia de Italia", aludiendo a su origen sureño.

El problema es que Conte no solo depende del M5S, quienes le han propuesto. El nuevo primer ministro cae como un meteorito en medio de un complicado equilibrio de fuerzas entre el Movimiento 5 Estrellas y la Liga, que mantendrán una relación previsiblemente inflamable dadas sus posturas antagónicas sobre tantas cosas.

La gran pregunta ahora es si será capaz de imponer su criterio, si tendrá autonomía real para tomar decisiones o será un mero testaferro colocado para ejecutar el contrato firmado, como probablemente desean Di Maio y Salvini, dos líderes de fuerte personalidad que difícilmente aceptarán un rol secundario. Pero, como explicaba T. S Eliot en Asesinato en la Catedral, el poder y las instituciones cambian a cualquiera y es difícil pensar que una vez acariciado, vaya a dejarse mangonear.

Conte, si no hay más sorpresas, deberá pilotar el Gobierno del cambio. Pero algunas cosas no serán tan distintas a lo que ha visto Italia en los últimos años. Además de tener un perfil técnico (será el primero de la historia en no contar con un solo día de experiencia en la política), será el quinto primer ministro consecutivo desde 2011 que no han elegido los italianos.

Una situación que el M5S había criticado repetidamente y de la que había hecho una bandera contra el supuesto pasteleo democrático del establishment. La última persona que gobernó Italia pasando por las urnas, y eso dice mucho, fue Silvio Berlusconi, que estos días se reivindica como el único capaz de gestionar la complicada situación del país.

Una vez decidido que el M5S, con casi el doble de votos en las últimas elecciones que la Liga, sería quien decidiría el nombre del primer ministro, Conte era la única posibilidad de acuerdo. El mito del profesor vuelve recurrentemente cada vez que Italia duda con una clase dirigente que empieza a mirar hacia otro lado. Giovanni Orsina, profesor de la universidad LUISS, la misma donde enseñó hasta 2012 Giuseppe Conte, no había oído hablar de él nunca.

El problema, cree, es el cuadro de toma de decisiones que se creará ahora entre los dos partidos y un primer ministro encapsulado en medio. “Estamos entrando en un universo desconocido, nuevo. Dos partidos hacen un acuerdo de este tipo y, como ninguno de los dos puede gobernar, como no hay reservas de clase dirigente, se elige una persona con un gran currículo académico, pero completamente extraña al mundo político. No se entiende qué tipo de primer ministro puede ser alguien así. Visto desde la lógica de la política de siempre, no hay duda de que es una locura. Pero la lógica de siempre ya no sirve”.






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