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Un siglo después (III)

Además de los Tratados de Bucareli, por los que México cedía una parre importante de su soberanía, seguían en los Estados Unidos las presiones para que su gobierno pusiera fin a lo que se llamaba aventura revolucionaria. Quizá los empeños de mayor importancia fueron los del magnate del periodismo, Randolph Hearst, (28 periódicos, una agencia de prensa, cadenas de radio, revistas y el mejor estudio cinematográfico).

A Hearst le preocupaba el contenido del Artículo 27 de la Constitución del 17, pues era dueño del mayor latifundio de territorio mexicano en manos de extranjeros, 3000 mil hectáreas de tierra en el estado de Chihuahua y 116 mil en Veracruz, abarcando zonas en donde se habían descubierto yacimientos petroleros casi a flor de tierra. Algunos historiadores lo señalan como uno de los artífices de la asonada de Victoriano Huerta.

Un siglo después (III)

En respuesta a esa presiones, el secretario de Estado de EU, Robert Lansing, le escribió una carta que ha pasado a la historia por su contundencia y premonición: “México es un país extraordinariamente fácil de dominar, porque basta controlar a un solo hombre: el presidente. Tenemos que abandonar la idea de poner en la presidencia mexicana a un ciudadano americano, ya que eso llevaría otra vez a la guerra. La solución necesita más tiempo: debemos abrir a los jóvenes ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el respeto al liderazgo de Estados Unidos. México necesitará de administradores competentes. Con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la Presidencia. Sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queramos. Lo harán mejor y más radicalmente que nosotros”. El propósito se cumplió.

Durante la Convención Republicana se dijo que: “México podría evitar la intervención con la derogación del artículo 27 de la Constitución”. Ya para ese entonces, Lansing había dejado de ser secretario de Estado por la supuesta tibieza de Wilson hacia México. Se convirtió en cabildero de la Mexican Petroleum Company, al servicio de los dueños de tierras y del petróleo en México que no acataban las leyes revolucionarias.

La respuesta a esos embates fue la creación del Sistema Político Mexicano, con un enfoque totalmente novedoso en la forma de conducir los asuntos del país. El primero de diciembre de 1924, asumió la presidencia de la República el maestro, periodista y militar sonorense Plutarco Elías Calles, un hombre enérgico que constituyó la figura del maximato, esto es, del poder detrás del gobierno, para tomar decisiones torales.

Elías Calles, de 47 años, dio marcha atrás a la parte oficial de los Tratados de Bucareli; pero, sin romper con el vecino; propuso una ideología populista que tomara en cuenta la libre opinión de las personas para llegar a la conciliación de los diferentes sectores sociales y llevarlos a formar parte del gobierno. Junto con Gonzalo N. Santos, Emilio Portes Gil, José Manuel Puig Casauranc, Manuel Pérez Treviño, David Orozco, Aarón Sáenz y Manlio Fabio Altamirano, organizaron la creación de un partido nacional.

Al año siguiente, el 4 de marzo de 1929, bajo la Presidencia del tamaulipeco Emilio Portes Gil, nace el Partido Nacional Revolucionario que aglutina a los sectores obrero (Confederación de Trabajadores de México), campesino (Confederación Nacional Campesina), popular (Confederación Nacional de Organizaciones Populares) y Sector Militar. La prueba de fuego del nuevo partido de masas la tuvo con la elección de Pascual Ortiz Rubio, quien se enfrentó al prestigiado maestro de América, José Vasconcelos, en un proceso eleccionario muy violento.

En esos años se vivió en todo el mundo occidental una grave crisis económica conocida como la Gran Depresión. Comenzó en los Estados Unidos cuando la bolsa de valores cayó el 29 de octubre de 1919. Ese día fue conocido como ‘martes negro’; sin embargo, la crisis se extendió a muchos otros países, de los que México no podía sustraerse.

(Continuará)