Editoriales > FONDO Y FORMA (ABEL OSEGUERA KERNION)

¿Qué cambió?

Para quienes tenemos más de 45 años, el contraste de la vida que llevamos en nuestra infancia y juventud sobre puesta a lo que ahora vivimos, nos hace añorar y suspirar con nostalgia por aquellos tiempos.

Para quienes tenemos más de 45 años, el contraste de la vida que llevamos en nuestra infancia y juventud sobre puesta a lo que ahora vivimos, nos hace añorar y suspirar con nostalgia por aquellos tiempos.

Los juegos en las calles, en los parques, la paz social, un mundo lleno de oportunidades, esperanza en el horizonte, viajes por carretera sin rumbo alguno, detenerse en los comedores, ayudar al desconocido. Todo eso quedó atrás, no hace mucho, desde el desgobierno del panista Felipe Calderón. Pero no inició en ese sexenio el parteaguas de nuestra tragedia nacional, la cual quizá sea recordada en los libros de historia como la era negra de México.

¿Qué cambió?

No se necesita ser muy brillante para entender el fenómeno que vivimos, sólo basta recordar y observar los pequeños detalles que la cotidianidad nos han borrado. Vamos por la calle y ya no vemos las clásicas misceláneas acondicionadas en un garaje, ni la carnicería “La Lonja”  o la tienda de abarrotes, tampoco vemos las fábricas de jabón, de aceites. Las tornillerías, ni las panaderías. Uno que otro por aquí, salpicando por allá. Ahora vemos las tiendas de conveniencia, de cadena, los grandes supermercados, las cadenas de refaccionarias, los productos importados, las marcas internacionales, bueno, ahora hasta las gasolineras internacionales.

Bueno amigo lector; ahí está el parteaguas. El libre acceso, es decir sin aranceles que proteja al productor nacional es lo que ha hecho que el poder adquisitivo del mexicano pierda fuerza año tras año, generando pobreza y por lo mismo inseguridad. Usted dirá; pero los grandes almacenes generan empleo. Pues no. Porque por cada almacén que se impone en un mercado desaparecen decenas de pequeños comercios que en suma acaban con más empleos o con ingresos familiares. Así de simple. Pero no solo eso; esos grandes comercios de cadena imponen a los productores precios más bajos a sus productos, llevando a la quiebra a muchos, incluso permitiendo la entrada de productos extranjeros de menor calidad.

En el caso de la industria maquiladora; ésta genera muchos empleos, pero obliga a los gobiernos a mantener los salarios bajos de los obreros para impedir que éstas migren a otros países, lo que genera ejércitos de mano de obra barata y sobre todo cinturones de pobreza que se convierten en ejércitos de reserva de esta misma mano de obra.

Ahora que vienen las elecciones la guerra de descrédito y sobre todo la manipulación del electorado asusta a quienes percibimos con claridad el origen terrible de las causas neoliberales y que son las que tienen hundido al país en el resumidero o despeñadero dirían otros. Cuando incitan al pueblo a temer por un cambio hacia un sentido social más fuerte y que defienda a la clase obrera, campesina, media, pequeños y medianos productores nacionales, en realidad se está defendiendo los grandes intereses que ganan millardos de dólares pagando míseros salarios y evadiendo impuestos.

Nos dicen que corremos el riesgo de convertirnos en Venezuela o Cuba, países hermosos y con gente de gran valía, pero que tienen regímenes totalitarios. ¿Por qué no nos dicen que podemos convertirnos en Alemania, Suecia, Dinamarca, Noruega, Finlandia, Holanda?

Esos países que mencioné son socialistas. Están regidos por leyes antimonopolios muy duras, allá no encontraras grandes cadenas de autoservicio, ni acaparadores de mercados. Allá la prioridad es su clase obrera, campesina, media. Los productores nacionales y sobre todo los contratistas nacionales son la prioridad de sus gobiernos. En cambio en México la prioridad son las inversiones extranjeras, mientras los nacionales, ya sean obreros o productores que se jodan.

Hace tiempo escribí una columna en este mismo espacio, se llamaba “La africanización de México”. Insisto; como en aquel continente hay coincidencias. Son gobiernos con una enorme mayoría de ciudadanos hundidos en la pobreza, gobernados por políticos corruptos y que se sostienen en el poder gracias a los intereses internacionales que saquean sus riquezas.

Este 2018 no se deje engañar amigo lector. Ya es tiempo que nuestro gobierno se preocupe por los mexicanos y por la mayoría de los mexicanos, no solo por unos cuantos saqueadores.  

abeloseguerakernion@gmail.com