Editoriales > FONDO Y FORMA (ABEL OSEGUERA KERNION)

Milenios

Sé amigo lector que las precampañas y otros temas tienen mucha tinta para esta columna, pero hoy quiero tomar una reflexión que me ha estado rondando por la cabeza.

Sé amigo lector que las precampañas y otros temas tienen mucha tinta para esta columna, pero hoy quiero tomar una reflexión que me ha estado rondando por la cabeza.

Hace unos días en uno de los muchos chats en los que he sido incluido, alguien dispuso de un escrito dónde un abuelo hace referencia a las diferencias entre los jóvenes de hoy con un listado de sus defectos y los grandes atributos de nuestra generación. Bueno las acusaciones contra los jóvenes van desde no hacer oración, no tener dignidad, compasión, vergüenza, respeto, personalidad, honor, carácter, modestia, honra, entre otros. En cambio nuestra generación es la de las libertades el respeto, la responsabilidad.

Milenios

Procuro ser una persona reflexiva, por supuesto rara vez consigo abstenerme de mis preceptos y ataduras ideológicas, cosa obligada cuando uno intenta estos menesteres. Pero me pareció una verdadera estupidez dicho razonamiento en el cual esa diferencia generacional nos posiciona como los responsables, nobles, generosos, libres, soñadores y una serie de atributos que caen profundamente en lo cursi, pero sobre todo encaminados a despojar a los jóvenes milenios de esos atributos.

Déjeme le digo porqué, creo yo seriamente somos en realidad una generación bastante peor que ésta generación de milenios. Para empezar nosotros heredamos de aquella generación de la segunda guerra mundial un mundo bastante más seguro, en México, como dice el escrito, andábamos en bicicleta en la calle, misma que pronto se convertía en campo de futbol, diamante de beis y centro de reunión entre los amigos de la cuadra.

Bueno pues eso mismo que hoy no pueden hacer nuestros jóvenes se debe a la irresponsabilidad nuestra de dejar caer este país en el más absoluto caos. Sí porque esa generación está recibiendo de nuestras manos un país y un mundo peor al que recibimos nosotros. Esa es nuestra culpa no de ellos. Si son groseros y rebeldes es porque así los educamos, si no son compasivos es porque eso les mostramos con nuestros actos. Las generaciones son el reflejo de sus predecesores.

Hoy, por mucho los jóvenes tienen menos oportunidades de las que tuvimos nosotros y eso se debe a nuestra cultura neoliberal, que luego hasta nos enorgullece. Donde los pobres lo son por huevones, donde los muy ricos son los héroes generadores de empleos, somos quienes nos creemos cultos porque vemos el noticiero y leemos el periódico.

Por Dios, esos medios se nos metieron en la cabeza y nos lavaron las ideas fundamentales de luchar contra las tiranías manadas del poder económico. Se nos olvida Oliver Twist, Cuento de Navidad, Un mundo perfecto. Lecturas que nos muestran que la desigualdad es el villano de la sociedad, pero nos es más cómodo creer que esa desigualdad es culpa de quienes no trabajan lo suficiente. Somos la generación que elevó la avaricia al rango de virtud y a idolatrar a quienes la ejercen.

Absolutamente no estoy de acuerdo con esa diferencia generacional. Tras el sismo de septiembre del 2017 esos jóvenes nos mostraron ese valor y entrega por la comunidad. Esos jóvenes hoy creen en el cambio climático, ese clima que nosotros destruimos, esos jóvenes hoy no traen una resortera en la bolsa trasera llevándose toda ave, lagartija o gato que se les cruce en el camino. Como lo hacíamos nosotros, hoy esos jóvenes luchan contra el racismo, clasismo y está bien que sean rebeldes, porque es esa rebeldía la que empuja los cambios, esos necesarios para tener un mundo mejor.

Les hemos educado para que sean gente de bienes, en lugar de bien. Ellos nos demuestran con hechos que son la generación de la esperanza. Yo sí creo en ellos, tengo hijos maravillosos que pertenecen a esa generación. Sus amigos, sus valores, su responsabilidad cívica e ideológica es bastante más sólida que la nuestra. Más bien somos la generación que culpa a nuestros padres de nuestra mala suerte y ahora a nuestros hijos de su falta de respeto.

Es tan fácil razonar; cómo recibimos el mundo y como lo vamos a entregar.

abeloseguerakernion@gmail.com