Editoriales > FONDO Y FORMA (ABEL OSEGUERA KERNION)

Autodestape

Así lo definió el expresidente de México, Felipe Calderón, tras el anuncio de Ricardo Anaya de renunciar a la Presidencia del PAN para ser candidato del Frente Ciudadano a la Presidencia de la República.

Así lo definió el expresidente de México, Felipe Calderón, tras el anuncio de Ricardo Anaya de renunciar a la Presidencia del PAN para ser candidato del Frente Ciudadano a la Presidencia de la República.

Mire usted amigo lector, que Felipe Calderón nunca ha sido santo de mi devoción, de hecho lo he culpado una y otra vez en este mismo espacio de haber sido el responsable de la pérdida de la paz social en nuestra nación. Sin embargo le acude la razón, aunque sea él mismo el menos indicado para elevar queja alguna sobre la falta de democracia, sobre todo después de aquella frase luego del fraude electoral que lo llevó a la Presidencia en el 2006: “Haiga sido como haiga sido”.

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Ricardo Anaya ha demostrado en los hechos ser capaz de cualquier bajeza con tal de alcanzar sus objetivos, esto en tan tempranas temporadas nos puede ir dando un bosquejo de lo que sería de llegar al poder. Un hombre sin escrúpulos, capaz de llevar a su partido hasta un quebranto para privilegiar su interés propio.

Pero no solo eso; la burla o mofa hacia los demás aspirantes, buenos o malos, legítimos o arribistas, no importa, fue tejiendo una red de complicidades para apropiarse la candidatura, incluyendo entre sus apadrinamientos a dos contumaces bribones de la política, Carlos Salinas de Gortari y Diego Fernández de Cevallos.

Ahora bien, la situación no está fácil para Anaya, los flancos que le baten y sobre todo el fuego amigo será una de sus peores pesadillas. La forma como se fue fraguando una coalición que de ciudadana tiene lo que Salinas tiene de pelo, ha sido solo para llevar al poder a un cachorro de la mafia salinista, de cara a los espeluznantes y trágicos números de popularidad que ostenta el PRI y el Presidente Enrique Peña Nieto.

Sin embargo cuando se fraguó éste latrocinio no se tomó en cuenta la jugada y los intereses del grupo Videgaray, anunciando a leguas  una negociación con los padrinos del mismo Anaya para impulsar a Meade, desde el  PRI.

Lo trágico de estos dos proyectos es que muestran una clara necesidad de impedir que Andrés Manuel López Obrador llegue a la Presidencia de la República. Lejos están de buscar una nueva dirección a la economía y la política de la nación, tampoco están buscando una reconciliación nacional o revertir los índices de corrupción, la postulación de Meade por el PRI y Anaya por el Frente, son alternativas pensadas, ejecutadas y financiadas desde la misma cúpula, como dos alternativas para un mismo fin. Por eso Anaya pudo pasar sobre todos dentro del PAN y hasta lograr lo impensable al ir en alianza con el PRD, partido antagónico por demás a las políticas del PAN.

Cosa de locos, que la unión de la derecha mexicana y la izquierda del PRD pudieran pactar, no para impulsar un cambio de rumbo a la nación, sino para conservar los privilegios de unos cuantos. Hoy con la consumación de la candidatura de Ricardo Anaya quedará el precedente histórico probado que hay solo dos fuerzas políticas en México; Los conservadores divididos en dos frentes, PRI y PAN-PRD-MC y los liberales con AMLO.

Tristemente Anaya es la opción “B” por si Meade no levanta o más bien si el PRI le hace demasiado lastre. Por eso próximamente veremos un fuerte golpeteo por debajo de la mesa entre el grupo de Videgaray que le han apostado todo a Meade y por el otro lado el de Salinas, quienes en esta negociación se han hecho de la SHCP, Pemex y la SEP para financiar a su cachorro, bajo el argumento de que si Meade no levanta el apoyo será para Anaya.

Esto nos deja una lección como ciudadanos. No se trata de que los partidos políticos estén en crisis, sino que las mismas instituciones, junto con los partidos, están al servicio de unos cuantos. Esto queda demostrado con la proyección de Anaya hacia la candidatura del Frente ciudadano.

Contacto: abeloseguerakernion

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