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Las verdades absolutas

La resistencia al cambio tiene dos vertientes

Los hombres que se han atrevido a desafiar las verdades absolutas han dado saltos importantes en el entendimiento de la vida humana y su relación con el medio ambiente. Cuando Cristóbal Colón planteaba dar la vuelta a la tierra para llegar, navegando rumbo al occidente, a las Indias, contrarió las teorías en boga de que la tierra era cuadrada y que, en algún momento, al llegar a la orilla, las naves caerían al abismo. El navegante persistió en su idea y descubrió lo que llamó Nuevo Mundo.

Las teorías, que se consideraban imbatibles, de Isaac Newton y su Ley de Gravitación Universal, que era fácilmente entendible por el grueso de los terrícolas, fueron cuestionadas y rebatidas por Alberto Einstein, quien propuso la Teoría de la Relatividad Universal, de la que han derivado los más asombrosos avances científicos y tecnológicos. Tan compleja es la idea de la relatividad universal que tardó muchos años para ser aceptada, adoptada y aplicada con buenos resultados.

Las verdades absolutas

En 1919, publicó el Times de Londres que: "Habrá que alterar radicalmente nuestros conceptos sobre la trama del universo; pero, los principales expertos están convencidos de que se ha hecho lo suficiente para echar por tierra una certidumbre de siglos y para que sea necesaria una nueva filosofía del universo, una filosofía que barre casi todo lo que hasta ahora se aceptaba como base axiomática del pensamiento". Hoy, se está frente a uno de esos fenómenos complejos de cambio.

La resistencia al cambio tiene dos vertientes, una que viene del tiempo y otra de la voluntad. Allá por mediados del siglo pasado, se reunieron en Italia las 30 mentes más brillantes en todos los campos del saber humano, provenientes de los cuatro confines del planeta. La idea era debatir sobre el futuro del desarrollo. Precisamente, el cónclave se llamó Debate sobre el Crecimiento, patrocinado por el Club de Roma. El Club de Roma se señaló dos principales objetos: El primero, estimular la investigación y la reflexión a fin de obtener una más profunda comprensión de las funciones de los sistemas globales; durante la primera fase, la actividad se concentró en torno al estudio de los límites del crecimiento. El segundo objeto es aplicar el conocimiento así adquirido.

La conclusión, tajante y precisa, es que el crecimiento no es infinito; que tiene límites que deben ser respetados para garantizar la sustentabilidad de la vida en el planeta. Fue tan contraria a las ideas del capitalismo salvaje, promotor del neoliberalismo, que, de inmediato se conminó a no atender las voces que se consideraron catastrofistas (algo así como lo que ocurre actualmente con los que niegan el calentamiento global). Se buscó acabar con el Club de Roma, ahora disminuido.

La voluntad tiene que ver con la disponibilidad del ser humano para aceptar lo que sus ojos ven y en ese sentido actuar en busca del bien mayor, aunque ello signifique aceptar algún sacrificio. Caminar una cuadra en lugar de utilizar el coche para ir por el periódico, además de contribuir, así sea en mínima parte, a evitar los estragos climáticos, ayuda a mantener en buena forma el cuerpo, ese gran legado que cada uno ha recibido en custodia para cumplir el propósito que lo trajo aquí.

Pero, no. Las generaciones de fin del siglo pasado y principios del actual, poco saben de las preocupaciones que llevaron al Debate sobre el Crecimiento. Han vivido y viven bajo el fuego pernicioso del consumismo irracional que lo mismo vende unos tenis que con únicamente calzarlos hacen bajar a las féminas 20 kilos de peso, y una lamparita de leds que con su luz cegadora es capaz de reducir a la impotencia a peligros criminales con aviesas intenciones.

Han nacido y crecido en el tiempo de las mentiras, el engaño y el abuso. No saben defender la racionalidad de las propuestas que buscan una corrección del ejercicio de la política, de la economía y de la convivencia social. No tienen anclas históricas ni voluntad para ver las nuevas propuestas. Por tanto, no entienden que México es México y su economía y desarrollo nada tienen que ver con otros países en los que si hay conciencia clara de lo que se quiere y lo que conviene.

Sólo hay una verdad absoluta, debida a Heráclito: "Lo único constante es el Cambio". Pos, sí.