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La praxis de la relatividad

La teoría de la Relatividad, anunciada por el científico más importante del siglo XX, Albert Einstein, en 1905, que de manera sencilla puede resumirse en que todos los fenómenos físicos se ubican en el tiempo y el espacio relativos al estado de reposo o movimiento del observador; ha sido plenamente comprobada por el gobierno del Lic. Enrique Peña Nieto, cuando dice que México ha crecido al doble del régimen anterior.

Textualmente, asegura ufano el presidente que: “Dejamos un México en mejores condiciones de cuando lo recibimos en 2012. Reconociendo los esfuerzos de las generaciones que nos antecedieron, sin importar su origen partidario, hemos logrado superar todas las metas anteriores”, lo que podría ser cierto en términos absolutos; pero, no relativos. Si hay crecimiento del Producto Interno Bruto; pero, concentrado.

La praxis de la relatividad

Desde la instauración del modelo neoliberal, la relación entre el crecimiento total y las rentas individuales parece haberse fracturado. Por una parte, los salarios de muchos se han estancado; teniendo en cuenta la inflación, el trabajador varón medio gana mucho menos ahora que en 1979. Por otra parte, algunos han visto cómo su renta crecía con mucha más rapidez que la del conjunto del país. Ello ha generado la atroz desigualdad.

En este mismo momento, cuando se ha negado en dos ocasiones el aumento emergente a los salario mínimos, que con inmorales, irracionales e inconstitucionales, informa la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, que: “el conjunto de bancos que opera en México generó entre enero y julio de este año utilidades por un monto récord de 89 mil 133 millones de pesos, cantidad que superó en 14.72 por ciento a las que obtuvo en el mismo periodo de 2017. Tres de cada cuatro pesos de las ganancias que generó la banca en dicho periodo fueron concentrados por cinco instituciones: BBVA Bancomer, Banorte, Santander, Banamex e Inbursa. La usura, el gran negocio.

El crecimiento de la economía en general y del PIB en lo concreto es impulsado por las ganancias superlativas que obtienen los monopolios, las cadenas cerradas, y la usura, figuras estas protegidas por la administración pública, que simula combatirlas; pero, sin consecuencias reales que obliguen a cumplir los compromisos que son señalados por la Constitución y las leyes relacionadas, incluyendo las derivadas de las reformas.

El impacto que tienen estos datos derivados de informes institucionales, es relativo, por cuanto que hay una gran diferencia entre los cálculos efectuados por economistas independientes y los informes periódicos presentados por la Administración pública; como los presentado por el presidente, quien tiene mayores posibilidades de ser escuchado porque dispone de amplios recursos para efectuar las tareas de difusión.

Lo cual no impide que se conozcan los informes macroeconómicos que deben rendirse a los organismos internacionales, que señalan que México registró un descenso del PIB en el segundo trimestre; que el producto interno bruto de México en el segundo trimestre de 2018 ha caído un -0,1% respecto al primer trimestre de 2018; que esta tasa es 12 décimas inferior a la del anterior trimestre, que fue del 1,1%. La variación interanual del PIB ha sido del 1,9%, 4 décimas menor que la del primer trimestre de 2018, cuando fue del 2,3%. El PIB en el primer trimestre de 2018 fue de 290 mil millones de dólares, con lo que México se situaba como la economía número 14 en el ranking de PIB trimestral de los 50 países que se toman como referencia planetaria.

Efectivamente, en su Sexto Informe de Gobierno, el presidente asegura que: “en el primer semestre de 2018, el PIB registró un crecimiento anual real de 1.9 por ciento con cifras desestacionalizadas”; pero, luego acude a la relatividad, señalando que: “El crecimiento anual promedio desde el inicio del sexenio al primer trimestre de 2018 fue de 2.9 por ciento con cifras con ajuste estacional; el crecimiento económico ha sido sostenido durante la actual administración a pesar del deterioro del entorno externo, los precios bajos del petróleo y los sismos ocurridos durante el tercer trimestre de 2017”. Desde luego, no descuenta la inflación que ha sido el doble del crecimiento.

Más que enfrascarse en una guerra de cifras que jamán van a llegar a cuadrar porque se miden con parámetros diferentes, bueno sería notar que el crecimiento se dirige desproporcionadamente a la cúspide y no se comparte con la parte inferior de la población; pero, eso, con ser tan grave, no es todo. Se ha abatido un porcentaje escaso de la población que vive en pobreza extrema; pero, la proporción de las clases medias que han caído en pobreza es escandalosamente mucho mayor y, ‘pa´cabala’, constante.

De esta manera, Peña Nieto le da la razón a don Albert Einstein.