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El renovado TLCAN

Hoy deben concluir las negociaciones para la inclusión de en la modernización del Tratado de Libre Comercio de la América del Norte, bajo el nuevo esquema de una mejor distribución de los beneficios derivados del intercambio de bienes y servicios, que hasta fechas recientes ha propiciado una aberrante acumulación de la riqueza en pocas manos, a cambio de la precarización del trabajo y la supresión de prestaciones.

Toda la noche debieron trabajar los representantes de Canadá en el panel de revisión: Steve Verhuel, el jefe de la delegación, Gerald Butts, el jefe de asesores del presidente Trudeau y la ministra de Exteriores, Chrystia Freeland, quienes se enfocaron en salvar lo más posible en lo relacionado a las industrias de la leche y de la madera blanda, esta última acotada por el Capítulo 19, relativo a la solución de controversias particulares.

El renovado TLCAN

A diferencia de las negociaciones con la parte mexicana, que aseguró que de ninguna manera cedería a las pretensiones de los estadounidenses en el sentido de dar mayor contenido regional a la producción de vehículos susceptibles de ser comercializados libres de aranceles, y de iniciar la homologación salarial en esta industria, como pie para mejorar los salarios y las condiciones laborales de los trabajadores mexicanos, los de Canadá se han mantenido firmes y han defendido a sus productores al máximo.

Por lo que hace a la industria canadiense de la leche y de sus derivados, David Weins, vice presidente de los productores, dijo que su industria no acepta más concesiones que permitan mayor acceso de Estados Unidos para el mercado canadiense. De hecho, Canadá abrió su mercado de lácteos con dos anteriores importantes acuerdos con la Unión Europea; sin embargo, puede ceder en algunos renglones que le son favorables.

Donde se apreciaba mayor problema era en la industria maderera, una de las más importantes del país norteño. El gobierno de Trudeau ha reiterado que no cedería en su posición con respecto del capítulo 19 que se ha utilizado en largos años de luchas contra el castigo por derechos de antidumping y derechos compensatorios, sólo para permanecen en un TLC renegociado. Para Canadá, es un elemento decisivo; pero, para los Estados Unidos, éste se puede substituir por otros mecanismos de controversia.

Ayer mismo, el encuentro de canadienses y norteamericanos, fue catalogado como de maratonianas negociaciones para renovar el mayor acuerdo comercial del planeta, y se ha dejado sentir que tanto Trudeau como Freeland han adoptado un tono más progresista y subrayado que Canadá solo suscribirá el pacto si es bueno para su clase media. Finalmente, se creía que tanto el presidente como la ministra y demás habrían de adoptar posiciones más flexibles en los lácteos y la madera para llegar a buen fin.

Un detalle notable es que los avances en las negociaciones se iban comunicando casi hora con hora a los interesados en el TLCAN. A las16:52 de ayer, altos funcionarios canadienses informaron a los líderes de las provincias y territorios del estado de las negociaciones con los Estados Unidos, lo que viene a contrastar con el sigilo con que se manejan los funcionarios mexicas que todo lo llevan en el moral sin soltar prenda.

El apremio para cerrar las negociaciones este viernes es para poder cumplir con los 90 días que requiere el Congreso de EU antes de firmar el acuerdo con la gobierno de Enrique Peña Nieto, quien el próximo 1 de diciembre pasará la banda presidencial a Andrés Manuel López Obrador. Al respecto expresó el joven presidente Justin Trudeau: “Comprendo que los estadounidenses y los mexicanos quieran que todo quede solucionado este viernes. Estamos evaluando si podremos hacerlo, pero como lo he dicho reiteradamente, tiene que ser el acuerdo correcto para Canadá y en eso nos mantendremos firmes”.