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La niña que perdonó a los nazis

El tema tenía que tratarse en algún momento y quizá éste es el más oportuno, cuando los mexicanos tienen frente sí la oportunidad de recuperar al México de los grandes valores que hicieron posibles las magníficas instituciones del Estado

El tema tenía que tratarse en algún momento y quizá éste es el más oportuno, cuando los mexicanos tienen frente sí la oportunidad de recuperar al México de los grandes valores que hicieron posibles las magníficas instituciones del Estado; las boyantes empresas que no generaban riqueza para unos cuantos, sino bienestar para toda la población; la obtención de tres Premios Nobel: de la Paz, de Literatura y de Ciencias.

Las palabras textuales de Andrés Manuel López Obrador, fueron: “Si es necesario… vamos a convocar a un diálogo para que se otorgue amnistía, siempre y cuando se cuente con el apoyo de las víctimas, los familiares de las víctimas… Yo sí creo que no hay que olvidar; pero sí se debe perdonar, si está de por medio la paz y la tranquilidad de todo el pueblo”. No es descabellado llamar a un diálogo para la paz en la vorágine.

La niña que perdonó a los nazis

Es claro que, si es pertinente y se dan las condiciones propicias, que incluyen la opinión de las víctimas y de sus familiares, podría llegarse hasta la amnistía. Situación que tendría que ser consecuencia de negociaciones complejas y de muy alto nivel. Desafortunadamente, la polarización social ha llevado esta propuesta, que debiera considerar otros aspirantes, por derroteros absurdos.

Se ha desatado una polémica subjetiva que ahonda los sentimientos de animadversión que se vienen dando en el país desde que la razón fue suplantada con la emoción; la verdad con el sofisma y el debate con la diatriba. Se han erigido colosales catedrales verbales para criticar con acidez corrosiva lo que se anunció como una propuesta.

Propuesta cuyo objetivo es lograr la paz.

Propuestas similares han tenido un éxito notable, como en la India, cuando Mahatma Gandhi optó por la no violencia ante la metralla inglesa que cegaba vidas por montón; en Sudáfrica, donde Nelson Mandela, al asumir la presidencia, implementó la reconciliación social. Más recientemente, en Colombia, donde, luego de un arduo proceso, el presidente Dr. Juan Manuel Santos logró los Acuerdos de Paz con las Farc.

Históricamente, el problema de la delincuencia organizada en México sigue un curso lineal que se inicia a finales de los 60s y se exacerba en el 2006, cuando ocurre el efecto cucaracha. Creció y se dejó crecer; se multiplicó y se diversificó con total impunidad.

Recientemente fue publicado en Harper’s Magazine un texto del periodista Dan Baum acerca de una conversación con el asesor político de Richard Nixon, John Ehrlichman, quien le dijo: “la guerra contra las drogas fue ideada en 1968 para mermar a las comunidades afroamericanas y a los grupos que se oponían a la Guerra de Vietnam”.

En abril del 2016, expresó el presidente Enrique Peña Nieto ante la ONU que: “Mi país forma parte de las naciones que han pagado un alto precio, un precio excesivo, en términos de tranquilidad, sufrimiento y vidas humanas; vidas de niños, jóvenes, mujeres y adultos. Como pocos, conocemos las limitaciones y las dolorosas implicaciones del paradigma eminentemente prohibicionista”, y propuso una eficaz regulación, porque “guerra contra las drogas, que inició en los años 70, no ha logrado inhibir la producción, el tráfico, ni el consumo de drogas en el mundo”.

Quizá el testimonio más válido para los momentos atroces que vive México, sea el de Eva Kor, víctima de los crueles experimentos del sádico doctor nazi Josef Mengele, quien, luego de saludar y abrasar a su carcelero en Auschwitz, dijo: “El perdón es un acto de curación y de liberación”, agregando: “Mi perdón no te absuelve de tu responsabilidad. Así que te pido que digas a los jóvenes neonazis que Auschwitz existió, que la ideología nazi solo trajo derrota y dolor y que en vez de odiar o matar vayan a la escuela y aprendan una ocupación o un oficio”.

La propuesta levantó una enorme ámpula que seguirá creciendo, quizá por que ha llegado la hora de ver nuevas soluciones al problema.