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La braza ardiendo

Buenas noticias para el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, llevó ayer a Washington la ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, quien se reunió con el negociador norteamericano para la modernización del Tratado de Libre Comercio de la América del Norte, Robert Lighthizer, al que informó que los productores de leche de su país han aceptado las condiciones fijadas por los locales.

A cambio de ello, esperan que haya correspondencia con respecto a la Cláusula 19 del acuerdo comercial, que se refiere al panel de resolución de controversias dentro del mismo, sin necesidad de recurrir a instancias judiciales o provenientes de organismos relacionados con el comercio internacional, como desean los industriales de la madera que se han quejado frecuentemente de que los canadienses hacen competencia desleal.

La braza ardiendo

Esta oportunidad para destrabar las negociaciones del TLC, son como braza ardiente a la cual debe asirse el presidente Trump para que la modernización se firme antes de que lo atrape la tormenta que se agita sobre su gobierno derivada de su particular estilo de tratar los asuntos de su cargo y a las personas con las que tiene debe dialogar a las que no ha dejado tan satisfechas por angas o mangas. Es una oportunidad de oro.

Porque, ahora más que nunca necesita aliados políticos y comerciales, luego de haber iniciado la guerra de aranceles que dijo que ganaría muy fácilmente; pero, que se le está complicando y más por el acercamiento de dos de sus más sólidos adversarios: China y Rusia, cuyos presidentes, Xi Jinping y Vladimir Putin estuvieron presenciando juntos el comienzo de las maniobras militares conjuntas en el puerto de Vladivostok.

Las maniobras Vostok-2018, que Rusia ha descrito como las mayores que se hayan hecho en este país, incluida la etapa soviética, cuentan con la intervención de más de 300 mil soldados. Además, China acude como país invitado, en la mayor participación en estos ejercicios militares de su historia, con 3.200 militares, tanques, equipos de artillería, aviones y helicópteros. De hecho, es la mayor demostración de poderío.

Por si fuera poco, Xi y Putin participan esta semana en el Foro Económico Oriental de Vladivostok.  El jefe de Estado chino, afirmó que: “Vemos actos unilaterales y medidas económicas hostiles, pero Rusia y China son socios y buenos vecinos. Mantenemos una cooperación sólida, un interés histórico notable en seguir y fortalecer a nuestros respectivos países. Entramos en una nueva era de cooperación, y juntos podremos hacer frente a los desafíos y riesgos con los que nos encontramos”. Ahí te hablan, tú.

Por otro lado, el presidente Trump presidirá la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, puesto alternante que este mes le toca a Estados Unidos. Su turno protagónico ya ha provocado una severa ansiedad entre las personas, dentro y fuera del gobierno pues preocupa que el presidente suelte algún disparate en el escenario mundial que será como un nuevo plató de su serie de El Aprendiz, cuyo estilo ha llevado a la alta magistratura. El colmo es que Trump planea enfocarse en Irán y en el Medio Oriente.

Habría que recordar que el presidente obtuvo muy poca popularidad en la decisión de sacar a Estados Unidos del acuerdo nuclear iraní y que los diplomáticos europeos dicen temer que eso sólo enfatice la desavenencia entre las potencias occidentales del Consejo, al que aún pertenecen los gobiernos de la Unión Europea que simpatizan con las negociaciones que permitieron llevar un rígido control de los ensayos de Irán.

La preocupación por lo que exprese el presidente ante la ONU, también se han expresado en el Departamento de Estado, el Consejo de Seguridad Nacional y la misión de ese país ante las Naciones Unidas por el tema tan complejo y divisorio.

Por ello, la propuesta de Freeland debe tomarse en serio.