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¿Hasta dónde?

Los empresarios pidieron pagar en plazos largos, con quitas importantes en las cuotas patronales y con cancelación de multas y recargos

El grueso de la población ha permanecido ajena a los embates de las cúpulas del poder económico en contra de la administración pública federal, inclusive, se ha vuelto un pasatiempo encontrar las pifias que se cometen a la hora de propalar las fake news; quizá la única ocasión en que se hizo patente el repudio a las mentiras, las verdades a medias y los ataques frontales, fue el caso de la televisora que pidió desatender las recomendaciones de las autoridades sanitarias para mantener a raya la pandemia.

Es fácil adivinar los objetivos precisos y la razón de las andanadas. Por ejemplo, una institución, que ha sido históricamente timbre de orgullo de los aborígenes, el Instituto Mexicano del Seguro Social, se ha convertido en el blanco de las inquinas de los potentados porque no quiso diferir el pago de las cuotas obrero-patronales y, en cambio, presentó un programa para facilitar el cumplimiento de este obligación (que toma más relevancia por cuanto sus buenos servicios son indispensables en la contingencia sanitaria).

¿Hasta dónde?

Los empresarios pidieron pagar en plazos largos, con quitas importantes en las cuotas patronales y con cancelación de multas y recargos. O sea, que cuando más se necesita que los que tienen más aporten más en beneficio de todos (porque ni los ricos escapan de la posibilidad de necesitar de los servicios médicos y asistenciales), quieren que, nuevamente, se les otorguen privilegios que vienen a resultar tan absurdos como inicuos. La repuesta fue clara y contundente y si bien se le mira, es una salida prudente.

El cuerpo técnico administrativo determinó que los aportantes paguen de inmediato y de manera cabal las cuotas que corresponden a los trabajadores, dinero que ya tienen en sus manos porque lo descontaron de los salarios a sus empleados y ya se incorporó a sus estados contables buscando beneficios fiscales, y que la parte patronal se pague en plazos de hasta 18 meses mediante un convenio en el que los saldos insolutos causarán un interés establecido con base a las tasas de referencia del Banco de México. Fácil.

¡Pos’ no! Lo que quieren los renuentes es no pagar la parte patronal y la obrera liquidarla en plazos largos a partir del término de la contingencia. Pero, además, no se refieren a las obligaciones actuales, sino a las que corresponden a los periodos del año pasado, o sea, lo que ya ingresó a la caja de caudales de cada empresa. La campaña mediática en contra del director del IMSS, Zoé Robledo, ha sido feroz y se ha vuelto un patrón consuetudinario, a base de falacias o de noticias y declaraciones prefabricadas.

Que un paciente dijo; que un doctor aseguró; que un Premio Nacional de Salud discrepó pidiendo el cielo estar equivocado en sus apreciaciones; que una enfermera reveló las entretelas tenebrosas al interior de las clínicas y hospitales; que los familiares de un paciente internado o fallecido agredieron al personal médico porque no se le atendió en tiempo y forma y porque no le permiten llevarse el cuerpo para velarlo ‘como Dios manda’; en fin una serie de ‘noticias’ que pueden ser reales, pero tergiversadas.

Por las redes circula un mensaje de quien se identifica como mando de enfermería en el Hospital Regional de Alta Especialidad del Seguro Social, catedrática de una escuela de enfermería y líder de una iglesia protestante. Durante veinte minutos exacerba el sentimentalismo ramplón con afirmaciones tan temerarias como absurdas; pero, eso no tendría importancia si, a fin de cuentas, lo que demanda es que no se canalicen a través de la dirección del nosocomio los recursos oficiales ni los apoyos particulares.

Pide, en medio de un llanto tendido y casi desgarrador, que todo se les entregue a las jefaturas de enfermería para que esas instancias lo distribuyan como se necesite. Quizá no se percató, o quizá sí y todo sea una faramalla, de que un llamado de tal naturaleza conlleva la obligación de las autoridades, tanto sanitarias como judiciales, de abrir una investigación e instruir un proceso penal y laboral por incitación al desacato en circunstancias extraordinarias. Además, habría que ver su capacidad para el desempeño de sus cargos.

Una profesional de enfermería tiene el ineludible deber de permanecer ecuánime ante las circunstancias más adversas; no entrar en shock histérico ni crear sicosis. Una maestra de enfermería ha de regirse por y trasmitir el principio fundamental de acatamiento de las instrucciones de médico, del cual es auxiliar. La práctica de una religión, cualquiera que sea, conlleva la fe, una de las virtudes teologales, por medio de la cual se aniquilan la desesperanza y las dudas. Quien cree en Dios, se acoge a su infinita sabiduría y benevolencia de la cual la mayor prueba es la existencia de cada ser humano sobre el planeta.

Ojalá que el mensaje compulsivo sea otro de los montajes de las fuerzas retrógradas que han enviado a ese personaje siniestro de la picaresca nacional, devenido en histrión de la tele, Diego Fernández, para que convoque a un levantamiento armado ‘popular’ ¿Otra vez auspiciado por Lozano y el becario?

¿Hasta dónde van a llegar?