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¡Deuda, deuda, deuda!

Con oportunidad se apuntó que la salida de la crisis va a ser un endeudamiento mayúsculo, sobre todo de las deudas soberanas, esto es, las deudas contratadas por gobiernos irresponsables

El gran contrasentido de la posición asumida por la iniciativa privada quedó de manifiesto, una vez más, durante el mensaje que dio el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar, en el que propone: “En este gran acuerdo nacional donde hablemos de unión, hablemos de organización, hablemos de objetivos comunes, de cómo los mexicanos podemos ser fraternos y solidarios en los problemas y no dejar a nadie; insisto: que nadie se quede sin el apoyo y ayuda que podemos brindar”. 

Luego de una muy extensa perorata con evidentes tintes demagógicos, como los señalados, llegó al meollo del asunto: no pagar los impuestos que ya han causado las empresas que se cobijan con el manto de la corporación. Y vuelve al argumento de que los empresarios no buscan condonación de impuesto, sino diferimiento a doce meses; pero, eso sí, con la devolución inmediata de los saldos a favor. Ante tales razonamientos ya no queda duda de los fines que persiguen los hombres del dinero: que el gobierno haga uso del crédito fiat ofrecido por el Sistema de la Reserva de los Estados Unidos.

¡Deuda, deuda, deuda!

O, sea, que, otra vez, la administración pública traiga recursos para favorecer los intereses de la gran empresa, posibilitando que vayan a sus bolsas para retornar al extranjero por la vía de las inversiones de mexicanos en el exterior. Nada nuevo, pues bien sabido se tiene que los empresarios huehuenches han ganado mercados vendiendo muy caro al interior para poder vender barato fuera. Caso concreto los monopolios del cemento, de las telecomunicaciones, del acero y el aluminio y la industria de la madera.

Una computadora, un mueble producido por el mismo fabricante y vendido a través de las mismas cadenas comerciales, vale en el exterior casi la mitad de lo que deben pagar los aborígenes, con el agravante de que el impuesto al valor agregado es prácticamente la mitad de lo que se paga en México. Las cadenas hoteleras, las empresas turísticas, incluyendo las líneas aéreas y de cruceros, tienen tarifas más bajas cruzando el río Bravo que al interior, aún tratándose de empresas con registro nacional. 

Un dato interesante es que en enero de este año, el monto de los recursos transferidos por mexicanos a cuentas bancarias en Estados Unidos sumó 76 mil 166 millones de dólares, según información de la Reserva Federal. Para efectos comparativos, el valor actual de los depósitos a nombre de mexicanos en bancos estadunidenses multiplica por 3.3 veces el flujo de inversión extranjera directa que llegó a México el año pasado y es más del doble del ingreso de divisas por remesas. Salió muchísimo más de lo que entró.

La transferencia de dinero desde México a cuentas bancarias en Estados Unidos ha ido al alza en la medida en que los sistemas financieros de ambos países se relacionan y aumenta la presencia de compañías mexicanas en aquella economía. No es dable creer el cuento de que es por desconfianza, pues la misma fuente señala que durante todo el sexenio pasado, los activos financieros de mexicanos en el exterior sumaron más de 100 mil millones de dólares, desde luego, incluyendo a los de políticos.

Con oportunidad se apuntó que la salida de la crisis va a ser un endeudamiento mayúsculo, sobre todo de las deudas soberanas, esto es, las deudas contratadas por gobiernos irresponsables. Más tarde se citó al segundo presidente de los Estados Unidos, John Adams, uno de los padres fundadores de la nación más poderosa sobre el planeta, quien expresara que: “Hay dos formas de conquistar y esclavizar a una nación, una es con la espada, la otra es con la deuda”. Uncir al país a una deuda impagable es la tarea.

Entonces sí, como sucedió con Argentina, se acogotará a los paisanos y se dará al traste con el proyecto de nación libre y soberana, patria de hombres íntegros, para convertirlos en esclavos, extranjeros en sus propias tierras, de las que habrán de extraer sus jugos para elevar los caudales de los ahítos. Los de ayer fueron tan torpes que no lograron acabar con la grandeza del Anáhuac; ahora, unidos a las fuerzas más retrógradas, la de los potentados, los de las manos limpias y la gente decente, van en pos de la revancha total.

Lobos disfrazados con piel de ovejas, no dan patada sin huarache y por ello; “En materia de sanidad, con el objetivo de colaborar con las autoridades para proteger la salud y el bienestar de las familias mexicanas, se elaboró una estrategia basada en evidencia científica y en las mejores prácticas internacionales para minimizar el riesgo de contagios y maximizar la probabilidad de mantener la economía funcionando”. O sea, que llaman al diálogo y a un gran pacto, pero desacreditan la tarea que viene realizando el gobierno, reconocida mundialmente, para mantener controlada la pandemia.

Pero, no sólo eso: así abren la puerta para que gobiernos locales a modo compren lo que les convenga a los precios que les dejen márgenes de utilidad directa y así seguir engordando el cochinito.

Estos sí que salieron limosneros y con garrote. No sólo quieren más deuda, sino todo para su menda.