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¿Habrá una adecuada reacción?

Dos noticias, aparentemente disímbolas, dan la medida de las circunstancias que vive el país, que en las instancias oficiales parecen abstenerse.

Dos noticias, aparentemente disímbolas, dan la medida de las circunstancias que vive el país, que en las instancias oficiales parecen abstenerse. En el recuento de los problemas que han metido en una encrucijada al Anáhuac, no se menciona a la principal causa: la corrupción, que campea en prácticamente todas las esferas del quehacer público.

Político, funcionario o burócrata que no es transa, ni avanza ni se afianza en el cargo. Luego de imponer at ovus las reformas estructurales propuestas por el presidente Enrique Peña Nieto, haciendo énfasis en la reforma fiscal que permitiría una mejor recaudación sin ahogar a los causantes cautivos a favor de los grandes monopolios amparados con excesivos privilegios, y la energética que habría de alinear a México en los proyectos de la seguridad energética que buscan y demandan los Estados Unidos, el país ha entrado en un agudo estado de indefensión y vulnerabilidad.

¿Habrá una adecuada reacción?

Cualquier airecito del exterior, ocasiona una terrible gripe, a la que los despistados llaman catarrito Antes de ser llamado a ocupar un hueso en la administración pública federal, el líder empresarial, Gerardo Gutierrez Candiani, señaló en entrevista que tiene confianza en las reformas de Peña Nieto; pero que: “Hay otro déficit, el institucional, que puede convertir en humo las mejores intenciones. Hacer cumplir leyes largas y exhaustivas ha sido tradicionalmente una asignatura pendiente de México.

¿Qué instituciones profesionales, independientes y honradas fiscalizarán los contratos de utilidad compartida con el sector privado que prevé la reforma de Pemex? ¿O su impacto ambiental? ¿O el pago de nuevos impuestos? En el informe de Gobierno de Peña Nieto faltó la lucha contra la corrupción.

El Pacto por México incluye el fortalecimiento institucional y del Estado de derecho y sin esa pata de la mesa será muy difícil aplicar las reformas y que México sea el país que queremos. México tiene que pasar de los escándalos a las sanciones”.

En los resolutivos de una reunión del Grupo de los 20, conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia (G8), Brasil, China, India, México y Sudáfrica (G5), Australia, Corea del Sur y Turquía (OCDE), Arabia Saudita, Argentina, Indonesia y la Unión Europea, la más votada de las decisiones es la creación de una estructura verdaderamente internacional que impida la evasión de impuestos por parte de las grandes empresas multinacionales.

También se buscó el arbitraje entre diversas jurisdicciones fiscales, a fin de localizar los emplazamientos en los que es posible eludir la tributación. Se trata de una medida favorable para garantizar una mayor gobernabilidad del proceso de globalización.

Las finanzas públicas de muchos países sujetos a un severo ajuste estarían más saneadas si esas empresas no dispusieran de las posibilidades de elusión de sus obligaciones fiscales a través de mecanismos derivados del tamaño y complejidad operativa de esas empresas.

Y de la complicidad de algunos gobiernos para favorecer esa localización favorable mediante tipos impositivos excepcionalmente reducidos”.

Pero, apareció en escena Donald Trump y su reforma fiscal y !Sopas! Trump ha jugado sus cartas como lo prometió y, además de librarse de socios incomodos, ha puesto en un vilo la credibilidad del G-20 como instancia de coordinación económica y financiera mundial, y la credibilidad de un régimen que apostó todo a las reformas, sin tocar el cáncer principal de la corrupción.

¿Seguirá el gobierno dando manga ancha a Televisa para que evada cantidades multimillonarias de impuestos con trucos sucios? ¿Seguirá llamando exportaciones, muchas de ellas subvencionadas, a la salida de los bienes extranjeros maquilados en el país? ¿Seguirá otorgando subsidios en lugar de cobrar impuestos a las grandes empresas? ¿Elevará el padrón de causantes en lugar de aumentar los impuestos? ¿Meterá en cintura a las empresas que cobran el IVA al consumidor sin pagarlo al fisco? ¿Pondrá fin al dumping laboral?