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Amarga Navidad

Las reformas estructurales del régimen, impuestas a chaleco con la complicidad del Congreso abyecto, tenían el propósito de alinear a México en el proyecto de la América del Norte, del cual esperaban sacar una gran tajada los promotores de la idea; pero, ha salido el tiro por la culata y, al desastre de la economía y de la dependencia extrema, viene a sumarse la fuga de capitales y el retiro de los inversionistas que haría cola.

El criminal aumento de las deudas interna y externa, el canje de pasivos laborales en deuda pública, primero en Pemex y CFE y luego en la Secretaria de Educación, donde los maestros que no pasan las pruebas de suficiencia simplemente se jubilan con cargo al erario, y en otras dependencia del sector gubernamental, es nada comparado con la amarga Navidad que espera al país y a los paisanos por repatriación de capitales a EU. 

Amarga Navidad

No había forma de taparle la boca al secretario de Hacienda, Luis Videgaray, cuando se refería a la gran potencia universal que habría de derivarse de la integración de la América del Norte, con México como el cabús del tren de la prosperidad con Estados Unidos y Canadá al frente. Ahora, como aprendiz de canciller, ha tenido que tragarse los desplantes y decisiones del presidente Donald Trump y la exigencia de Canadá.

No ha mucho que la directora de análisis económico y financiero de Banco Base, Gabriela Siller, afirmó que la reforma fiscal aprobada en el Senado de Estados Unidos y promovida por el presidente Donald Trump infligirá un golpe espectacular a México, y los expertos estiman que la fuga de capitales oscilaría entre 9.000 y 11.000 millones de dólares. Lo dice una señora enterada del lado tenebroso de la economía mexicana.

La reforma que puede ser decretada esta misma semana, permitirá reducir de 35 a 20% el impuesto sobre la renta de las grandes compañías; pero, además se propone un atractivo programa de incentivos fiscales para quienes regresen a Estados Unidos los capitales que tienen invertidos fuera, tanto en México como el resto del continente. Con esos supuestos, la economía local sufrirá un tremendo impacto difícil de superar.

Pero, además, está el otro lado filoso que viene a significar la cancelación de proyectos de inversión que ya se deban por hecho antes de que Trump sacara el as de la manga y diera un portazo a sus amigos del alma Peña, Videgaray y Guajardo. Quizá por ello anda muy activo el aprendiz de canciller visitando países a los que antes hizo desdén.

Por motivos disque de corrupción, Peña canceló indebidamente el enorme proyecto ya aprobado del tren rápido que iba de la Ciudad de México a Querétaro, donde habría de realizar una colosal inversión una empresa financiera China; además se cancelaron planes de diversa envergadura en diferentes puntos del país, incluyendo el Dragon Mart del sureste. Ahora, que el vecino esta trabajando para su santo, corren a China.

No cabe en el magín de los entreguistas alguna alternativa real, que permita a México salir avante con sus propios recursos sin elevar la dependencia, que ha llegado a nivel harto preocupante. Ni siquiera imaginan la posibilidad de una gran reforma fiscal, que permita elevar la base tributaria sin tener que elevar los impuestos, combatiendo la enorme evasión fiscal que es uno de los deportes más socorridos entre los aborígenes.

Hay quienes pretenden utilizar una medida espejo, esto es, bajar también las tasas impositivas, lo que sería bueno si se cumpliera con el propósito fundamental de abatir la evasión fiscal mediante mecanismos que involucren a los propios causantes, como ocurren en el vecino país, donde, mediante los mecanismos de devolución de ‘taxas´, se logra que todo consumidor exija sus comprobantes fiscales, de tal suerte que todos cumplen y el que no, sacan su dinero fuera, cosa que ya no será tan tractiva. 

Hasta en esto ha resultado perjudicial la autocomplacencia de los entreguistas del país a los intereses de la plutocracia universal. Esta será una Navidad amarga; bueno, para los de abajo, que los otros seguirán en la dolce vita con avionzote y todo.