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¿Es México un país corrupto?

De acuerdo a las evaluaciones que hace Transparencia Internacional acerca de los niveles de corrupción que se observan en el planeta

De acuerdo a las evaluaciones que hace Transparencia Internacional acerca de los niveles de corrupción que se observan en el planeta, México: “Obtuvo una puntuación de 30 en una escala que va de 0 a 100, donde 0 es el país peor evaluado en corrupción y 100 es el mejor evaluado en la materia. La calificación actual es cinco puntos menor que la de la medición anterior”, lo que indica que la corrupción crece aceleradamente.

Para elaborar el estudio sobre la corrupción, el organismo se fundamenta en los datos duros aportados por una docena de organismos internacionales tan importantes como el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en torno a la transparencia de la función gubernamental, la eficacia y autonomía de las instituciones de procuración y administración de justicia, la libertad de prensa y la libertad y garantía para el ejercicio de los derechos civiles; todos, principios básicos.

¿Es México un país corrupto?

Transparencia Internacional encontró que: “México se mantiene por debajo de sus principales socios y competidores comerciales. 40 posiciones separan a México de China, India y Brasil, que son sus principales rivales económicos. Además, entre las 35 economías que integran la OCDE, México se ubica en el último lugar”, muy lejos de los demás miembros del organismo, en los que la corrupción sí recibe una sanción.

Ante la imposibilidad de negar lo que es evidente para propios y extraños, ahora se busca repartir culpas y asumir la corrupción como un estigma cultural, haciendo honor al viejo y conocido refrán que dice que: “Mal de mucho, consuelo de tontos”. Así, el presidente de la República, Lic. Enrique Peña Nieto, dijo, en una entrevista a modo, que todo evento adverso se toma como resultado de un acto de corrupción, sin más.

Afirmó que: “Hoy en día vemos que a cualquier cosa mala que ocurra es por la corrupción. Hay un choque en la esquina y es por la corrupción de la persona que compró el semáforo de la calle. Hemos tenido el ejemplo de socavones en algunas partes del país, pero vemos que estos problemas pasan en todas partes del mundo, tal parece que atrás de estos eventos los ciudadanos quieren encontrar un culpable, un responsable, cuando no necesariamente asiste a un evento que tenga que ver con la corrupción”. Luego achacó la percepción de corrupción al abuso de las redes sociales.

Ya encarrilado, aseveró que: “Se vale ser críticos y más para quienes tenemos responsabilidades de gobierno, se aprecia y se valora la crítica; pero, también cabe en la sociedad tener un mínimo nivel de autocrítica y saber en dónde están fallando; porque no todo dependerá sólo del gobierno, sino depende de un esfuerzo colectivo, de un esfuerzo de toda una sociedad para combatir la corrupción”. Llama a la autocritica a la sociedad; pero, omite el ejercicio de la propia valoración del gobierno.

Para llegar a una conclusión meridiana, habría que preguntar, como principio básico de la evaluación institucional, si el gobierno de México en sus tres niveles, cumple a plenitud con el requisito de la transparencia en todas las acciones que lleva a cabo y si los actos de corrupción que son denunciados puntalmente ante las autoridades competentes son investigados y terminan en juicio y condena para el responsable.

Los ‘diablitos’, la ‘mordida’, el pase se un ‘alto’ en el semáforo. Son prácticas comunes en algunos sectores poco culturizados de la sociedad; pero, no se dan por generación espontánea; sino, como consecuencia de la precarización del trabajo, el burocratismo excesivo y voraz, y la mala planeación de la movilidad urbana; todos ellos temas que tienen que ver con el gobierno. Cada principio de año se suscitan enormes filas de ciudadanos que acuden a pagar el impuesto predial, a renovar sus licencias, por las placas automotrices. De perder un día de trabajo a dar una ‘mordida’, no queda tela de donde cortar y el ciudadano opta por el camino más fácil, hasta el que gobierno quiera.

Hasta que el gobierno quiera modernizarse y que los trámites se realicen a través de los sistemas cibernéticos, o, ya de perdida, por correo, que en México va sobre tortuga.

Si la corrupción entre los ciudadanos se diera en la misma proporción que en el gobierno, hace tiempo que el Anáhuac hubiera desaparecido. Así que, ni México ni los mexicanos son corruptos; los corruptos son otros y siguen tan campantes.